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El Chocó es considerado, por expertos en la materia, como una región con un gran potencial biodiverso y biogeográfico, con una excepcional capacidad para ser escenario de investigaciones y ejecución de proyectos y obras como, por ejemplo, el canal interoceánico, la carretera Panamericana, el puerto de Tribuga. En la opinión de muchos podrían contribuir tanto al progreso de sus pobladores, así como representar un avance para la nación. Porque es que contar con una ubicación geográfica estratégica con salida al océano Pacífico y el mar Caribe, le permite ser única en el país.
Esa particularidad que este departamento posee, pero que se empaña cuando paradójicamente se observa una realidad de contrastes tan fuertes: por un lado, es una región rica, y por otro lado es una región donde la gran parte de la población vive una difícil situación de pobreza.
Chocó con cerca de 540 mil habitantes, también está desafortunadamente asociada en el ámbito nacional con corrupción, abandono, violencia y atraso. Revisando el Censo de Incidencia de pobreza monetaria según tamaño del hogar (4 personas por familia), realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en el año 2020, claramente se nota como el departamento del Chocó presenta una incidencia de pobreza monetaria del 74,3 %, seguido del departamento de la Guajira con 73,2 en contraste con departamentos como Cundinamarca y Antioquia con 33,7 % respectivamente 41,2 %.
Igualmente en los indicadores de la “gran encuesta de hogares” realizada por el Dane, en junio del 2021 registró en la tasa global de participación, ocupación, desempleo y subempleo que la capital del departamento del Chocó, Quibdó, tuvo un 21,9 de desempleo en el periodo de abril a junio del 2021, porcentaje superior al del mismo periodo el año anterior que fue de un 18,0, figurando la ciudad de Cartagena con la más baja cifra de desempleo en ese mismo periodo del año en curso, con un porcentaje equivalente a 11,0.
Estas cifras y estadísticas son la evidencia de un sentir general en la región del Chocó, donde muchos de sus habitantes siguen dando fe de que en esta región biodiversa se siguen presentando múltiples necesidades básicas insatisfechas que unidas a otros fenómenos como la corrupción, el “nepotismo o amiguismo”, la inseguridad, el desplazamiento, la criminalidad y la presencia de grupos delincuenciales se ha convertido en un barco a la deriva.
Panorama muy diferente al que el Chocó vivió en las tres primeras décadas del siglo XX, cuando al departamento llegaron compañías nacionales y extranjeras y según, documentaciones y registros a nivel nacional, económicamente se vivió un progreso muy rentable para la región. Sucesivamente la situación de la región fue cambiando de una forma negativa en cuanto economía y desarrollo se trata, y según varios investigadores en el tema, hacia la segunda mitad del siglo XX, en contraste con las épocas anteriormente mencionadas se fue desplomando el auge económico, al cual se le atribuye carencia de estrategias de sostenibilidad económica, ausencia del gobierno nacional, falta de liderazgo de políticos y mandatarios locales, corrupción y falta de infraestructura.
Pero ya a muchas décadas la historia de este departamento lastimosamente no ha cambiado mucho cuando de estos aspectos anteriormente mencionados se trata, puesto que los saqueos en la mayoría de las instituciones públicas siguen segmentados y normalizados, la doble moral de muchas personas con poder en la región y el conformismo se atenúan en una región que lo tiene todo; muchos recursos y atributos para competir a nivel nacional e internacional.
Hoy en día existe una enérgica, creativa y resuelta generación de jóvenes, que han venido desarrollando una capacidad analítica y critica muy alta, y que, por lo tanto, se niegan a sentarse a ver desde un balcón pasivamente como su región se esfuma lentamente.
Es el conformismo el que los jóvenes chocoanos quieren que desaparezca. Estos por el contrario anhelan romper viejos esquemas y transformar realidades en la región. Esta es una generación que no quiere vivir la misma suerte de sus progenitores, que se niegan a brindarle a sus hijos un futuro incierto y repudian el victimizarse.
“En el departamento del Chocó para lograr cambios estructurales necesitamos trabajar constantemente en cambio de comportamientos que van a ayudar a despertar un espíritu crítico en los ciudadanos y así a la hora de elegir a nuestros mandatarios hagamos la mejor elección y poder ser partícipes de una construcción colectiva de nuestra sociedad , que a su vez dará como resultado una mejora en salud mental y en el comportamiento de todos los ciudadanos que hacen parte del territorio”, explica Ilde Mayra Caicedo Abuhatad, Líder e innovadora social de la ciudad de Quibdó, que con sus escasos 29 años de edad es una joven inquietante de las necesidades que se presentan en el territorio.
Por eso con su sentido social y comunitario, pero además por su identidad con la ciudad Quibdó de donde es oriunda y reside, se convirtió en la cocreadora y gestora de la plataforma social voluntaria “Quibdó Va”. Ilde Mayra es una joven que junto a un grupo de líderes oriundos del departamento del Chocó contribuyen a la transformación positiva de Quibdó en aspectos sensibles y de interés común y con un énfasis en que Quibdó sea limpia, cívica y acogedora. Ilde y su liderazgo en la ciudad de Quibdó es una fuente de inspiración y se ha convertido en un referente para la juventud, que ve en ella un enorme sentido de pertenencia y amor por su tierra.
Estos valores cívicos y la identidad por el territorio son elementos que Ilde Mayra considera de suprema importancia para ir tejiendo la sociedad sana, justa, incluyente y desarrollada en la que ella sueña vivir.
Y es precisamente esta fuerza y movimiento cívico- juvenil el que se ha ido vislumbrando en el departamento del Chocó en diferentes regiones. Muchos jóvenes son conscientes de la situación por la que se está atravesando, ven que la modernidad en los diferentes municipios no llega, que las brechas de conectividad, educación y salud son cada vez más profundas y notables. También ven una creciente población de niños, niñas y adolescentes provenientes de regiones donde el conflicto armado ha estado por décadas afectándolos notablemente.
Son niños, niñas y adolescentes sin oportunidades, sin inclusión en la sociedad chocoana, con ausencia de planes de vida debido a que ellos sienten claramente la realidad que tienen, ellos saben que las barreras son gigantes y a pesar de algunos intentos por aportar positivamente a la sociedad muchas veces toman otra ruta de vida, peligrosa y para nada rentable a largo plazo.
Otra joven que se ha puesto como propósito contribuir a la restauración del tejido social de su región es Eleise Heredia Rovira, oriunda del municipio de Bojayá, Chocó.
Ella por medio de la corporación de mujeres campesinas “corpomucam”, la cual preside, trabaja para empoderar a jóvenes, mujeres y niños del municipio de Bojayá a través de dinámicas culturales como el fútbol danzas y teatro. Iniciativa está que aporta mucho en prevención de salud mental, en una región muy afectada por el conflicto armado, los ataques constantes de grupos armados y con una secuela de varios años; la masacre que se presentó en el pueblo en el año 2002 se convirtió en uno de los símbolos de la guerra en Colombia.
Eleise, lidera un proyecto que se llama Un sueño posible, dirigido a los jóvenes de la región. Ella, cuenta que lo que la inspira a realizar este trabajo es que “Bojayá por ser un municipio referenciado nacional e internacionalmente por la masacre ocurrida el 2 de mayo de 2002 y yo siendo víctima de todo ello, después de 17 años pude ser consciente de que era lo que realmente había pasado, decidí que tenía que hacer algo, que no podía quedarme en mi zona de confort y entender que el mundo está abierto a todas las posibilidades y es nuestra obligación buscarlas y que además existe una nueva generación de jóvenes que necesitan reconocer referentes positivos en sus vidas y saber que si se puede, que no importa de dónde vengas o donde estés, que tenemos que creer en algo, tener una metas, un propósito y trabajar para lograrlo. Bojayá no es un entorno que le permite a la mayoría de la población hacerlo, por las mismas heridas y dolor que existen por eso la institucionalidad debe apostarle a los procesos sociales y así, ayudar a la gente a encontrarlo, para que a partir de ello se pueda mejorar sus condiciones de vida de todos”.
Es evidente que es una nueva mentalidad que se está creando y consolidando en el Chocó. Se perciben vientos de cambio. Además, la lectura que muchos jóvenes hacen de la historia y de la situación actual de la región parece darles fuerzas para seguir adelante y sacar la resiliencia innata que tienen los chocoanos. Algunos jóvenes expresan que es de gran importancia que tanto la población en general como los gobernantes de turno, revisen que rol deben tomar y desempeñar en la construcción de la sociedad chocoana al no ser así, es imposible edificar juntos la sociedad que se anhela. Por esto, ya es muy frecuente ver en redes sociales como muchos jóvenes están tomando por sus propias manos procesos que están generando cambios, que están oxigenando la sociedad con iniciativas muy novedosas y prometedoras.
“He identificado un panorama desalentador porque tenemos mucha desconfianza en la institución, en el sistema político, hasta de nosotros mismos, además existe mucho el dolor, pocas oportunidades y en medio de ese escenario es muy difícil ver un futuro mejor, nos disolvemos en la monotonía, en lo del día a día, en las festividades, en el compartir con el compa, la comadre y así nos hacemos ájenos a todas esas problemáticas diarias. Pero en medio de todo ello cabe resaltar el renacer de la esperanza en la juventud. De los que nos hemos preocupado en saber que si yo estoy bien el otro también lo estará y que la empatía es el mejor aliado para avanzar en conjunto”, agrega Eleise.
Por otro lado, y a la luz de la situación tan limitada en cuestión de oportunidades académicas y laborales para muchos jóvenes que viven en zonas vulnerables de la capital del departamento del Chocó, sobresale otro joven más, Maury Andrade Caicedo, que, con sus capacidades y talentos artísticos, decidió tomar su creatividad y deseos de aportar a un mejor bienestar de adolescentes y adultos jóvenes de Quibdó, algunos que están sin escolaridad, otros desempleados y otros sin plan de vida. Pero gracias a la iniciativa de Maury, él ha venido creando trabajos pintura de casas, señalización de espacios públicos, restauración de vehículos, elaboración de retratos, pinturas al óleo murales publicitarios, temáticos, decorativos entre otros, logrando así una buena aceptación en el mercado y que estos jóvenes encuentren una labor digna para desempeñar.
“Desde niño he sido apasionado por el arte de la pintura y el emprendimiento, por eso emprendo como artista y brindo la posibilidad de contribuir a mejorar la calidad de vida de muchas familias. Es importante entender que cuando una mente está ocupada en actividades productivas es muy difícil que haya espacios para pensar en actividades ilícitas, el tema es un tanto complejo, pero no imposible, los jóvenes del departamento del Chocó necesitan oportunidades que les permitan generar recursos para poder suplir por lo menos las necesidades básicas, pero son limitadas las posibilidades, como profesional hijo del Chocó le he apostado al emprendimiento porque es una manera de aportar un granito de arena a la construcción de una mejor sociedad”.
Es relevante tocar que a pesar de que el arraigo familiar en el Chocó ha sido un factor que ha contribuido a perpetuar la corrupción y el egoísmo de algunos clanes económicos y políticos que durante décadas han dominado en la región. En ocasiones , debido a la mentalidad de clanes donde prima el grupo familiar más que el bienestar comunitario , se deja de ser justo y equitativo, se da cabida al apasionamiento que sesga todo y se cae en el nepotismo como mecanismo para seguir perpetuados en el poder y tener acceso directo al manejo del erario público, estos y muchos otros jóvenes con escolaridad y sin escolaridad, de zonas vulnerables de los municipios y de zonas con mejores condiciones, están mostrando que ya están cansados de lo mismo y que van a cambiar esta historia del departamento.
Un líder chocoano convencido de que las esperanzas son lo último que se debe perder en la vida es Jáder Cuesta Hinestroza, el, con su trabajo cívico es consciente de que, en medio de tanta pobreza en los pueblos chocoanos, la solidaridad y la colaboración armónica entre los distintos sectores de la sociedad es la única forma de ayudar a muchas personas a lograr mitigar la cruda realidad que se vive.
Por eso, en la actualidad acompaña a un grupo de jóvenes de la ciudad de Quibdó en una iniciativa que se llama Vive Malecón, y con esto busca incentivar y concientizar a la ciudadanía el amor por la ciudad a través del civismo y volver a la capital del Chocó en un sitio acogedor. De esta manera, con la actividad de pintar las gradas del malecón de Quibdó, se ha visto el notable cambio y se ha venido mostrando la cara amable de esté, que se ha convertido en el principal atractivo turístico de la ciudad, ya que Quibdó a pesar de ser la capital de un departamento carece de sitios urbanos que se puedan mostrar a los forasteros.
El conflicto armado y la cultura de corrupción existente en el departamento ha creado brechas socioeconómicas notorias, donde la problemática social debido al desplazamiento forzado de victimas a zonas urbanas de la región ha generado un que la calidad de vida de la población sea cada vez más deprimente y en especial los niños y niñas debido a su vulnerabilidad innata.
La vulnerabilidad de los niños y niñas es un hilo muy sensible que afecta el futuro de estos. Y como Jáder lo explica, “es necesario hacer planes para la transformación de las realidades de nuestra nueva generación. Si algo hemos identificado es que, al acompañar, visibilizar y empoderar a una niña, estamos cambiando no solo su realidad sino la de sus comunidades, no solo cambiamos su presente, transformamos su futuro. Por eso en estos momentos adelanto acción de tutela y sociales para visibilizar las pésimas condiciones en las que se encuentran los establecimientos escolares en el municipio de Quibdó para el retorno a clases presenciales, buscando que la administración municipal pueda adecuar de manera óptima estas instituciones educativas de acuerdo a la realidad que vivimos”, agrega Jáder.
Menos corrupción política y administrativa, más empatía y sensibilidad social de los políticos y administradores del erario, según Jáder son los que llevarán al departamento del Chocó al progreso. Porque muchos de nuestros jóvenes del Chocó están creciendo sin esperanza, sin positivismo, es triste decirlo; pero los políticos se le robaron la esperanza a la ciudadanía”.
Según estos líderes cívicos, en el Chocó se necesita todo, pero todo es todo, empezando por políticos y líderes que piensen en la ciudadanía, no en sus intereses personales y económicos. Políticos empáticos y con mucha sensibilidad social, que sientan las luchas, las causas y los problemas de la gente como propios. Debido a que la situación por la que atraviesa el Chocó impacta de manera negativa a todos sus habitantes es el propósito de estos cuatro jóvenes y muchísimos más, crear tendencias que apunten a una mentalidad fresca, renovada y moderna para romper el ciclo de pobreza, corrupción, inseguridad, violencia y atraso que por décadas ha afectado a una región rica en recursos humanos y biogeográficos.