La brigada que llevó salud sexual y reproductiva a Bahía Solano
Alrededor de 660 personas se beneficiaron de la jornada de salud en ese municipio del Chocó, entre ellas una mujer que no sabía que esperaba gemelos. La Fundación A-Kasa, principal promotora de la brigada del 18 al 24 de abril junto a la organización humanitaria alemana Johanniter-Unfall-Hilfe, cumplió con necesidades de salud pública propias de la alcaldía y las EPS que funcionan en Bahía Solano. ¿Qué pasó durante los últimos tres días de las jornadas?
Luisa Fernanda Orozco
Poco imaginaba Margarita* que una visita de rutina al ginecólogo le cambiaría la vida. Cuando llegó al hospital Julio Figueroa Villa de Bahía Solano, Chocó, su cita coincidió con la brigada de salud sexual y reproductiva que allí realizó la fundación A-Kasa entre el 18 y 24 de abril. Una de las especialistas de la jornada la hizo pasar a la sala para ecografías, y cuando le realizaron el procedimiento, a Margarita la sorprendieron con la noticia: resultó que no esperaba uno sino dos bebés, y que la recomendación era desplazarse de inmediato a un centro de salud más especializado en Quibdó. La vida de sus hijos se vería comprometida si no daba a luz lo más pronto posible.
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Poco imaginaba Margarita* que una visita de rutina al ginecólogo le cambiaría la vida. Cuando llegó al hospital Julio Figueroa Villa de Bahía Solano, Chocó, su cita coincidió con la brigada de salud sexual y reproductiva que allí realizó la fundación A-Kasa entre el 18 y 24 de abril. Una de las especialistas de la jornada la hizo pasar a la sala para ecografías, y cuando le realizaron el procedimiento, a Margarita la sorprendieron con la noticia: resultó que no esperaba uno sino dos bebés, y que la recomendación era desplazarse de inmediato a un centro de salud más especializado en Quibdó. La vida de sus hijos se vería comprometida si no daba a luz lo más pronto posible.
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Durante los primeros días de la brigada se realizaron citas de diagnóstico y talleres educativos, hasta que el viernes 22 de abril en la mañana llegó un grupo de 38 profesionales de la salud convocados de manera voluntaria por la Patrulla Aérea Colombiana (PAC). Se bajaron de dos aviones privados que aterrizaron en el aeropuerto José Celestino Mutis, y fueron hasta la cabecera municipal, llamada Ciudad Mutis, para comenzar labores de inmediato.
En las calles había huecos llenos de agua por las eventuales lluvias, propias de un paisaje entre el océano pacífico y los bosques tropicales. Mototaxis, carros, y motos los sorteaban dentro de la zona urbana de 6 cuadras de ancho con 12 de largo. Su playa, entre gris y café, tenía troncos y redes de pescar sueltas, actividad con la que sobreviven la mayoría de los 12.500 habitantes en toda Bahía Solano. El resto de sus playas, a unos minutos de Mutis, sí estaban despejadas para el turismo, cuyo auge es el avistamiento de ballenas jorobadas en agosto y septiembre.
Una parte de la brigada se instaló en el hospital Julio Figueroa Villa con las cirugías generales y ginecológicas. La otra fue en una institución educativa del municipio, con los servicios de pediatría, optometría, dermatología, pruebas de embarazo, detección de enfermedades de transmisión sexual, pruebas para covid-19, junto a medicina y enfermería general.
La fundación A-Kasa tiene programado ejecutar 12 brigadas hasta 2024 en otros territorios del país. En lo que queda del 2022, por ejemplo, están programados Timbiquí en Chocó, y El Tambo en Cauca.
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Algunos integrantes de la fundación A-Kasa y voluntarios de la brigada comenzaron el sábado 23 en la institución educativa. Tomaban los datos de los pacientes y después los remitían a salones en el segundo piso.
Entre sus muchas actividades, A-Kasa reconoce que tiene dos líneas presentes en 17 departamentos de Colombia y uno en Venezuela*. La primera es el cuidado del medio ambiente con proyectos que buscan disminuir el impacto del cambio climático.
La segunda* está enmarcada en derechos humanos, con un énfasis especial en las personas con discapacidades. “Nuestro sentido de inclusión abarca que todos y todas, en un país tan diverso como el nuestro, podamos tener oportunidades y acceso a lo necesario para tener una vida digna”, dijo Paola Nieto, coordinadora de esa línea, de la que además hacen parte las brigadas de salud como la de Bahía Solano.
Resulta difícil que sus habitantes vayan hasta territorios con centros de salud más especializados y que luego regresen al municipio. Una lancha a Nuquí, por ejemplo, vale 70 mil pesos, lo que equivale a muchos días de trabajo para alguien que gana 5 mil pesos diarios con la pesca. Ese fue uno de los motivos por los que A-Kasa llegó a Bahía Solano donde, normalmente, hay sólo cuatro médicos en el hospital Julio Figueroa Villa. Además, la caja de compensación que tiene mayor número de personas afiliadas en el municipio es Comfachocó, y que también funciona en la totalidad del departamento.
Al respecto, el alcalde de Bahía Solano, Ulmer Mosquera, dijo que la fundación cumplió con “unas necesidades que las EPS que funcionan acá no suplen, entonces la comunidad se está ahorrando un dinero y la necesidad de trasladarse a otros territorios como Quibdó”.
La única cirujana general que llegó en la mañana del viernes 22 de abril fue Claudia Jaimes. Durante el primer día realizó operaciones hasta casi las 4 de la madrugada, y el sábado 23 se levantó temprano para estar en el hospital José Celestino Mutis.
Su vida laboral está en la Clínica de Marly de Bogotá, donde es jefa de salas de cirugía. Quiso participar porque pensó que era una forma de contribuir a los derechos humanos de las poblaciones vulnerables.
“Encontramos personas que llevaban años sin tratar. Aparte, varios tenían casos juntos, como una hernia y un lipoma. Al final le tuve que pedir hasta a las ginecólogas que me ayudaran”, comentó mientras se acomodaba para la foto.
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La lluvia que comenzó al amanecer se prolongó casi hasta el mediodía del domingo 24 de abril, último día de la brigada. Algunos vuelos a Medellín se cancelaron, y como parte del hospital se inundó, A-Kasa tuvo que cubrir la reparación y compra de algunos elementos que se dañaron para dejar las instalaciones en la mejor condición posible.
Alrededor de 660 personas fueron tratadas durante los siete días de la jornada, entre ellas Margarita, de quien se supone que dio a luz a sus gemelos en Quibdó. Nacieron con condiciones de salud estables: tenían los ojos cerrados y la piel irritada -común en los recién nacidos- en una fotografía que les tomaron como prueba de supervivencia. Si la brigada de A-Kasa no hubiera estado ahí para diagnosticarle el parto temprano, su condición sería incierta.
A pesar de la lluvia, los vuelos de los médicos voluntarios lograron despegar antes del mediodía. El hospital volvió a funcionar con sus servicios habituales, y la institución educativa retornó a su función original. Mientras, los hijos de la Margarita regresarán de Quibdó a la riqueza de natural de Bahía Solano, pero también a su sistema de salud precario, donde el único hospital se inunda o no da abasto, y recibir atención médica representa trabajar durante días para lograr salir del municipio.
*Proyecto de Derechos Humanos de la Fundación A-kasa financiado por la organización alemana Johanniter y la cooperación alemana-BMZ.