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La emergencia que vive el municipio de San Carlos, Antioquia, hace recordar lo que pasó hace más de treinta años, cuando una avalancha, que se produjo por un represamiento del río homónimo, se llevó varias viviendas del casco urbano. Aunque la emergencia que se presentó esta semana no es de las mismas proporciones sí deja damnificadas a 749 personas, la mayoría de las cuales viven en dos barrios de invasión.
La tarde y noche del pasado lunes estuvieron marcadas por los fuertes vientos y la constante lluvia que cayó, que provocó por lo menos cinco deslizamientos sobre la vía que comunica al municipio con Granada, pero además el desbordamiento de la quebrada La Villa y el río San Carlos, que produjo afectaciones en veredas ribereñas.
El hecho más grave se presentó en el casco urbano, donde las calles se convirtieron en ríos, mientras en los barrios Villa Esperanza y Villa Triunfo el agua llegaba a la cintura de sus habitantes. Así lo demuestran los videos de quienes alarmados grabaron cómo el río San Carlos quedó por encima de algunos puentes, mientras que, a la par, miembros del Ejército ayudaban a salir a personas que empacaron lo primero que pudieron y hasta cargaban electrodomésticos o colchones en hombros.
“Encontramos en la noche la zozobra, porque el río estaba bastante crecido y se había subido más de metro y medio, entonces vimos la necesidad de evacuar a todas las personas”, manifestó el coronel César Augusto Peña, comandante del batallón especial energético número 4.
Con la luz del día, ayer se evidenciaron los estragos en la zona. Además de la cantidad de sedimentos que quedaron entre las calles, sobre todo árboles caídos, los damnificados evidenciaron que poco se podría salvar de la inundación, que además arrasó con los animales que estaban en la zona.
Al respecto, Mary Luz Quintero, alcaldesa de San Carlos, indicó que “las fuertes lluvias ocasionaron inundaciones en el municipio. En Villa Esperanza y Villa Triunfo hay más de 600 familias afectadas por inundaciones, en el barrio La Natalia hay más de veinte familias afectadas por la creciente de la quebrada La Iraca, que fueron trasladadas a albergues”.
Esto hizo que las clases se suspendieran en el municipio y se habilitaran el coliseo y varias instituciones como albergues temporales para recibir a los damnificados y entregar ayudas humanitarias. “Además, hicimos un llamado a la comunidad, que de una manera muy solidaria ha aportado y con eso pudimos de una manera muy rápida acomodar el tema del alojamiento y prestar el acompañamiento”, indicó Róbinson Ramírez, secretario de Bienestar Social de San Carlos.
Sumado a esto, el funcionario señaló que se está haciendo un censo de adultos mayores, niños y adolescentes, así como recorridos con el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Antioquia (Dagran) y la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) para determinar las afectaciones. “Hubo ocho heridos, pero ninguno de gravedad. Presentaron golpes y contusiones y ya están bien. No esperábamos que se pudiera presentar una inundación. Ahora tendremos que hacer estudios y valoraciones para ver cómo y a quiénes debemos atender”.
Las condiciones son complejas. Los dos barrios en los que hubo mayores afectaciones están en la ribera del río San Carlos y son zonas invadidas desde hace más de tres años. Su ocupación se acrecentó por las condiciones de la pandemia, por lo que la Alcaldía no ha podido intervenir el sector tanto por temas de orden público como por la cantidad de familias vulnerables que se establecieron allí, entre las que hay venezolanos.
La dificultad mayor está en las condiciones para reubicar a las familias damnificadas. Al tratarse de una zona de invasión, en su mayoría propiedad privada, se deberán hacer los estudios de riesgo para determinar las acciones a tomar, dado que el municipio no tiene el espacio ni los recursos para garantizar la reubicación completa. Al respecto, la alcaldesa Quintero ha mencionado la posibilidad de que se construyan socavones de contención para evitar nuevas emergencias. Sea cual sea la decisión, todo dependerá de los análisis en las próximas semanas.
Por lo pronto, Jaime Enrique Gómez, director del Dagran, advierte que las alertas se mantienen. “Sabíamos que en esta época comenzaba la temporada de lluvias, que está influenciada por el fenómeno de La Niña, lo que hace que las precipitaciones sean más de lo que normalmente se presenta para esta época; entonces las alertas son para los 127 municipios, por lo que la recomendación es a los equipos de gestión de riesgo para que estén pendientes y a quienes viven a las orillas de los ríos y en las zonas de alta pendiente a que estén pendientes de los cambios que se puedan presentar y evacuar a zonas seguras, por lo menos mientras pasa la temporada de lluvias”.