Dinámicas de la migración en la frontera colombo-ecuatoriana
La frontera terrestre entre Colombia y Ecuador tiene una longitud cercana a los 586 kilómetros. Del lado colombiano son fronterizos los departamentos de Nariño y Putumayo; del lado ecuatoriano, las provincias de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos.
Las mayores dinámicas de la migración se dan entre la provincia del Carchi, cuya capital es Tulcán, e Ipiales, en el departamento de Nariño. La distancia entre estas dos ciudades es de once kilómetros. Son dos ciudades importantes, eje de la migración, cuyo paso formal es el puente de Rumichaca, donde están establecidas las autoridades migratorias de los dos países.
La mayor migración que ingresa por la frontera con Ecuador es de nacionalidad haitiana. La ONU estima que casi cuatro millones de haitianos, de cerca de 11,5 millones, padecen inseguridad alimentaria. Un quinto de la población, alrededor de dos millones de personas, se han visto forzadas a emigrar. Esta ha sido una migración constante en la última década de la que poco se ha hablado, lo cual algunos investigadores de la temática catalogan como una expresión de racismo.
En 2021, Migración Colombia registró 106.838 migrantes ingresando por la frontera con Ecuador, fundamentalmente por el puente de Rumichaca —más del 87 % de ellos haitianos— que pasaron por Colombia y cruzaron a Panamá por la peligrosa selva del Darién en su camino a Estados Unido. Es una cifra jamás vista y superior a la suma de los quince años anteriores. Estas cifras hay que tomarlas con pinzas, porque no registran los miles que lo hacen de manera ilegal.
Igualmente ingresa una migración proveniente de África, la cual llega al continente por Brasil y luego hace tránsito por Ecuador. En ambos, las condiciones de ingreso eran flexibles, aunque en Ecuador se han venido poniendo visas para varios países africanos en los últimos dos años, tratando de levantar barreras de acceso que antes no existían.
La migración africana que ingresa a Colombia proviene principalmente de Eritrea y Somalia (en el cuerno de África), Camerún y la República Democrática del Congo (en África central) y Ghana (África occidental).
También hay ciudadanos asiáticos que ingresan de manera legal o ilegal por la frontera con Ecuador, rumbo a Estados Unidos y en menor medida a Canadá. Los datos de Migración Colombia establecen que son principalmente provenientes de estos países: Bangladés, Nepal, China, Siria, Irán y Sri Lanka.
Un profesional humanitario de uno de los albergues para migrantes en Ipiales comentó que después del cierre fronterizo, el 16 de noviembre de 2021, la población en tránsito utiliza unos 102 pasos irregulares o trochas sobre las fronteras (Rumichaca y San Carlos-Ipiales, Chiles-Cumbal, y Espriella-Tumaco). Aunque, últimamente se viene hablando de la frontera amazónica, que limita con el departamento de Putumayo y la provincia de Sucumbíos, de Ecuador. Sin embargo, para conocedores de los ingresos de los migrantes las rutas más transitadas son siete:
1.Trocha de Altamira, paso a pie que se hace a través del río Guáitara por boya, tarabita y tablón.
2.Trocha de la Verbena, paso a pie que se hace a través del río Guáitara por tarabita.
3.Trocha de la planta de luz, paso en motocicleta que se hace a través de un puente angosto sobre el río Guáitara. Esta ruta inicia en San Carlos, Ipiales, y termina en Cuatro Esquinas, Tulcán, en Ecuador.
4.Trocha del Carchi, paso con vehículo pequeño.
5.Trocha Urbina por el cementerio de Ipiales, paso a todo tipo de vehículo, con la particularidad de que tiene un peaje particular de US$3 por el paso obligado sobre una finca.
6.Trocha La Pintada vía Yarama sobre el puente nuevo La Victoria, paso de camiones que contrabandean mercadería en doble vía.
7.Trocha Chiles por el municipio de Cumbal, paso de todo tipo de vehículos para contrabando hacia y desde Ecuador. La particularidad de esta trocha es que hay que pasar por varias fincas privadas que cobran peaje por el paso.
Según el trabajo de investigación, las trochas y los pasos irregulares están controlados por grupos armados como el Tren de Aragua (GGV) de Venezuela, quienes manejan el negocio del tráfico ilegal de migrantes y trata de personas. Por otra parte, las disidencias de las Farc y Eln, aliados del narcotráfico, manejan el tráfico de estupefacientes y drogas.
La Policía Nacional, como autoridad competente encargada de los temas de seguridad ciudadana, es conocedora de las dinámicas de ilegalidad que se dan en la zona fronteriza, relacionadas con una migración que se da por pasos con poco o ningún control de las autoridades colombianas. Al respecto, el coronel Alfonso Reyes, comandante de la Policía en Nariño, se refiere a esta situación en estos términos: “Actualmente se han evidenciado cerca de 47 pasos no habilitados, denominados trochas. Cerca del 50 % de esos pasos se ubican en Ipiales, pero, a pesar de estas condiciones, se ha realizado una caracterización del fenómeno, donde se ha evidenciado la dinámica utilizada por estas personas y logrado establecer la dinamización de las rentas criminales, no solo con el tráfico de migrantes, sino con delitos conexos como los cobros de exacciones sobre esos pasos”.
Desde el año pasado los migrantes venezolanos han liderado la migración irregular en Nariño. Se conocen como los “coyotes”, quienes trafican migrantes venezolanos y haitianos especialmente en complicidad con policías corruptos, grupos delincuenciales y políticos de la región, según fuentes en el territorio que han pedido la reserva de su identidad. El paso de haitianos, por ejemplo, se hace sobre el nuevo puente internacional Rumichaca hacia el terminal de transporte de Ipiales, con un costo entre US$100 y US$120 por migrante con la conexión a hoteles cercanos al terminal terrestre y rumbo hacia Panamá. En cambio, el tráfico de migrantes venezolanos se hace más por las trochas dominadas por los grupos delincuenciales, que cobran US$10 por persona.
El paso de africanos y haitianos que vienen de Brasil se presenta por oleadas, es masiva pero esporádica (por épocas del año) en tránsito por Colombia a Panamá rumbo a Estados Unidos. Mientras que el paso de migrantes venezolanos es constante. En enero de 2022 se registraron 1.656 migrantes venezolanos solo en dos albergues donde apoya la OIM. En diciembre de 2021, la OIM atendió caminantes en la vía Pasto-Ipiales a más de 6.000 personas entre hombres, mujeres y niños.
El tránsito de migrantes se considera de dos tipos de personas: los que tienen recursos y pagan por su paso (haitianos, nepaleses, chinos y somalíes), generalmente por el puente internacional Rumichaca; y los que no tienen dinero y deben caminar o pagar un menor precio por las trochas de San Carlos y Altamira.
El 24 de enero de 2022 se presentó una explosión de un artefacto sobre un paso irregular sobre la vereda Santafé, dejando un saldo de treinta heridos y dos muertos. Al parecer, el artefacto explosivo había sido ubicado por el grupo delincuencial Tren de Aragua como represalia a los caminantes que no desean o no pueden pagar.
Recomendaciones
Bien sabemos que la migración se mantendrá con sus flujos y reflujos, de allí la importancia de mantener las iniciativas en curso y considerar procesos de mejoramiento y cualificación de los programas. En esta perspectiva, presentamos las siguientes recomendaciones:
•Desarrollar un proceso de evaluación de la experiencia acumulada en el período 2018-2022 para aprender y formular procesos de innovación que atiendan los derechos de la población migrante.
•Mantener y ampliar el diálogo y la coordinación entre las autoridades ecuatorianas y colombianas para el manejo de la migración, de acuerdo con los estándares y protocolos establecidos internacionalmente, de los cuales los dos países son firmantes.
•Trabajar por un mejor manejo de los pasos ilegales, que siguen siendo escenario de vulneración de derechos para la población migrante y para prácticas abiertamente criminales.
•Fortalecer los programas de atención para mujeres, niñas, niños y jóvenes, quienes ven más vulnerados sus derechos.
•Promover estudios académicos que analicen los procesos de una migración que viene desde África y Asia para ver continuidades y rupturas de estos procesos migratorios.
Las mayores dinámicas de la migración se dan entre la provincia del Carchi, cuya capital es Tulcán, e Ipiales, en el departamento de Nariño. La distancia entre estas dos ciudades es de once kilómetros. Son dos ciudades importantes, eje de la migración, cuyo paso formal es el puente de Rumichaca, donde están establecidas las autoridades migratorias de los dos países.
La mayor migración que ingresa por la frontera con Ecuador es de nacionalidad haitiana. La ONU estima que casi cuatro millones de haitianos, de cerca de 11,5 millones, padecen inseguridad alimentaria. Un quinto de la población, alrededor de dos millones de personas, se han visto forzadas a emigrar. Esta ha sido una migración constante en la última década de la que poco se ha hablado, lo cual algunos investigadores de la temática catalogan como una expresión de racismo.
En 2021, Migración Colombia registró 106.838 migrantes ingresando por la frontera con Ecuador, fundamentalmente por el puente de Rumichaca —más del 87 % de ellos haitianos— que pasaron por Colombia y cruzaron a Panamá por la peligrosa selva del Darién en su camino a Estados Unido. Es una cifra jamás vista y superior a la suma de los quince años anteriores. Estas cifras hay que tomarlas con pinzas, porque no registran los miles que lo hacen de manera ilegal.
Igualmente ingresa una migración proveniente de África, la cual llega al continente por Brasil y luego hace tránsito por Ecuador. En ambos, las condiciones de ingreso eran flexibles, aunque en Ecuador se han venido poniendo visas para varios países africanos en los últimos dos años, tratando de levantar barreras de acceso que antes no existían.
La migración africana que ingresa a Colombia proviene principalmente de Eritrea y Somalia (en el cuerno de África), Camerún y la República Democrática del Congo (en África central) y Ghana (África occidental).
También hay ciudadanos asiáticos que ingresan de manera legal o ilegal por la frontera con Ecuador, rumbo a Estados Unidos y en menor medida a Canadá. Los datos de Migración Colombia establecen que son principalmente provenientes de estos países: Bangladés, Nepal, China, Siria, Irán y Sri Lanka.
Un profesional humanitario de uno de los albergues para migrantes en Ipiales comentó que después del cierre fronterizo, el 16 de noviembre de 2021, la población en tránsito utiliza unos 102 pasos irregulares o trochas sobre las fronteras (Rumichaca y San Carlos-Ipiales, Chiles-Cumbal, y Espriella-Tumaco). Aunque, últimamente se viene hablando de la frontera amazónica, que limita con el departamento de Putumayo y la provincia de Sucumbíos, de Ecuador. Sin embargo, para conocedores de los ingresos de los migrantes las rutas más transitadas son siete:
1.Trocha de Altamira, paso a pie que se hace a través del río Guáitara por boya, tarabita y tablón.
2.Trocha de la Verbena, paso a pie que se hace a través del río Guáitara por tarabita.
3.Trocha de la planta de luz, paso en motocicleta que se hace a través de un puente angosto sobre el río Guáitara. Esta ruta inicia en San Carlos, Ipiales, y termina en Cuatro Esquinas, Tulcán, en Ecuador.
4.Trocha del Carchi, paso con vehículo pequeño.
5.Trocha Urbina por el cementerio de Ipiales, paso a todo tipo de vehículo, con la particularidad de que tiene un peaje particular de US$3 por el paso obligado sobre una finca.
6.Trocha La Pintada vía Yarama sobre el puente nuevo La Victoria, paso de camiones que contrabandean mercadería en doble vía.
7.Trocha Chiles por el municipio de Cumbal, paso de todo tipo de vehículos para contrabando hacia y desde Ecuador. La particularidad de esta trocha es que hay que pasar por varias fincas privadas que cobran peaje por el paso.
Según el trabajo de investigación, las trochas y los pasos irregulares están controlados por grupos armados como el Tren de Aragua (GGV) de Venezuela, quienes manejan el negocio del tráfico ilegal de migrantes y trata de personas. Por otra parte, las disidencias de las Farc y Eln, aliados del narcotráfico, manejan el tráfico de estupefacientes y drogas.
La Policía Nacional, como autoridad competente encargada de los temas de seguridad ciudadana, es conocedora de las dinámicas de ilegalidad que se dan en la zona fronteriza, relacionadas con una migración que se da por pasos con poco o ningún control de las autoridades colombianas. Al respecto, el coronel Alfonso Reyes, comandante de la Policía en Nariño, se refiere a esta situación en estos términos: “Actualmente se han evidenciado cerca de 47 pasos no habilitados, denominados trochas. Cerca del 50 % de esos pasos se ubican en Ipiales, pero, a pesar de estas condiciones, se ha realizado una caracterización del fenómeno, donde se ha evidenciado la dinámica utilizada por estas personas y logrado establecer la dinamización de las rentas criminales, no solo con el tráfico de migrantes, sino con delitos conexos como los cobros de exacciones sobre esos pasos”.
Desde el año pasado los migrantes venezolanos han liderado la migración irregular en Nariño. Se conocen como los “coyotes”, quienes trafican migrantes venezolanos y haitianos especialmente en complicidad con policías corruptos, grupos delincuenciales y políticos de la región, según fuentes en el territorio que han pedido la reserva de su identidad. El paso de haitianos, por ejemplo, se hace sobre el nuevo puente internacional Rumichaca hacia el terminal de transporte de Ipiales, con un costo entre US$100 y US$120 por migrante con la conexión a hoteles cercanos al terminal terrestre y rumbo hacia Panamá. En cambio, el tráfico de migrantes venezolanos se hace más por las trochas dominadas por los grupos delincuenciales, que cobran US$10 por persona.
El paso de africanos y haitianos que vienen de Brasil se presenta por oleadas, es masiva pero esporádica (por épocas del año) en tránsito por Colombia a Panamá rumbo a Estados Unidos. Mientras que el paso de migrantes venezolanos es constante. En enero de 2022 se registraron 1.656 migrantes venezolanos solo en dos albergues donde apoya la OIM. En diciembre de 2021, la OIM atendió caminantes en la vía Pasto-Ipiales a más de 6.000 personas entre hombres, mujeres y niños.
El tránsito de migrantes se considera de dos tipos de personas: los que tienen recursos y pagan por su paso (haitianos, nepaleses, chinos y somalíes), generalmente por el puente internacional Rumichaca; y los que no tienen dinero y deben caminar o pagar un menor precio por las trochas de San Carlos y Altamira.
El 24 de enero de 2022 se presentó una explosión de un artefacto sobre un paso irregular sobre la vereda Santafé, dejando un saldo de treinta heridos y dos muertos. Al parecer, el artefacto explosivo había sido ubicado por el grupo delincuencial Tren de Aragua como represalia a los caminantes que no desean o no pueden pagar.
Recomendaciones
Bien sabemos que la migración se mantendrá con sus flujos y reflujos, de allí la importancia de mantener las iniciativas en curso y considerar procesos de mejoramiento y cualificación de los programas. En esta perspectiva, presentamos las siguientes recomendaciones:
•Desarrollar un proceso de evaluación de la experiencia acumulada en el período 2018-2022 para aprender y formular procesos de innovación que atiendan los derechos de la población migrante.
•Mantener y ampliar el diálogo y la coordinación entre las autoridades ecuatorianas y colombianas para el manejo de la migración, de acuerdo con los estándares y protocolos establecidos internacionalmente, de los cuales los dos países son firmantes.
•Trabajar por un mejor manejo de los pasos ilegales, que siguen siendo escenario de vulneración de derechos para la población migrante y para prácticas abiertamente criminales.
•Fortalecer los programas de atención para mujeres, niñas, niños y jóvenes, quienes ven más vulnerados sus derechos.
•Promover estudios académicos que analicen los procesos de una migración que viene desde África y Asia para ver continuidades y rupturas de estos procesos migratorios.