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Inundaciones en La Mojana, ¿borrón y cuenta nueva?

Por las inundaciones los campesinos no han podido sembrar, tener ganado o desarrollar otras actividades económicas. La incertidumbre crece con la llegada de la segunda ola de lluvias y por el anuncio de la Ungrd, de no seguir con las obras en el sector de Cara de Gato, San Jacinto del Cauca (Bolívar), donde se originó la tragedia.

Carlos Eduardo Díaz Rincón
12 de septiembre de 2022 - 02:00 a. m.
La subregión de La Mojana permanece inundada y todo empeoraría con la nueva temporada invernal.
La subregión de La Mojana permanece inundada y todo empeoraría con la nueva temporada invernal.
Foto: Camila Granados Arango
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Tras más de un año de la ruptura del dique que contenía las aguas del río Cauca en el sector de Cara de Gato y que ha dejado más de 38 mil familias damnificadas, Javier Pava, director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), anunció la suspensión de las obras de reconstrucción. Las comunidades, que se preparan para la segunda temporada de lluvias, claman por el cierre del boquete y se niegan a ser reubicados.

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El 2022 ha sido el peor año para la subregión La Mojana, ubicada en la Depresión Momposina y compuesta por 11 municipios de cuatro departamentos -seis de Sucre, tres de Bolívar, uno de Córdoba y uno de Antioquia-. Desde el 27 de agosto de 2021, sus habitantes están denunciando los vejámenes que padecen por el desbordamiento del río Cauca y el retraso de las obras de reconstrucción a cargo de la Ungrd.

Para la mayoría de mojaneros se ha vuelto un hábito dormir en cambuches sobre la carretera o tener balsas en sus viviendas para no ser arrastrados por las crecientes. Lo peor de todo es que, debido a la permanencia de las inundaciones, este año no han podido sembrar, tener ganado o desarrollar otras actividades económicas. La incertidumbre aumenta con la llegada de la segunda temporada de lluvias y con el anuncio que hizo Javier Pava, director de la Ungrd, de no continuar con las obras en el sector de Cara de Gato, San Jacinto del Cauca (Bolívar), donde se originó la tragedia.

“La reconstrucción solo tiene 400 metros de los 2,2 kilómetros que se requieren, y se necesitaría una inversión adicional de $30 mil millones. Además, su ejecución tardaría seis meses, con la posibilidad de que se pierdan los recursos por la temporada de lluvias y la influencia del fenómeno de La Niña”, dijo Pava a El Espectador. También habló de la posibilidad de reubicar temporalmente a las poblaciones en tierras secas de La Mojana, donde puedan llevar a cabo proyectos productivos. “Eso necesita un programa de reasentamiento que estamos estructurando y que será un pacto entre los grandes propietarios, los habitantes y las diferentes entidades”, agregó.

La noticia no cayó bien en las comunidades y los gremios de la subregión ubicada en el norte del país, quienes consideran que la única manera de salvar a La Mojana es cerrar el boquete de Cara de Gato en temporada seca. Ganaderos, arroceros y pequeños agricultores se resisten a la posibilidad de abandonar sus tierras y sus viviendas, a pesar de que muchas de ellas llevan más de un año con el agua hasta el techo.

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“Cuando se habla de reubicación la gente no lo piensa bien, porque prácticamente es trasplantar pueblos, es sacarlos de un territorio en donde tienen raíces y donde hay conexión con su tierra”, contó Isidro Álvarez, cofundador de la Fundación Pata de Agua, quien indicó que esta iniciativa se viene escuchando desde 2002 y que no ha tenido resultados positivos en la subregión. “Además, tiene un agravante y es que los terrenos que dejan estas comunidades son invadidos por los ladrones que tienen cabezas de ganado”, acotó Álvarez.

En la misma línea, Arcesio Paredes, líder de Guaranda (Sucre), destacó que las comunidades no quieren salir a la sabana o a otros sectores de La Mojana, pues las tierras no son productivas o se cultivan alimentos a los cuales no están acostumbrados. “Si a nosotros nos tapan el chorro en el mes de enero o febrero, vamos a poder producir. Lo que queremos es compromiso con las obras fallidas”, aseguró el agricultor, a la vez que anunció protestas en la subregión, en caso de que no se aclare esta situación.

Por su parte, Óscar Gutiérrez, director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria Colombiana, tras reunirse con habitantes de La Mojana en San Marcos (Sucre), manifestó que presentarán un pliego de peticiones al Gobierno Nacional para exponer la problemática del endeudamiento de productores con entidades bancarias, la necesidad de una política de reactivación económica y la urgencia de continuar con las obras de infraestructura. “Esa política de ‘hay que sacarlos porque no alcanzamos’ debería pensarse dos veces y resolver prontamente el problema de Cara de Gato”.

El gremio ganadero también tiene sus peros. “Lo más importante es que el presidente Petro cumpla con la ejecución del documento Conpes 4076 que el expresidente Duque dejó con disponibilidad presupuestal de $1,8 billones”, expresó Enrique Martínez, presidente del Comité Ganadero de La Mojana, quien resaltó la importancia de este proyecto con el que se pretende construir jarillones en la margen izquierda del río Cauca, crear compuertas de desagüe y rehabilitar las fuentes hídricas de la subregión. “Estamos viendo la viabilidad de este plan de acción”, puntualizó Pava.

“A la comunidad le han dicho que la solución del problema es el cierre de Cara de Gato y eso no es cierto. Las lluvias no dan tregua y no hay garantías (…) Hay unos terrenos secos que son de la SAE, otros son baldíos, y vamos a revisarlos para asignarlos a las comunidades con alternativas de medios de vida, porque no pueden seguir con este nivel de afectación”, sostuvo el director de la Ungrd, quien reiteró su compromiso con la seguridad alimentaria de La Mojana.

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El funcionario dijo que esta semana realizará un Puesto de Mando Unificado (PMU) con todos los alcaldes y con miembros de las comunidades para concretar un plan de intervención.

Finalmente el gobernador de Sucre, Héctor Olimpo Espinosa, contó que, por recomendación del presidente, Gustavo Petro, está solicitando información a los mandatarios municipales sobre lotes que podrían ser objeto de revisión para acondicionar albergues temporales o para trasladar a las comunidades afectadas por las inundaciones. “La reubicación transitoria de familias es una buena opción, pero esto debe ir acompañado de entrega de ayudas humanitarias para garantizar las condiciones mínimas durante la emergencia”.

Carlos Eduardo Díaz Rincón

Por Carlos Eduardo Díaz Rincón

Periodista y politólogo de la Universidad Javeriana. Amante de la cultura y del análisis de la política nacional e internacional. Principales intereses: resolución de conflictos, saberes comunitarios, política pública y cultura Hip Hop. Apasionado por la literatura sobre populismo, movimientos sociales e investigación de medios.@carlosdiazr4cediaz@elespectador.com

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