Hospital en Quibdó deja de prestar servicios en urgencias
Desde el pasado 24 de enero los trabajadores del Hospital San Francisco de Asís entraron en paro, por el retraso en el pago de seis meses de salarios.
Los trabajadores el Hospital San Francisco de Asís en Quibdó, Chocó, se declararon en “manos caídas”, es decir que dejarán de atender a todos los pacientes que lleguen al centro asistencial, por los retrasos en el pago de los salarios y la falta de insumos que dificulta cualquier tipo de atención.
Lea: La cura que buscan los hospitales de Quibdó
El hospital está en paro desde el pasado 24 de enero, que los trabajadores decidieron salir protestar exigiendo soluciones a la grave crisis que atraviesa el Hospital. En ese momento se determinó suspender las consultas externas y la vacunación, por lo que solo atendían urgencias vitales, pero con esta nueva declaratoria ya no se recibirán pacientes de ninguna complejidad.
Ante esto, los funcionarios del centro asistencial señalaron que dejarán de recibir personas ante la falta de insumos y solo continuarán atendiendo a los usuarios que continúan hospitalizados, mientras el Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (CRUE) define su trasladado a otros puntos de atención.
Junto al Hospital Francisco de Asís, el pasado 18 de febrero entró en paro el Hospital Ismael Roldán de primer nivel, ante condiciones similares. Para ese momento el Gobierno Nacional anunció que destinaría $8.000 millones para pagar lo que se debe a los empleados, pero hasta el momento, no se ha avanzado en la entrega.
Por ello, el pasado 4 de marzo los trabajadores de la salud se tomaron una de las entradas de la Gobernación del Chocó exigiendo soluciones a la problemática de los hospitales públicos del departamento.
El retraso en el pago de los salarios ha mantenido en vilo a los trabajadores de los dos hospitales, quienes alertan que ya no tienen recursos ni para pagar los servicios públicos. En el caso del Ismael Roldán, la alcaldía local trabaja en un plan para superar el déficit en el que se encuentra, mientras que el Hospital San Francisco de Asís está intervenido por la Superintendencia de Salud.
Los trabajadores no solo piden que se garanticen sus salarios, sino además los insumos para poder atender a los pacientes, como una mayor inversión en la infraestructura, mientras que de fondo piden un cambio estructural que permita a los dos hospitales públicos salir de la crisis que se ha profundizado con la pandemia.
Los trabajadores el Hospital San Francisco de Asís en Quibdó, Chocó, se declararon en “manos caídas”, es decir que dejarán de atender a todos los pacientes que lleguen al centro asistencial, por los retrasos en el pago de los salarios y la falta de insumos que dificulta cualquier tipo de atención.
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El hospital está en paro desde el pasado 24 de enero, que los trabajadores decidieron salir protestar exigiendo soluciones a la grave crisis que atraviesa el Hospital. En ese momento se determinó suspender las consultas externas y la vacunación, por lo que solo atendían urgencias vitales, pero con esta nueva declaratoria ya no se recibirán pacientes de ninguna complejidad.
Ante esto, los funcionarios del centro asistencial señalaron que dejarán de recibir personas ante la falta de insumos y solo continuarán atendiendo a los usuarios que continúan hospitalizados, mientras el Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (CRUE) define su trasladado a otros puntos de atención.
Junto al Hospital Francisco de Asís, el pasado 18 de febrero entró en paro el Hospital Ismael Roldán de primer nivel, ante condiciones similares. Para ese momento el Gobierno Nacional anunció que destinaría $8.000 millones para pagar lo que se debe a los empleados, pero hasta el momento, no se ha avanzado en la entrega.
Por ello, el pasado 4 de marzo los trabajadores de la salud se tomaron una de las entradas de la Gobernación del Chocó exigiendo soluciones a la problemática de los hospitales públicos del departamento.
El retraso en el pago de los salarios ha mantenido en vilo a los trabajadores de los dos hospitales, quienes alertan que ya no tienen recursos ni para pagar los servicios públicos. En el caso del Ismael Roldán, la alcaldía local trabaja en un plan para superar el déficit en el que se encuentra, mientras que el Hospital San Francisco de Asís está intervenido por la Superintendencia de Salud.
Los trabajadores no solo piden que se garanticen sus salarios, sino además los insumos para poder atender a los pacientes, como una mayor inversión en la infraestructura, mientras que de fondo piden un cambio estructural que permita a los dos hospitales públicos salir de la crisis que se ha profundizado con la pandemia.