Hambre, temor e inseguridad: las consecuencias de la guerra en San Juan, Chocó
Autoridades y habitantes de Medio San Juan e Istmina (Chocó) piden ayuda al departamento y a la nación, así como a actores internacionales, para asistir a la población confinada y desplazada.
César Giraldo Zuluaga
El 12 y 13 de agosto hombres pertenecientes a las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc) ingresaron a los corregimientos de la Unión, Dipurdú y el Guasimo, de Medio San Juan. Allí interrogaron a los habitantes y pintaron algunas fachadas con afrentas alusivas a su grupo. Un día después, en la comunidad de Negría, perteneciente a Istmina, integrantes del Eln asesinaron a un hombre al que acusaron de ser colaborador de las Agc. Para el 15 de agosto, ambos grupos se enfrentaron en inmediaciones de estas comunidades generando el desplazamiento de más de 1.200 personas y el confinamiento de otras 1.300.
El enfrentamiento, según la Defensoría, significa el fin de un acuerdo de no agresión pactado entre ambos grupos que inició en el 2017. Sin embargo, como lo contó un habitante de estas comunidades a El Espectador, que pidió no ser citado por temas de seguridad, tanto el Eln como las Agc controlaban el territorio e imponían reglas como “la existencia de fronteras invisibles y, de alguna u otra manera, se respetaban esas reglas y se vivía en tensa calma”.
También puede leer: Silencio y confinamiento en las comunidades del río Bojayá
Pese a que el Ejército aumentó su presencia en la región afectada, la personería municipal de Medio San Juan le confirmó a este diario que las personas desplazadas no sienten que estén dadas las condiciones para retornar a sus hogares, pues temen que haya nuevos combates. Desde esta entidad se le hizo un llamado al gobierno departamental y nacional “para que unan esfuerzos y atiendan a la población afectada, toda vez que estos son municipios de sexta categoría y su capacidad está desbordada”.
El 12 y 13 de agosto hombres pertenecientes a las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc) ingresaron a los corregimientos de la Unión, Dipurdú y el Guasimo, de Medio San Juan. Allí interrogaron a los habitantes y pintaron algunas fachadas con afrentas alusivas a su grupo. Un día después, en la comunidad de Negría, perteneciente a Istmina, integrantes del Eln asesinaron a un hombre al que acusaron de ser colaborador de las Agc. Para el 15 de agosto, ambos grupos se enfrentaron en inmediaciones de estas comunidades generando el desplazamiento de más de 1.200 personas y el confinamiento de otras 1.300.
El enfrentamiento, según la Defensoría, significa el fin de un acuerdo de no agresión pactado entre ambos grupos que inició en el 2017. Sin embargo, como lo contó un habitante de estas comunidades a El Espectador, que pidió no ser citado por temas de seguridad, tanto el Eln como las Agc controlaban el territorio e imponían reglas como “la existencia de fronteras invisibles y, de alguna u otra manera, se respetaban esas reglas y se vivía en tensa calma”.
También puede leer: Silencio y confinamiento en las comunidades del río Bojayá
Pese a que el Ejército aumentó su presencia en la región afectada, la personería municipal de Medio San Juan le confirmó a este diario que las personas desplazadas no sienten que estén dadas las condiciones para retornar a sus hogares, pues temen que haya nuevos combates. Desde esta entidad se le hizo un llamado al gobierno departamental y nacional “para que unan esfuerzos y atiendan a la población afectada, toda vez que estos son municipios de sexta categoría y su capacidad está desbordada”.