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A cinco meses de su desaparición, las autoridades encontraron en la vereda Patio Bonito de Belalcázar, en Caldas, el que sería el cuerpo del sacerdote Darío Valencia, quien desapareció cuando iba a concretar un negocio para la venta de su camioneta en Pereira, en abril pasado.
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El hallazgo se hizo con las coordenadas que entregó Julián Eduardo Cifuentes, la última persona con la que fue visto el religioso, quien días después de la desaparición fue capturado en el aeropuerto de París, en Francia, donde permanece recluido.
Nos solidarizamos con la familia del padre Darío Valencia Uribe. En un operativo del CTI y la Policía, en la vereda La Cascada, Belalcázar, Caldas, se exhumó un cuerpo que podría ser el del sacerdote. Estamos atentos al avance de la investigación. #Justicia #Paz
— Gobernación de Risaralda (@Gob_Risaralda) September 20, 2024
De acuerdo con la Fiscalía, el operativo fue realizado por la seccional de Risaralda, con un equipo especializado del CTI, el Gaula de la Policía y apoyo canino especializado, que en conjunto hicieron la exhumación del cuerpo en la vereda La Cascada, en Belalcázar.
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“Los restos serán entregados al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para avanzar en las labores científicas y forenses que permitan la plena identificación. Al culminar ese proceso se harán las comunicaciones respectivas”, añadió el ente investigador.
El sacerdote Darío Valencia Uribe, quien trabajaba en la parroquia María Auxiliadora de Pereira, desapareció el pasado 25 de abril, luego de salir a concretar la venta de su camioneta. Ese día, el religioso desayunó en la mañana con su mamá en una cafetería, pero luego no llegó a un almuerzo con sus compañeros ni a dirigir la misa de las 3:00 p.m., por lo que dieron aviso a las autoridades.
Al día siguiente de su desaparición, las autoridades encontraron el vehículo dentro de un parqueadero de Viterbo, sin la silla trasera. Las personas del lugar señalaron que un hombre pagó un mes de parqueo por adelantado y pidió lavar la parte exterior del carro.
Posteriormente, se conocieron imágenes de una cámara de seguridad en las que se ve a Julián Eduardo Cifuentes subiéndose al carro junto con el sacerdote, pero días después de la desaparición del cura, el sujeto huyó a París, donde fue capturado.
Tras cinco meses del caso, el sujeto confesó la autoría del crimen, señaló que cometió el asesinato por cuestiones económicas relacionadas con el carro y detallo a las autoridades que le disparó en cuatro ocasiones a Valencia en el vehículo y luego abandonó su cuerpo en zona boscosa de Caldas.
Por lo pronto, se espera la extradición del confeso asesino, así como los resultados de Medicina Legal que corroboren si el cuerpo hallado corresponde al del cura.