El día que el padre Camilo Torres aprendió a disparar en el ELN (y murió)
Aunque símbolo de la guerrilla en América Latina e ícono de la teología de la liberación, el cura Camilo Torres sólo estuvo cuatro meses en armas con el ELN, pues murió en su primer combate. La instrucción militar se la dio Nicolás Rodríguez, alias “Gabino”, hoy jefe máximo de ese grupo armado ilegal.
Élber Gutiérrez Roa
De la leyenda de Camilo Torres, el cura guerrillero, se han dicho muchas cosas. Tantas, que a veces hasta parece que hubiese durado toda la vida en el Ejército de Liberación Nacional (Eln), cuando la verdad es que apenas y estuvo cuatro meses en ese grupo armado ilegal. Participó durante mucho tiempo, eso sí, en la lucha social, a la cual se dedicó con ahínco siendo capellán de la Universidad Nacional, desde 1954.
Llevaba más de una década en esas cuando decidió ingresar al Eln, con el cual había entrado en contacto a través de células de simpatizantes en la Universidad Nacional. Tenía 36 años y aunque estaba decidido a dar hasta la vida por las ideas que defendía, no sabía que escasamente alcanzaría a cumplir los 37 antes de morir en uno de sus primeros combates.
No era muy bueno con las armas, dicen las pocas personas que lo vieron monte adentro. Incluso lo deja entrever el hombre que le dio instrucción militar, quien para ese entonces era más bien un niño: Nicolás Rodríguez Bautista, el mismo al que desde entonces todo el mundo conoce como “Gabino” y que ahora es el máximo jefe del Eln. Según Gabino, y no es difícil creerlo, ese octubre de 1965 en el que Camilo Torres llegó al campamento de los alzados en armas hubo gran sorpresa, pero pocos de sus compañeros reconocieron al clérigo alto y ojiazul que desentonaba entre los campesinos del grupo.
¿Un cura sin sotana y que iba a echar bala? Como ni “Gabino” ni muchos de los demás entendían las razones de la presencia del cura, el Estado Mayor les hizo una charla informativa a los 40 integrantes del campamento. La síntesis de lo que ocurrió desde esa reunión hasta la ‘graduación’ de Torres como guerrillero capaz de disparar fue narrada en 2008 por el propio “Gabino” en un documento titulado “La luz de Camilo”, publicado por la revista Insurrección (órgano de difusión del Eln) con motivo de los 44 años de esa guerrilla.
Cuenta “Gabino” que “Carlos” (Fabio Vázquez) presentó al padre Torres como el compañero “Argemiro”, destacó sus tareas de “organización del pueblo” en la ciudad y dijo que por dichas actividades el nuevo guerrillero estaba en la mira de las élites del poder. “Andrés” (Víctor Medina Morón), segundo mando del Eln en esos días, y “Jerónimo” (Manuel Vázquez Castaño), lo secundaron en las odas a la revolución y con palabras pomposas también le dieron la bienvenida.
Luego “Hernando” (Hermidas Ruiz) pidió permiso a “Carlos” para certificar que Torres era objetivo militar desde cuando asumió el liderazgo del Frente Unido por el Pueblo, un movimiento de oposición al Frente Nacional (el acuerdo de alternación del poder entre liberales y conservadores).
Llegado el turno de agradecer a sus contertulios, “Argemiro” se comprometió a ser un buen guerrillero y ofreció excusas por sus novatadas.
En noviembre siguiente, según el relato de “Gabino”, Camilo Torres comenzó el entrenamiento para combate. “Carlos” le insistió en las posiciones: de pie, rodilla en tierra, tendido y disparo instintivo. Estaban estrenando campamento y contaban con una pistola calibre 45, tres revólveres 38 largo y algunas pistolas calibre 22. Por las mañanas, el cura guerrillero les daba clases de matemática, geografía y español a los guerrilleros analfabetos.
Si lo que dice “Gabino” es cierto, fue él mismo quien, por designación de Fabio Vásquez, le enseñó entrenamiento militar a Camilo Torres durante dos semanas: “En este periodo vimos diferentes tipos de marchas guerrilleras, medidas de seguridad en campamento y desplazamientos, mimetismo personal y enmascaramiento de posiciones de combate, trincheras naturales y artificiales, observación diurna y nocturna y los tres tipos de emboscadas básicas, de aniquilamiento, de contención y hostigamiento”.
Aunque es difícil establecer si los hechos tuvieron lugar con tanta ceremonia como los relata “Gabino”, a partir de entonces habría tenido lugar su amistad con el padre Camilo, en medio de confesiones mutuas sobre sus formas de ver la vida y lo que creían que debería hacer la insurrección para llegar al poder. El 15 de febrero siguiente, 12 días después de cumplir los 37 años, el recién instruido guerrillero Camilo Torres murió en un combate con la Quinta Brigada del Ejército en Patio Cemento, Santander.
De la leyenda de Camilo Torres, el cura guerrillero, se han dicho muchas cosas. Tantas, que a veces hasta parece que hubiese durado toda la vida en el Ejército de Liberación Nacional (Eln), cuando la verdad es que apenas y estuvo cuatro meses en ese grupo armado ilegal. Participó durante mucho tiempo, eso sí, en la lucha social, a la cual se dedicó con ahínco siendo capellán de la Universidad Nacional, desde 1954.
Llevaba más de una década en esas cuando decidió ingresar al Eln, con el cual había entrado en contacto a través de células de simpatizantes en la Universidad Nacional. Tenía 36 años y aunque estaba decidido a dar hasta la vida por las ideas que defendía, no sabía que escasamente alcanzaría a cumplir los 37 antes de morir en uno de sus primeros combates.
No era muy bueno con las armas, dicen las pocas personas que lo vieron monte adentro. Incluso lo deja entrever el hombre que le dio instrucción militar, quien para ese entonces era más bien un niño: Nicolás Rodríguez Bautista, el mismo al que desde entonces todo el mundo conoce como “Gabino” y que ahora es el máximo jefe del Eln. Según Gabino, y no es difícil creerlo, ese octubre de 1965 en el que Camilo Torres llegó al campamento de los alzados en armas hubo gran sorpresa, pero pocos de sus compañeros reconocieron al clérigo alto y ojiazul que desentonaba entre los campesinos del grupo.
¿Un cura sin sotana y que iba a echar bala? Como ni “Gabino” ni muchos de los demás entendían las razones de la presencia del cura, el Estado Mayor les hizo una charla informativa a los 40 integrantes del campamento. La síntesis de lo que ocurrió desde esa reunión hasta la ‘graduación’ de Torres como guerrillero capaz de disparar fue narrada en 2008 por el propio “Gabino” en un documento titulado “La luz de Camilo”, publicado por la revista Insurrección (órgano de difusión del Eln) con motivo de los 44 años de esa guerrilla.
Cuenta “Gabino” que “Carlos” (Fabio Vázquez) presentó al padre Torres como el compañero “Argemiro”, destacó sus tareas de “organización del pueblo” en la ciudad y dijo que por dichas actividades el nuevo guerrillero estaba en la mira de las élites del poder. “Andrés” (Víctor Medina Morón), segundo mando del Eln en esos días, y “Jerónimo” (Manuel Vázquez Castaño), lo secundaron en las odas a la revolución y con palabras pomposas también le dieron la bienvenida.
Luego “Hernando” (Hermidas Ruiz) pidió permiso a “Carlos” para certificar que Torres era objetivo militar desde cuando asumió el liderazgo del Frente Unido por el Pueblo, un movimiento de oposición al Frente Nacional (el acuerdo de alternación del poder entre liberales y conservadores).
Llegado el turno de agradecer a sus contertulios, “Argemiro” se comprometió a ser un buen guerrillero y ofreció excusas por sus novatadas.
En noviembre siguiente, según el relato de “Gabino”, Camilo Torres comenzó el entrenamiento para combate. “Carlos” le insistió en las posiciones: de pie, rodilla en tierra, tendido y disparo instintivo. Estaban estrenando campamento y contaban con una pistola calibre 45, tres revólveres 38 largo y algunas pistolas calibre 22. Por las mañanas, el cura guerrillero les daba clases de matemática, geografía y español a los guerrilleros analfabetos.
Si lo que dice “Gabino” es cierto, fue él mismo quien, por designación de Fabio Vásquez, le enseñó entrenamiento militar a Camilo Torres durante dos semanas: “En este periodo vimos diferentes tipos de marchas guerrilleras, medidas de seguridad en campamento y desplazamientos, mimetismo personal y enmascaramiento de posiciones de combate, trincheras naturales y artificiales, observación diurna y nocturna y los tres tipos de emboscadas básicas, de aniquilamiento, de contención y hostigamiento”.
Aunque es difícil establecer si los hechos tuvieron lugar con tanta ceremonia como los relata “Gabino”, a partir de entonces habría tenido lugar su amistad con el padre Camilo, en medio de confesiones mutuas sobre sus formas de ver la vida y lo que creían que debería hacer la insurrección para llegar al poder. El 15 de febrero siguiente, 12 días después de cumplir los 37 años, el recién instruido guerrillero Camilo Torres murió en un combate con la Quinta Brigada del Ejército en Patio Cemento, Santander.