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El Espectador y las Islas, por Hazel Robinson

Hazel Robinson
03 de agosto de 2024 - 12:33 a. m.
Hazel Robinson, escritora de la columna dominical “Meridiano 81”, que se publicó de 1959 a 1962 en El Espectador. / Sarah Gutiérrez
Hazel Robinson, escritora de la columna dominical “Meridiano 81”, que se publicó de 1959 a 1962 en El Espectador. / Sarah Gutiérrez
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En 1959 lo dije y hoy lo repito: El Espectador fue quien descubrió las islas para muchos colombianos del interior.

Les puede parecer exagerado de mi parte y definitivamente equivocado, pero los que hemos vivido en las islas las dos guerras mundiales y las provocaciones de las otras, llegamos a conocer lo que era vivir rodeados por el silencio de lo que pasaba en el resto del mundo. Conocíamos bien nuestro aislamiento geográfico del continente y aceptamos nuestra suerte. Y para colaborar con él, tanto las iglesias protestantes como la católica supieron cómo hacernos sentir que no estábamos solos, pero existía una soledad y un silencio que hoy añoramos.

Y llegaron los valientes pilotos en hidroaviones de la firma SCADTA y el periódico El Espectador, y se inició el descubrimiento de las islas para una gran mayoría de continentales colombianos.

Las islas existieron legalmente colombianas desde 1822. Pero, no hay duda de que la mayoría de los colombianos continentales desconocían las existencias de ellas, su historia o su pasado. Tampoco sabían que Colombia fue el único país del Caribe que a la orden de liberar los esclavos de las islas en 1853, les entregó igualmente las tierras donde por años habían trabajado obligados.

Y la sorpresa del siglo para el archipiélago llegó en 1953. Llega de visita a las islas por primera vez el primer presidente de Colombia, el general Gustavo Rojas Pinilla, y en El Espectador aparecen las islas en la primera página. Me consta que se logró en esa ocasión la suscripción de 60 personas al periódico.

Aprovechando la visita del presidente, unos ilusos, buscando cómo vencer a los impuestos que la construcción y los comestibles estaban supeditadas, pidieron al mandatario un Puerto Libre para las islas. La solicitud no se demoró en las gavetas del Palacio de San Carlos. Nos concedieron el Puerto Libre, una medida que nadie tenía la más remota idea de cómo se administraba y las consecuencias son lo que tenemos hoy.

Y en el continente se preguntaban algunos, ¿San Andrés? ¿Por qué es de Colombia? ¿Dónde queda? Y las respuestas eran a veces acertadas, pero en una ocasión hasta el pirata Morgan llegó a ser dueño de las islas.

Para aclarar nuestra situación a los continentales colombianos interesados, en El Espectador, en la sección de Preguntas y Respuestas, GOG –Gonzalo González– fue dando las respuestas.

Pero un día, sin conocer a los dirigentes y dueños de El Espectador, yo decidí dar respuesta a una de las preguntas sobre nuestro origen, que no se había publicado correctamente. Y por ese atrevimiento, don Gabriel Cano personalmente me invitó a que siguiera colaborando.

Y se iniciaron las Crónicas del Meridiano 81, que respondía a la inquietud del interior del país con respecto a las consecuencias del Puerto Libre. Y con esta inigualable oportunidad, seguimos informando al continental colombiano, por medio de El Espectador, que San Andrés y Providencia tenían su historia y eran también de Colombia.

¡¡Muchas gracias!! Y gracias también para la Academia colombiana de Historia, la Universidad Nacional Sede Caribe, el Banco de la República, el Consejo Raizal, Teleislas y la Cámara de Comercio.

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Por Hazel Robinson

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