Como estrategia de camuflaje, un guardián del Inpec que trabajaba en la cárcel Las Mercedes, en Montería, utilizó sus botas de dotación para introducir 545 gramos de drogas al interior del centro penitenciario. Una denuncia anónima y el fuerte olor en los dormitorios dejaron al descubierto la situación.
Las autoridades confirmaron que se trata de Gabriel Esteban Recalde Guerrero, de 30 años, a quien le hallaron 362 gramos de marihuana y 183 gramos de cocaína en su casillero. Se realizó un operativo sorpresa tras conocerse la presencia del microtráfico de estupefacientes en el centro carcelario, que promueve las guerras internas entre mafias que se disputan el control, según el informe policial.
Según Carlos Espinosa Martínez, fiscal del caso, un guía canino detectó el fuerte olor a marihuana en las botas del uniformado. A partir de este indicio, las directivas del centro carcelario ordenaron realizar la inspección que fue asistida por la Policía Judicial del Inpec y un perro especializado en la búsqueda de estupefacientes.
“El locker estaba cerrado con candado y los únicos que tenían llaves eran los dos guardianes en mención, por lo que se les pidió que abrieran de manera voluntaria, fue entonces cuando se encontraron algunas de las pertenencias de los sospechosos y tres paquetes embalados en cinta, dos en forma cilíndrica y uno de forma rectangular”, manifestó el ente acusador en el informe.
Luego de olfatear los zapatos del uniformado, el perro dio una primera señal de positivo. Hubo una segunda tras oler el casillero que Recalde compartía con el guardián David Upegui Aguirre, de 32 años, a quien la Fiscalía detuvo por sospechas, pero finalmente fue puesto en libertad al poco tiempo y no se le imputaron cargos al considerarlo inocente.
Un juez de garantías cobijó con medida preventiva de aseguramiento en domicilio a Gabriel Esteban Recalde Guerrero y se le imputó el delito de fabricación, tráfico y porte de estupefacientes. Sin embargo, el indiciado no aceptó los cargos.
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