Indígenas y cañeros en el Cauca: ¿por qué hay disputa por esos territorios?
Grupos indígenas y comunidades campesinas en el Cauca se disputan la posesión de las tierras: los primeros alegan que históricamente han estado allí y los segundos su derecho al trabajo y a la propiedad privada. Lo que sucedió el 23 de julio, cuando indígenas ocuparon los predios de los ingenios azucareros en Padilla, al norte del departamento, es un episodio más de una disputa histórica y territorial que se remonta, incluso, a los tiempos de la colonia.
Según Camilo Gonzáles Posso, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), la problemática de tierras se remonta al siglo XIX, con la conformación de una nueva composición social producto del asentamiento de familias afrodescendientes tras la liberación de los esclavos. Luego, a mediados del siglo pasado se presentó la proletarización y la disposición de tierras por las dinámicas económicas, la expansión de la agroindustria de la caña y el crecimiento de las familias campesinas. Adicionalmente, la región alta del Cauca cuenta con la presencia de las comunidades indígenas, quienes buscan recuperar sus territorios ancestrales desde los resguardos coloniales.
Para Carmen Gembuel Quiguanás, Representante Legal del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), las tensiones en la región del norte del Cauca responden a un conflicto interétnico por la reivindicación del territorio por parte de cada uno de los actores involucrados. Desde el punto de vista de la comunidad indígena, el reclamar esos derechos de la tierra se lleva a cabo a través del proceso de liberación de la madre tierra.
El 23 de febrero de este año, trabajadores de la industria azucarera organizaron una marcha pacífica en el municipio de Miranda para exigir condiciones de seguridad en el territorio, tras un creciente aumento en los casos de la ocupación de predios de sembrado de caña, tanto de los ingenios como de colonos, por parte de terceros.
Según el Instituto de Estudios Interculturales de la Universidad Javeriana de Cali, se han incumplido, o han tendido al incumplimiento 1.201 acuerdos por tierras desde 1991. Además, señalan que aspectos como la presencia de grupos armados, el narcotráfico, el vacío estatal y la corrupción hacen del Cauca una región delicada e inestable para la construcción de espacios de paz.
Según Camilo Gonzáles Posso, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), la problemática de tierras se remonta al siglo XIX, con la conformación de una nueva composición social producto del asentamiento de familias afrodescendientes tras la liberación de los esclavos. Luego, a mediados del siglo pasado se presentó la proletarización y la disposición de tierras por las dinámicas económicas, la expansión de la agroindustria de la caña y el crecimiento de las familias campesinas. Adicionalmente, la región alta del Cauca cuenta con la presencia de las comunidades indígenas, quienes buscan recuperar sus territorios ancestrales desde los resguardos coloniales.
Para Carmen Gembuel Quiguanás, Representante Legal del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), las tensiones en la región del norte del Cauca responden a un conflicto interétnico por la reivindicación del territorio por parte de cada uno de los actores involucrados. Desde el punto de vista de la comunidad indígena, el reclamar esos derechos de la tierra se lleva a cabo a través del proceso de liberación de la madre tierra.
El 23 de febrero de este año, trabajadores de la industria azucarera organizaron una marcha pacífica en el municipio de Miranda para exigir condiciones de seguridad en el territorio, tras un creciente aumento en los casos de la ocupación de predios de sembrado de caña, tanto de los ingenios como de colonos, por parte de terceros.
Según el Instituto de Estudios Interculturales de la Universidad Javeriana de Cali, se han incumplido, o han tendido al incumplimiento 1.201 acuerdos por tierras desde 1991. Además, señalan que aspectos como la presencia de grupos armados, el narcotráfico, el vacío estatal y la corrupción hacen del Cauca una región delicada e inestable para la construcción de espacios de paz.