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A los 13 años de edad, Natalia Andrea Borja soñaba con viajar a Estados Unidos, ser veterinaria y ayudar a los animales desprotegidos. Era buena alumna, amante de la literatura y el patinaje. Sus amigos de clase la recuerdan como una niña alegre y amistosa. Estaba muy emocionada porque en un mes cumpliría 14 años. “Se la pasaba imaginando el regalo que le daría su papá”, cuenta uno de sus compañeros.
El pasado 20 de agosto llegó del colegio y almorzó sin mostrar alguna actitud extraña. Horas después, su madre la halló en su habitación pendiendo de un lazo, aún con vida. Los médicos no pudieron salvarla.
Las investigaciones apuntan a que un episodio de depresión, que nadie detectó, la hizo tomar la fatal determinación.
Así como Natalia, otras 34 personas decidieron acabar con su existencia en Ibagué en lo corrido de este año: 10 mujeres y 24 hombres, entre los que se cuentan 4 menores de 12 a 14 años de edad; 13 entre 18 y 38 años; 16 entre 39 y 50 años, y uno con 97 años.
El Departamento de Estadística de la Policía Metropolitana señala que 24 personas utilizaron como mecanismo causal el ahorcamiento; el resto, armas de fuego, veneno y ahogamiento. Los lugares elegidos para hacerlo fueron sus viviendas.
La Secretaría de Salud Municipal, en cabeza de Gilma Lucía Peña, ha identificado, a través del Sistema Nacional de Vigilancia (Sivigila), que en primer lugar los suicidios en la ciudad obedecen a conflictos de pareja y desintegración familiar, y en segunda medida al desempleo. Entre los adultos mayores las causas son especialmente las enfermedades y la soledad.
Las alarmas se prenden al conocer que 156 personas más intentaron suicidarse, según el reporte de las IPS. Esta cifra no tiene en cuenta los casos que se reciben a través de la línea amiga de la Alcaldía o por medio de amigos y familiares que dieron aviso a alguna autoridad y lograron evitarlo.
El médico y académico de la Universidad del Tolima Agustín Angarita Lezama, con doctorado en paz y conflicto de la Universidad de Granada (España), piensa que la raíz del suicidio es una sociedad excluyente, “donde las personas niegan a las otras y se construyen unas soledades que no todo el mundo sabe manejar. La gente tiene la sensación de que no hay un futuro. Esto refleja una sociedad enferma”.
“Tanto el Estado como todos los sectores sociales tienen la responsabilidad de liderar el cambio. Necesitamos una educación que forme y no que instruya, una Iglesia que no se dedique a atesorar sino a enseñar”, agrega.
A Sandra Genny Pineda, directora de Medicina Legal Seccional Tolima, le preocupa que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades municipales, el número de casos no registre una disminución significativa con respecto a 2013, cuando se presentaron 40 eventos. Se refiere a iniciativas como la “Línea amiga”, implementada por la Alcaldía de Ibagué, en la que un grupo de psicólogos está dispuesto 24 horas a escuchar y persuadir a personas con intenciones suicidas.
Un estudio de Medicina Legal dado a conocer por la funcionaria señala que, como el suicidio es un suceso de gran impacto social que puede reflejar globalmente la salud mental de la población, se sugiere promover desde la infancia una educación emocional en el ámbito del hogar y escolar para el manejo de la frustración.
Jesús Orrego, de 20 años y quien lidera grupos juveniles cristianos, opina que el problema radica en que los padres no escuchan a sus hijos: “Ellos salen de las casas a enfrentar la realidad, donde los únicos que los escuchan son los amigos, pero los aconsejan mal”. En su grupo ha detectado muchos casos de depresión entre adolescentes, que además no saben afrontar la finalización de una relación sentimental, agrega.
- Exorcismo
La ocurrencia de estos casos, en los que se involucran dos niñas y un niño menores de 14 años, son para el sacerdote Carlos Andrés Pinzón, delegado arquidiocesano para la pastoral de la Infancia y la Juventud, señales claras de que la cultura de la muerte está rondando la ciudad.
“Cuando un joven o cualquier persona se aleja de Dios, está sujeto al espíritu del mal, entonces el maligno ataca y es cuando falta la armonía en las familias y hay distanciamiento entre padres e hijos. Todo ello causante de drogadicción, depresión, alcoholismo y malas amistades”, afirma Pinzón.
Para tratar de parar la ola de suicidios, la Iglesia católica realizará mañana un retiro con 200 jóvenes, al que ha denominado “Vive, no te limites a existir” y que finalizará con una marcha cuyo fin es motivar el deseo de vivir.
Durante la jornada se practicará el exorcismo de León XIII, que se realiza con el rezo del rosario y la invocación a san Miguel Arcángel; luego la petición de la venida de la gracia de Dios, una oración contra Satanás y sus huestes, y el llamado al ejército de ángeles, que evitarán el mal. Su finalidad es expulsar al maligno para que entre la presencia del Espíritu de Dios. La oración se hace extensiva a familiares, amigos y vecinos.