¡La salvación está en la familia!
Celinther Editores tuvo que reinventarse por la crisis económica provocada por la pandemia por el COVID-19. Esta es una de la imprentas más antiguas de Colombia, la cual ahora es reconocida como una boutique gráfica creativa. Serie colombianos berracos.
Sandra Pino Bacca
Falta tan sólo cerrar los ojos, echar el calendario hacia atrás y ver pasar un sinfín de imágenes de todo lo que ha traído la pandemia. Muerte, desolación, desesperación… En fin, han sido 2 años en los que la famosa palabra reinventarse fue quizás la musa de inspiración para el mundo. Así tal cual, lo tuvo que hacer Celinther Editores, una de las imprentas más antiguas de Bogotá, la cual funcionó 50 años, con gran éxito.
“La historia se divide en dos. La primera etapa, fue de la mano de mi papá y mi mamá (Guillermo Herrera y Stella Rusinque). Celinther nació como nacen tantas compañías en este país: por el ánimo de dos personas que no veían en el empleo una posibilidad de avanzar, y entonces deciden hacer empresa para sacar adelante a su familia y progresar. ¿Y cómo lo hicieron? En un sector, el de las artes gráficas, que era lo que conocía mi papá. La segunda parte viene con la pandemia, con una industria gráfica ya en decadencia debido a la situación económica del país, y agravada por una situación puntual: los impresos no son productos de primera necesidad como los alimentos o la gasolina, y las ventas se fueron al piso”.
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Por fortuna, la familia Herrera - Rusinque posee bases sólidas, y no permitió que ese momento fatídico que replica en muchos hogares colombianos, los alcanzara a tocar: “Declarados en quiebra”. Así que se armaron de valor, experimentaron con la creación de tapabocas, negocio que no les funcionó, y fue cuando entendieron que la táctica no estaba en entrar a otros mercados desconocidos, sino evolucionar en lo que sí conocían.
“Fue entonces cuando decidimos replantear el negocio y prácticamente arrancar de cero. Convertirnos nuevamente en emprendedores y ‘reinventarnos’, la palabreja que se hizo tan popular entre los empresarios quebrados. Fue así como dimos el viraje para convertirnos en una boutique gráfica creativa, con productos muy bien desarrollados a nivel de diseño e impresión, pero que además despertaran emociones positivas entre quienes los recibieran. Esto parte de una premisa básica de la programación neurolingüística: el cliente no compra con la razón sino con el corazón. Y siendo así, los productos impresos que rodean a una marca deben tocar esa emocionalidad: desde las tarjetas de presentación de la empresa hasta los regalos corporativos que obsequia a sus clientes, pasando por sus etiquetas y empaques. Esta es una manera diferente de enfocar los productos impresos y es nuestra nueva promesa de valor” . Y cataplum: Lo hicieron y resurgieron como la mitológica Ave Fénix.
Sin lugar a dudas, la lección está en adentrarse en las fuerzas que da el coraje, pero más que cualquier arma mágica, está el trabajar en el equipo más importante: la familia. “Cuando mis papás iniciaron el negocio, el conocimiento venía de la experiencia previa de mi papá en el sector. La nueva etapa de la reinvención ha partido tanto de este conocimiento suyo, como del de Soraya Herrera, una de las socias y quien tiene no sólo el talento para el desarrollo gráfico sino también experiencia en la producción de productos impresos, y los aportes que yo he hecho desde mi experiencia de la producción editorial”. Y de la mano de Soraya, está quien narra esta historia llenita de inspiración: Diana Herrera, la periodista, la editora de revistas y la pluma que fluye en la creación de textos.
Definitivamente en el mundo de la impresión, algunos productos basados en el papel han sido relegados. Por eso se debe considerar en esta famosa reinvención el proporcionar a los clientes un elemento que se llama seducción, sin importar cuál se la marca o el producto: “Cada impreso, sea una tarjeta de presentación, un brochure, una bolsa, una caja, o el almanaque, la agenda o el bolígrafo que va a regalar una empresa a sus clientes en una ocasión especial, lo asumimos como propio. Nos preocupamos no sólo por imprimirlo bien, sino por entender qué es lo que desean comunicar con ese impreso, qué fibras buscan tocar en sus clientes para enamorarlos; intentamos ponernos en los zapatos de esos clientes, para verificar si realmente sentimos esa emocionalidad que la marca intenta transmitir. Si a nosotros nos enamora, es muy probable que a los demás también”. Eso que se llama pasión por lo que se hace; eso es clave para lograr el éxito.
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Tristemente lo que si no pudo esperar fue el tener que hacer recortes al máximo de personal y debieron quedarse solo en nómina cinco personas, operarios de maquinas, y adentrarse a los empleos indirectos, favoreciendo a personas buenas en ventas que visiten a los clientes potenciales y los convenzan de dejar en sus manos la creación de su imagen visual en el sentido global gráfico. Es allí donde se generan más de 200 nuevos empleos y ha dado excelentes resultados.
“Nuestro fin primordial es posicionarnos como una empresa que, a partir de su labor creativa y de producción desde su propio nicho, en su propia esquina del mundo, ayude a otras empresas a posicionar sus marcas y a generar lazos de pertenencia más estrechos con sus clientes. Nuestra filosofía de vida hoy por hoy es sencilla: La felicidad no es externa. Está en cada uno de nosotros y, por lo tanto, es responsabilidad de cada uno construirla… y no quiero despedirme sin dejar un mensaje al Gobierno Nacional: Es muy triste ver las políticas de ayuda que implementó, destinadas a los grandes empresarios. Pero para nosotros, los más pequeños, nada se acordó. Es ahí cuando uno se siente abrumado porque se da cuenta de que está luchando solo, contra corriente”.
Falta tan sólo cerrar los ojos, echar el calendario hacia atrás y ver pasar un sinfín de imágenes de todo lo que ha traído la pandemia. Muerte, desolación, desesperación… En fin, han sido 2 años en los que la famosa palabra reinventarse fue quizás la musa de inspiración para el mundo. Así tal cual, lo tuvo que hacer Celinther Editores, una de las imprentas más antiguas de Bogotá, la cual funcionó 50 años, con gran éxito.
“La historia se divide en dos. La primera etapa, fue de la mano de mi papá y mi mamá (Guillermo Herrera y Stella Rusinque). Celinther nació como nacen tantas compañías en este país: por el ánimo de dos personas que no veían en el empleo una posibilidad de avanzar, y entonces deciden hacer empresa para sacar adelante a su familia y progresar. ¿Y cómo lo hicieron? En un sector, el de las artes gráficas, que era lo que conocía mi papá. La segunda parte viene con la pandemia, con una industria gráfica ya en decadencia debido a la situación económica del país, y agravada por una situación puntual: los impresos no son productos de primera necesidad como los alimentos o la gasolina, y las ventas se fueron al piso”.
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Por fortuna, la familia Herrera - Rusinque posee bases sólidas, y no permitió que ese momento fatídico que replica en muchos hogares colombianos, los alcanzara a tocar: “Declarados en quiebra”. Así que se armaron de valor, experimentaron con la creación de tapabocas, negocio que no les funcionó, y fue cuando entendieron que la táctica no estaba en entrar a otros mercados desconocidos, sino evolucionar en lo que sí conocían.
“Fue entonces cuando decidimos replantear el negocio y prácticamente arrancar de cero. Convertirnos nuevamente en emprendedores y ‘reinventarnos’, la palabreja que se hizo tan popular entre los empresarios quebrados. Fue así como dimos el viraje para convertirnos en una boutique gráfica creativa, con productos muy bien desarrollados a nivel de diseño e impresión, pero que además despertaran emociones positivas entre quienes los recibieran. Esto parte de una premisa básica de la programación neurolingüística: el cliente no compra con la razón sino con el corazón. Y siendo así, los productos impresos que rodean a una marca deben tocar esa emocionalidad: desde las tarjetas de presentación de la empresa hasta los regalos corporativos que obsequia a sus clientes, pasando por sus etiquetas y empaques. Esta es una manera diferente de enfocar los productos impresos y es nuestra nueva promesa de valor” . Y cataplum: Lo hicieron y resurgieron como la mitológica Ave Fénix.
Sin lugar a dudas, la lección está en adentrarse en las fuerzas que da el coraje, pero más que cualquier arma mágica, está el trabajar en el equipo más importante: la familia. “Cuando mis papás iniciaron el negocio, el conocimiento venía de la experiencia previa de mi papá en el sector. La nueva etapa de la reinvención ha partido tanto de este conocimiento suyo, como del de Soraya Herrera, una de las socias y quien tiene no sólo el talento para el desarrollo gráfico sino también experiencia en la producción de productos impresos, y los aportes que yo he hecho desde mi experiencia de la producción editorial”. Y de la mano de Soraya, está quien narra esta historia llenita de inspiración: Diana Herrera, la periodista, la editora de revistas y la pluma que fluye en la creación de textos.
Definitivamente en el mundo de la impresión, algunos productos basados en el papel han sido relegados. Por eso se debe considerar en esta famosa reinvención el proporcionar a los clientes un elemento que se llama seducción, sin importar cuál se la marca o el producto: “Cada impreso, sea una tarjeta de presentación, un brochure, una bolsa, una caja, o el almanaque, la agenda o el bolígrafo que va a regalar una empresa a sus clientes en una ocasión especial, lo asumimos como propio. Nos preocupamos no sólo por imprimirlo bien, sino por entender qué es lo que desean comunicar con ese impreso, qué fibras buscan tocar en sus clientes para enamorarlos; intentamos ponernos en los zapatos de esos clientes, para verificar si realmente sentimos esa emocionalidad que la marca intenta transmitir. Si a nosotros nos enamora, es muy probable que a los demás también”. Eso que se llama pasión por lo que se hace; eso es clave para lograr el éxito.
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“Nuestro fin primordial es posicionarnos como una empresa que, a partir de su labor creativa y de producción desde su propio nicho, en su propia esquina del mundo, ayude a otras empresas a posicionar sus marcas y a generar lazos de pertenencia más estrechos con sus clientes. Nuestra filosofía de vida hoy por hoy es sencilla: La felicidad no es externa. Está en cada uno de nosotros y, por lo tanto, es responsabilidad de cada uno construirla… y no quiero despedirme sin dejar un mensaje al Gobierno Nacional: Es muy triste ver las políticas de ayuda que implementó, destinadas a los grandes empresarios. Pero para nosotros, los más pequeños, nada se acordó. Es ahí cuando uno se siente abrumado porque se da cuenta de que está luchando solo, contra corriente”.