En la cárcel de Calarcá funciona una tienda turística atendida por internos
La Tienda Turística Libera, en Calarcá (Quindío), es la primera en Colombia y Latinoamérica que se abre en un centro penitenciario.
La resocialización y las segundas oportunidades llegaron a Calarcá de la mano de la primera tienda turística en Colombia operada por personas privadas de la libertad. A partir del 9 de septiembre, justo al lado del establecimiento penitenciario de mediana seguridad y carcelario de Calarcá, en Quindío, empezó a funcionar una tienda que ofrece productos de panadería, repostería, artesanías y el tradicional café de la zona.
Cerca de 30 personas privadas de la libertad se encargan del funcionamiento del lugar. Alrededor de 12 atienden y hacen los productos y los otros se encargan del cultivo del café en un espacio de seis hectáreas que se habilitó dentro del centro penitenciario. “Este parador turístico ha sido un proyecto muy bueno, porque nos ha dado la oportunidad a muchos de capacitarnos, estar trabajando y entretenernos para olvidarnos de que estamos encerrados”, dice Ramiro Pulgarín, uno de los hombres que trabajan en la tienda.
El proyecto nació de la alianza entre la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), el Ministerio de Justicia, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec), gracias al apoyo del Programa para la implementación de la Declaración Doha, a través de la cual el gobierno de Catar destinó recursos para la implementación de iniciativas que le apuestan a minimizar el riesgo de estigmatización social y darles una segunda oportunidad a quienes permanecen privados de la libertad.
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“El dinero viene del gobierno de Catar, que no solo se utilizó en Colombia, sino que hubo alrededor de diez programas en diez países en todo el mundo, pero el proyecto de Colombia fue el más completo. Muchas de las personas que están en una cárcel se equivocaron en alguna parte de su vida, ahora hay que mirar cómo se les dará una segunda oportunidad”, manifiesta Pierre Lapaque, representante de la Unodc en Colombia. Precisamente esta entidad fue la encargada de gestionar y destinar US$160.000 para la materialización del proyecto que inició en 2019. Con este dinero se adecuó el terreno, se hizo la construcción del lugar y se compraron las máquinas para la producción.
La elección de las personas que se encargan de atender a los clientes y preparar los alimentos que se venden en la tienda estuvo a cargo del centro penitenciario de Calarcá y del Inpec. “A través de un comité encargado, se identificaron los perfiles de cada privado de la libertad. Para que ellos estén atendiendo la tienda turística tenemos que contar con unas características de confianza que son: privados de la libertad que vienen en un proceso de terminación de su condena y que adelantaron su proceso educativo y de formación”, explica Ariel Cohen Rivera, subdirector de Desarrollo de Habilidades Productivas del Inpec. Tanto en la tienda como en la parte posterior, donde está la maquinaria de la panadería, permanecen cinco guardias encargados de vigilar el lugar.
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Uno de los puntos que resalta la Unodc es que este proyecto debe ser autosostenible, las ganancias deben servir para comprar los insumos y, además, para pagarles a los reclusos que trabajan allí y que reciben un salario mínimo. Asimismo, son capacitados por entidades aliadas como el Sena, que cada seis meses brindará cursos a cerca de 40 reclusos para que puedan ser parte de la tienda.
Para el ministro de Justicia y del Derecho, Wilson Ruiz Orejuela, estos proyectos ayudan a disminuir la cifra de reincidencia, que actualmente está en el 21,3 %: “Todos los internos que están terminado su pena desean que les demos otra oportunidad, desean aprender un arte y que una vez finalicen su pena estamos convencidos de que no van a reincidir en el delito. Hacemos un llamado a los empresarios colombianos y a la sociedad civil para empezar a emplearlos”.
Otro de los aliados del proyecto es la Federación Nacional de Cafeteros y el Comité de Cafeteros de Colombia en Quindío, quienes entregaron cerca de 8.000 plantas de café y acompañan el proceso de cultivo en el interior del centro penitenciario.
Uno de los detalles de este proyecto es que en su nombre lleva la palabra “Libera”, una marca que cada día se fortalece con los productos hechos en las cárceles de Colombia. “‘Libera’ es la marca de las personas privadas de la libertad que imprimen su talento para que los colombianos disfruten de esos productos de excelente calidad y certificados por el Invima”, sostiene el mayor general Mariano de la Cruz Botero, director general de Inpec.
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La marca fue registrada en 2011 y comercializa productos tejidos, textiles, en madera, manualidades en papel, plástico, recipientes de cocina, juguetes y cuadros de pintura realizados por las personas privadas de la libertad en las cárceles del país. Los productos son comercializados en 24 puntos de venta en ciudades como Bogotá, Popayán, Acacías, San Gil, entre otras, y también en exposiciones o ferias que se realizan en los municipios.
La Tienda Turística Libera de Calarcá es el primer proyecto de este tipo en Colombia y Latinoamérica. Sin embargo, tanto el Inpec como la Unodc trabajan en la implementación de programas similares en otras regiones del país. “Nuestra idea es construir otras tiendas al lado de otras cárceles del país. Debemos ir mirando cómo va funcionando en Calarcá, pero no tengo duda de que saldrá bien. No serán ‘copiar y pegar’. Hay que adaptarse a la localidad, a lo que se puede hacer y a la necesidad de las personas privadas de la libertad, y nuestro papel será apoyar y crear las alianzas para ver cómo se pueden fortalecer entre el interior y el exterior de la cárcel”, aseguró Pierre Lapaque. Desde el Inpec también tienen claro que la idea es poder replicar los procesos exitosos en otras regiones del país. “Seguimos con la regional norte, donde acabamos de inaugurar el punto de venta externo para el proyecto de panadería de la cárcel La Modelo de Barranquilla e iniciamos con la regional Occidente, para identificar los sitios donde vamos a hacer la producción y comercialización de productos. En este momento estamos haciendo la alianza con la Unodc para que 15 panaderías a escala nacional puedan estar financiadas por Naciones Unidas”, puntualizó Ariel Cohen.
La resocialización y las segundas oportunidades llegaron a Calarcá de la mano de la primera tienda turística en Colombia operada por personas privadas de la libertad. A partir del 9 de septiembre, justo al lado del establecimiento penitenciario de mediana seguridad y carcelario de Calarcá, en Quindío, empezó a funcionar una tienda que ofrece productos de panadería, repostería, artesanías y el tradicional café de la zona.
Cerca de 30 personas privadas de la libertad se encargan del funcionamiento del lugar. Alrededor de 12 atienden y hacen los productos y los otros se encargan del cultivo del café en un espacio de seis hectáreas que se habilitó dentro del centro penitenciario. “Este parador turístico ha sido un proyecto muy bueno, porque nos ha dado la oportunidad a muchos de capacitarnos, estar trabajando y entretenernos para olvidarnos de que estamos encerrados”, dice Ramiro Pulgarín, uno de los hombres que trabajan en la tienda.
El proyecto nació de la alianza entre la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), el Ministerio de Justicia, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec), gracias al apoyo del Programa para la implementación de la Declaración Doha, a través de la cual el gobierno de Catar destinó recursos para la implementación de iniciativas que le apuestan a minimizar el riesgo de estigmatización social y darles una segunda oportunidad a quienes permanecen privados de la libertad.
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“El dinero viene del gobierno de Catar, que no solo se utilizó en Colombia, sino que hubo alrededor de diez programas en diez países en todo el mundo, pero el proyecto de Colombia fue el más completo. Muchas de las personas que están en una cárcel se equivocaron en alguna parte de su vida, ahora hay que mirar cómo se les dará una segunda oportunidad”, manifiesta Pierre Lapaque, representante de la Unodc en Colombia. Precisamente esta entidad fue la encargada de gestionar y destinar US$160.000 para la materialización del proyecto que inició en 2019. Con este dinero se adecuó el terreno, se hizo la construcción del lugar y se compraron las máquinas para la producción.
La elección de las personas que se encargan de atender a los clientes y preparar los alimentos que se venden en la tienda estuvo a cargo del centro penitenciario de Calarcá y del Inpec. “A través de un comité encargado, se identificaron los perfiles de cada privado de la libertad. Para que ellos estén atendiendo la tienda turística tenemos que contar con unas características de confianza que son: privados de la libertad que vienen en un proceso de terminación de su condena y que adelantaron su proceso educativo y de formación”, explica Ariel Cohen Rivera, subdirector de Desarrollo de Habilidades Productivas del Inpec. Tanto en la tienda como en la parte posterior, donde está la maquinaria de la panadería, permanecen cinco guardias encargados de vigilar el lugar.
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Uno de los puntos que resalta la Unodc es que este proyecto debe ser autosostenible, las ganancias deben servir para comprar los insumos y, además, para pagarles a los reclusos que trabajan allí y que reciben un salario mínimo. Asimismo, son capacitados por entidades aliadas como el Sena, que cada seis meses brindará cursos a cerca de 40 reclusos para que puedan ser parte de la tienda.
Para el ministro de Justicia y del Derecho, Wilson Ruiz Orejuela, estos proyectos ayudan a disminuir la cifra de reincidencia, que actualmente está en el 21,3 %: “Todos los internos que están terminado su pena desean que les demos otra oportunidad, desean aprender un arte y que una vez finalicen su pena estamos convencidos de que no van a reincidir en el delito. Hacemos un llamado a los empresarios colombianos y a la sociedad civil para empezar a emplearlos”.
Otro de los aliados del proyecto es la Federación Nacional de Cafeteros y el Comité de Cafeteros de Colombia en Quindío, quienes entregaron cerca de 8.000 plantas de café y acompañan el proceso de cultivo en el interior del centro penitenciario.
Uno de los detalles de este proyecto es que en su nombre lleva la palabra “Libera”, una marca que cada día se fortalece con los productos hechos en las cárceles de Colombia. “‘Libera’ es la marca de las personas privadas de la libertad que imprimen su talento para que los colombianos disfruten de esos productos de excelente calidad y certificados por el Invima”, sostiene el mayor general Mariano de la Cruz Botero, director general de Inpec.
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La marca fue registrada en 2011 y comercializa productos tejidos, textiles, en madera, manualidades en papel, plástico, recipientes de cocina, juguetes y cuadros de pintura realizados por las personas privadas de la libertad en las cárceles del país. Los productos son comercializados en 24 puntos de venta en ciudades como Bogotá, Popayán, Acacías, San Gil, entre otras, y también en exposiciones o ferias que se realizan en los municipios.
La Tienda Turística Libera de Calarcá es el primer proyecto de este tipo en Colombia y Latinoamérica. Sin embargo, tanto el Inpec como la Unodc trabajan en la implementación de programas similares en otras regiones del país. “Nuestra idea es construir otras tiendas al lado de otras cárceles del país. Debemos ir mirando cómo va funcionando en Calarcá, pero no tengo duda de que saldrá bien. No serán ‘copiar y pegar’. Hay que adaptarse a la localidad, a lo que se puede hacer y a la necesidad de las personas privadas de la libertad, y nuestro papel será apoyar y crear las alianzas para ver cómo se pueden fortalecer entre el interior y el exterior de la cárcel”, aseguró Pierre Lapaque. Desde el Inpec también tienen claro que la idea es poder replicar los procesos exitosos en otras regiones del país. “Seguimos con la regional norte, donde acabamos de inaugurar el punto de venta externo para el proyecto de panadería de la cárcel La Modelo de Barranquilla e iniciamos con la regional Occidente, para identificar los sitios donde vamos a hacer la producción y comercialización de productos. En este momento estamos haciendo la alianza con la Unodc para que 15 panaderías a escala nacional puedan estar financiadas por Naciones Unidas”, puntualizó Ariel Cohen.