25 de septiembre de 2016 - 05:31 p. m.
La historia del 9 de abril de 1948 contada por El Espectador
Luego de que el reportero Carlos Mahecha llegara a la redacción con la noticia de que Jorge Eliécer Gaitán estaba herido Luis Cano dio la orden de cambiar la edición de inmediato.
Redacción El Espectador
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Era la una y diez minutos de la tarde del viernes 9 de abril de 1948 cuando el reportero Carlos Mahecha entró a la redacción de El Espectador para informar que el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán había sufrido un atentado. El propio Mahecha, acompañado de un reportero gráfico y del cronista Felipe González Toledo, salió en busca de la noticia. Antes de que el grupo regresara trascendió que Gaitán había fallecido. De inmediato, Luis Cano dio la orden de cambiar la edición de inmediato. (Lea: El Dominical, un lazo espiritual en 1948)
Cuando avanzaba la edición con una editorial de Luis Cano exigiendo la renuncia del presidente Mariano Ospina Pérez, comenzó a concentrarse un alto número de manifestantes en las puertas del periódico. Ante la exaltación de la gente y la gravedad de los acontecimientos, se desistió de la edición y al otro día no hubo El Espectador en las calles. Los directores del periódico y miembros de la familia Cano se refugiaron en el último piso del edificio, y los reporteros junto a José Salgar en un apartamento cercano. (Lea: Luis Cano, una tribuna para el pensamiento)
El Espectador solo pudo circular tres días después con una sucinta edición de cuatro páginas. Con fotografías de Alberto Garrido, uno de los pioneros de la reportería gráfica en el periódico, se divulgaron imágenes exclusivas del saqueo y destrucción a las que había sido sometida Bogotá. La mayoría de esas fotografías se incluyeron en una edición especial el día 2 de mayo, pero antes el diario divulgó una primicia informativa que Felipe González encontró entre los escombros: la cédula de ciudadanía del asesino Juan Roa Sierra. (Le puede interesar: El día que Guillermo Cano asumió como Secretario de dirección y redacción)
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Era la una y diez minutos de la tarde del viernes 9 de abril de 1948 cuando el reportero Carlos Mahecha entró a la redacción de El Espectador para informar que el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán había sufrido un atentado. El propio Mahecha, acompañado de un reportero gráfico y del cronista Felipe González Toledo, salió en busca de la noticia. Antes de que el grupo regresara trascendió que Gaitán había fallecido. De inmediato, Luis Cano dio la orden de cambiar la edición de inmediato. (Lea: El Dominical, un lazo espiritual en 1948)
Cuando avanzaba la edición con una editorial de Luis Cano exigiendo la renuncia del presidente Mariano Ospina Pérez, comenzó a concentrarse un alto número de manifestantes en las puertas del periódico. Ante la exaltación de la gente y la gravedad de los acontecimientos, se desistió de la edición y al otro día no hubo El Espectador en las calles. Los directores del periódico y miembros de la familia Cano se refugiaron en el último piso del edificio, y los reporteros junto a José Salgar en un apartamento cercano. (Lea: Luis Cano, una tribuna para el pensamiento)
El Espectador solo pudo circular tres días después con una sucinta edición de cuatro páginas. Con fotografías de Alberto Garrido, uno de los pioneros de la reportería gráfica en el periódico, se divulgaron imágenes exclusivas del saqueo y destrucción a las que había sido sometida Bogotá. La mayoría de esas fotografías se incluyeron en una edición especial el día 2 de mayo, pero antes el diario divulgó una primicia informativa que Felipe González encontró entre los escombros: la cédula de ciudadanía del asesino Juan Roa Sierra. (Le puede interesar: El día que Guillermo Cano asumió como Secretario de dirección y redacción)
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Por Redacción El Espectador
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