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La Costa Pacífica del departamento del Cauca está conformada por los municipios de Guapi, Timbiquí y López de Micay. Allí se vive una crisis humanitaria por la presencia y disputa de los grupos armados, está la Fuerza Pública, representada por el Batallón 42 de Infantería de Marina, el Eln y los grupos de disidencia de las Farc, especialmente del frente 30 y la columna móvil Jaime Martínez que buscan ocupar los espacios que dejó las Farc luego de la firma del acuerdo de paz.
Los armados ilegales buscan aumentar los miembros de sus filas y fortalecer sus organizaciones por lo que reclutan jóvenes, principalmente, sus motivaciones son económicas y la falta de oportunidades, pues en esta zona no ha habido una furte presencia de la institucionalidad para garantizar el mínimo vital de la población.
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López de Micay, por ejemplo, es el municipio del departamento con mayor Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), con un 81,2 %, y al mismo tiempo es el de menor porcentaje de cobertura de energía (36,15 %) y acueducto (11,62 %). En Timbiquí el IPM es de entre el 50 y 75 %, y es el municipio con mayor índice de miseria en hogares, con un 13,66 %. Finalmente, en Guapi el IPM está entre el 50 y 75 % y se lleva el primer lugar en cuanto a necesidades básicas insatisfechas del Cauca, con 67,45 %, según datos del DANE.
“El reclutamiento no es una práctica nueva, pero en la actualidad sorprende escuchar la cantidad de casos de jóvenes y mujeres vinculados en las filas de los actores armados no estatales, lo que complejiza las opciones de una salida política y negociada al conflicto armado, considerando que los jóvenes en Colombia representan el 25% de la población (DANE, 2020)”, asegura Felipe Cuero, miembro de la Regional Coordinación de Consejos Comunitarios y Organizaciones de Base del Pueblo Negro de la Costa Pacífica del Cauca (Cococauca).
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Esta situación fue empeorada por las restricciones impuestas por causa de la pandemia por COVID-19, que fueron más estrictas durante 2020. “Del 17 de marzo hasta septiembre del año pasado, periodo de cierre de los colegios, hubo 83 denuncias de casos de reclutamiento de menores en diferentes territorios del país, de los cuales 19 fueron en este departamento del Cauca. Según la Defensoría del Pueblo, el 80% de los casos reportados se presentaron en zonas rurales. Las edades de las víctimas oscilaban entre los 8 y los 18 años, el 33% eran menores de 14 años y un 59% hombres o sea 49 casos”, dice Cuero.
“Estamos ante un territorio con carencias y deficientes oportunidades para vivir con dignidad, condiciones propicias para el establecimiento y crecimiento de las economías ilícitas, cultivo constante del conflicto armado. Es evidente el desinterés del Estado colombiano, que no brinda las condiciones básicas para un desarrollo comunitario conforme a sus cosmovisiones y concepciones étnico – territoriales” puntualiza Felipe Cuero.
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En medio de esta situación de conflicto nació la Escuela de Derechos humanos, étnicos y territoriales a jóvenes y mujeres Afrodescendientes en la costa Pacífica del Cauca, una estrategia que busca sembrar nuevos referentes en los territorios étnicos del Pacifico Caucano para salvaguarda la vida y el tejido social.
En el marco de la escuela 60 jóvenes, mujeres de distintos consejos comunitarios y organizaciones locales participaron en el encuentro inicial en Timbiquí para realizar acciones hacia la construcción de paz y defensa territorial. La escuela de Escuela de Derechos Humanos es apoyada por la Embajada Alemana, alcaldías municipales y Consejos Comunitarios que está inmerso del Pacto por la Vida y la Paz.
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Otra iniciativa que se desarrolló en la línea de dicho pacto fue la Caravana Fluvial Humanitaria por la Vida y por la Paz, realizada en abril de 2021 que recorrió el territorio. “Suscitó mucho miedo, pero hoy esa experiencia ha quedado en la memoria de la gente como de apropiación territorial, de decirles a los actores armados que este territorio es nuestro. Lo vamos a defender con estrategias pacifistas”, expresa Mirna Rosa Herrera, representante legal de la Asociación Apoyo a la Mujer de la Matamba y Guasá, en Timbiquí.
“Estas iniciativas son unos insumos para aumentar las capacidades ante el estado de vulnerabilidad, buscando reducir las amenazas y disipar los riegos, en perspectiva de superar la difícil situación humanitaria por el recrudecimiento del conflicto armado en la región”, finalizó Cuero.