Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
María Ángel Molina Tangarife tenía 4 años. Fue raptada el pasado domingo, junto a su hermana de 18 meses, por un hombre que además atacó a golpes y con un cuchillo a la mamá de las niñas. Aunque el sujeto fue detenido ese mismo día y las autoridades pudieron rescatar a la bebé, nada se sabía del paradero de María Ángel. Este miércoles, después de dos días de búsqueda, su cuerpo fue hallado en la desembocadura del río Arma, en un sector conocido como el Plan del Oro, en Aguadas (Caldas). Las causas de la muerte aún no se conocen, la mamá de las niñas está hospitalizada y el agresor, en custodia de las autoridades.
La tragedia de la familia Molina se conoció pocas horas después de que en otro municipio del país, en Guapi (Cauca), las autoridades encontraran el cuerpo de Maira Alejandra Orobio, de 11 años, quien fue torturada, violada y asesinada. Por este caso aún no hay detenidos ni sospechosos señalados.
Dos crímenes que prenden de nuevo las alarmas ante el incremento de casos de feminicidios en el país, y que este año, de acuerdo con Gloria Yamile Roncancio Alfonso, directora de la Fundación Feminicidios Colombia, ya ascienden a 16. En entrevista con El Espectador, Roncancio habla de los patrones y las características de estos crímenes.
¿Cuántos casos de feminicidio registraron en 2020 y cuántos en los primeros días de 2021?
En 2020 se presentaron 227 casos de feminicidio, 33 de estos contra niñas y adolescentes. Hasta el 13 de enero de 2021 van 16. Solo entre diciembre y lo que va de enero se han presentado al menos siete feminicidios de niñas. La Fundación tiene un observatorio con varias bases de datos, entre ellas las de feminicidios, allí solo se ingresan datos cuando el equipo verifica que lo revelado por medios de comunicación o entidades coincide con las características propias del feminicidio contenidas en el Código Penal.
Los casos de asesinatos violentos contra mujeres o algunos que aparentan ser suicidios se llevan a una base de datos de verificación. Estamos esperando una respuesta de la Fiscalía para saber cuántos de esos casos están siendo investigados como feminicidios. Para 2020 tenemos 259 casos en verificación, 17 de estos de niñas. También hemos representado casos en los que la Fiscalía no ha tipificado como feminicidio, pero deberían ser tratados como tal. Nosotras compartimos la información de los registros con la Fiscalía, uno de nuestros logros en 2020, para que puedan comparar sus registros e identificar falencias.
¿La Fundación tiene datos de los casos de María Ángel Molina y Maira Alejandra Orobio?
En el caso de Maira Alejandra su cuerpo fue instrumentalizado, fue víctima de violencia sexual y pudo haber sido víctima de tortura; horas después se conoció que estaba en un sistema de protección porque ya había sido víctima de violencia sexual. Maira tenía varios factores de vulnerabilidad: estaba en un departamento en el que la violencia ha aumentado, era una niña negra y ya había sido abusada. No es la primera vez que pasa que una niña o mujer que está en proceso de restablecimiento de derechos termine siendo revictimizada.
María Ángel, de cuatro años, fue asesinada en el Eje Cafetero, una zona del país con alto nivel de trata con fines de explotación sexual. Antes había sido secuestrada, debería explorarse la hipótesis de que es trata de personas. Se reveló que, posiblemente, la madre había acudido a una cita con un hombre que ofreció regalos para las niñas y eso ha hecho que la sociedad la cuestione, cuando en realidad debería llevarnos a pensar en cómo la pandemia ha aumentado la feminización de la pobreza. También, según otros reportes, habían encontrado la ropa de la niña primero, hay una alta probabilidad de que haya sido víctima de violencia sexual.
También le puede interesar: Las alarmantes cifras de feminicidio que deja 2020
¿Cuáles son las características de la violencia feminicida en Colombia?
Ocurre en especial en los entornos familiares, hogares y viviendas: los lugares más inseguros para las mujeres son sus casas. Además, la mayoría está precedido por violencia intrafamiliar y muchas veces ya se habían hecho denuncias ante las instituciones y no hubo una acción efectiva. Otro rasgo es que los hijos son feminicidas en potencia de sus madres, esto está dado por la violencia intrafamiliar que ejercen sobre ellas. También hemos evidenciado varios casos en los que se presenta violencia sexual y desapariciones, lo que dificulta el esclarecimiento de los casos. En cuanto a los feminicidios de niñas, generalmente son asesinadas por padres, padrastros o por personas cercanas, y cuando son adolescentes por sus parejas. Muchas son víctimas de violencia sexual, de desapariciones y usan sus muertes y la violencia que les infringen como retaliación contra sus familias o comunidades. Por ejemplo, el caso de Sofía Cadavid da cuenta de cómo se usó a la niña como un instrumento para generar dolor en la madre. Esto da cuenta de las relaciones asimétricas de poder.
¿Cuáles son los patrones de los victimarios?
En 2020 registramos al menos 137 tentativas de feminicidio: 64 por parejas y 40 por exparejas; el departamento con más tentativas fue Antioquia, seguido de Tolima y Huila. Dentro de las tentativas hubo delito sexual, desaparición, tortura y dos casos de empalamiento. Esto demuestra que el patrón es ataques perpetrados por parejas o exparejas contra mujeres entre los 19 y 35 años. En el caso de las mujeres más jóvenes, son parejas que les llevan muchos años, lo que muestra la necesidad de hablar sobre matrimonio infantil y uniones tempranas en Colombia. En 2020 hubo mayor frecuencia en suicidios de los agresores y aumentaron los feminicidios con golpes y asfixia mecánica.
¿Ha aumentado la violencia feminicida durante la pandemia? ¿Por qué?
Estadísticamente Colombia no tiene cifras para decir que aumentaron los casos porque hay un subregistro. Los feminicidios bajaron en relación con 2019; sin embargo, sí hubo un recrudecimiento en la violencia, se han presentado incluso casos de incineración. Otra cosa que genera un aumento desde nuestra perspectiva es la normalización del feminicidio. Del mismo modo, cuando se gráfica el feminicidio como la punta del iceberg, evidenciamos que no se hace nada para perseguir todas las violencias que hay debajo del feminicidio. Es necesario señalar que el feminicidios no opera solo, hay violencia simbólica, existe la cosificación de los cuerpos de las mujeres.
¿Cuáles son las regiones del país en las que hay mayor riesgo para mujeres y niñas?
Antioquia, Valle del Cauca y Bogotá son los lugares que más feminicidios registran desde 2018, cuando iniciamos el registro.
¿Cómo se pueden prevenir este tipo de casos? ¿Hacen algún llamado a las instituciones?
Para que no se presenten los feminicidios solo se puede hacer una cosa: que los hombres cambien la forma en la que ven a las mujeres y en las que actúan. No podemos poner en las mujeres la responsabilidad de prevenir los feminicidios, denunciar e “identificar las señales”; hay que hacer un cuestionamiento a los hombres y a la sociedad en cuanto a los roles que le imponen a las mujeres. El Estado debe hacer una inversión mayor para determinar con qué hombres debemos trabajar para que estos casos no pasen y tiene unas responsabilidades que no está cumpliendo, al revisar los planes locales y nacionales no encontramos acciones efectivas.
En cuanto a la judicialización en casos de feminicidio ¿En Colombia hay una base de datos que dé cuenta de ello? ¿Se ha avanzado?
No hay una base de datos y eso evidencia el incumplimiento de deberes estatales. En cumplimiento de la ley Rosa Elvira Cely (1761 de 2015) el Estado debería tener un sistema unificado de estadísticas sobre violencias basadas en género. La rama Judicial también tiene una falencia: no tienen un registro de sentencias de feminicidio. Consideramos que hay acciones estatales que deben ser modificadas, algunos feminicidios son tratados como homicidio y en los que no se aplica el principio de debida diligencia y el enfoque diferencial, hay ausencia en la rigurosidad investigativa, también problema en materia de representación judicial de las víctimas, entre otras cosas.
¿Cómo pueden los medios de comunicación cubrir de forma responsable los feminicidios de niñas y mujeres?
Hemos hecho varias recomendaciones desde la Fundación para evitar la revictimización. Entre ellas proteger la dignidad e identidad de las víctimas, verificar los datos antes de publicar, evitar detalles truculentos, no confundir el morbo con el interés social, desarrollar un enfoque centrado en la concientización y evitar reproducir estereotipos sexistas que responsabilicen a madres, niñas o mujeres de los feminicidios o cuestionar a la víctima.
También le puede interesar: “Debemos hablar de la violencia institucional”: secretaria de las Mujeres de Antioquia