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Durante los primeros ocho meses de 2021, el número de víctimas por desplazamiento forzado y confinamiento de comunidades ha aumentado. En comparación con el 2020, la cantidad de personas que tuvieron que salir de sus hogares por la violencia tuvo un incremento del 195 %, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés). En cuanto a aquellos que tuvieron restricciones en la movilidad, hubo un crecimiento del 38,5 %. Los habitantes de Nariño, Chocó, Valle del Cauca y Antioquia son los más afectados por las actuaciones de las estructuras ilegales que operan en estos territorios, pues son los departamentos que más víctimas acumulan del total.
En comparación con los últimos cuatro años, el aumento de personas desplazadas también es alto. El 2018 había sido el año que más víctimas había tenido, con cerca de 30.000. En solo ocho meses, el 2021 ya superó esta cifra y las dinámicas no parecen haber cambiado. Incluso la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aseguró, el 30 de septiembre pasado, que Colombia tiene la cifra más alta de desplazados del mundo, teniendo como referencia el Informe sobre Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), utilizado para este artículo.
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El pasado viernes 1° de octubre, la Defensoría del Pueblo informó que hay 997 indígenas emberás confinados en Dabeiba (Antioquia), por los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y el Clan del Golfo, así como por la presencia de minas antipersonales en sus territorios.