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Un sacerdote de 57 años de Santander, identificado como Jaime Vargas Ruiz, fue expulsado del sacerdocio por la Diócesis de Socorro y San Gil por el abuso sexual contra un menor de edad, tras un proceso que inició en 2020.
Los hechos ocurrieron en 2007, cuando el religioso tenía 36 años y se desempeñaba como párroco de la iglesia San Judas Tadeo en Bogotá. La víctima, quien era monaguillo, denunció que el sacerdote se ganó la confianza de su familia y cometió los abusos en una finca de su propiedad en Chitaraque, Boyacá.
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Según relató la víctima a Vanguardia, el sacerdote fue suspendido temporalmente de sus funciones mientras investigaban los hechos y durante ese tiempo intentó retirarse voluntariamente de la institución. Razón por la que la víctima tuvo que intervenir para solicitar la negación del requerimiento del sacerdote.
Tras casi cuatro años de investigación por parte del Tribunal Eclesiástico, en julio de 2024 se emitió la condena y expulsión del sacerdote por el delito de “delictum contra sextum cum minore” (abuso sexual de un menor), de acuerdo con el derecho canónico.
Esto significa que se le prohíbe de manera permanente ejercer las funciones y derechos asociados al estado clerical, como celebrar la Misa, oír confesiones y administrar otros sacramentos.
El documento también se refiere a la víctima y le “ofrece acogida, escucha y acompañamiento, así como la disponibilidad para atender los requerimientos necesarios para adelantar un proceso de sanación espiritual y/o psicológica”.
Por su parte, la Fiscalía General de la Nación abrió un proceso penal en contra del religioso por el delito de acto sexual violento contra un menor de edad. El Juzgado Penal del Circuito de Moniquirá, en Boyacá, tomó el caso y anunció la audiencia preparatoria para el martes 1 de octubre.
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“Lo que me parece más importante de todo lo que hemos avanzado en busca de la justicia, sin duda, es que la iglesia haya tomado la decisión de expulsarlo como sacerdote”, dijo la víctima.
El sacerdote ocupó cargos importantes dentro de la iglesia, como Canciller Diocesano, Tesorero Diocesano y Presidente del Tribunal Eclesiástico, además de haber sido párroco en varias iglesias de San Gil, Mogotes y Socorro, Santander.