Las barras de fútbol se la juegan por la convivencia
El 10 y 11 de julio la capital santandereana fue el escenario que reunió a 13 barras del fútbol colombiano, un espacio que permitió el diálogo, la convivencia y tolerancia entre los grupos que históricamente han estado marcados por la rivalidad.
En busca de escenarios que mejoren la convivencia entre las barras de fútbol en Colombia, y la posible organización de estos grupos en el país, se llevó a cabo la primera Asamblea Nacional de Barras Colombianas en Bucaramanga. Por dos días, 13 barras bravas y cerca de 700 integrantes de las mismas compartieron un mismo espacio, lleno de colores y diferencias, donde prevaleció la tolerancia.
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En busca de escenarios que mejoren la convivencia entre las barras de fútbol en Colombia, y la posible organización de estos grupos en el país, se llevó a cabo la primera Asamblea Nacional de Barras Colombianas en Bucaramanga. Por dos días, 13 barras bravas y cerca de 700 integrantes de las mismas compartieron un mismo espacio, lleno de colores y diferencias, donde prevaleció la tolerancia.
El lugar elegido fue la capital santandereana que acogió a las hinchadas de Pasto, Neiva, Bogotá, Tolima, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Tunja y su anfitrión, Bucaramanga. La Fortaleza Leoparda Sur, barra del equipo de la ciudad, fue la encargada de organizar y promover el evento que tuvo lugar en las instalaciones de la Universidad Industrial de Santander.
Más de 30 “parches” (grupos dentro de las barras) se encargaron de la logística del evento. “Desde que llegaron los buses hasta que se fueron siempre estuvimos acompañando a las distintas barras, demostrando que, a pesar de las dificultades históricas que ha habido, con voluntad se pueden sacar adelante las cosas”, dijo Édwar Ferney Jaimes Calderón, uno de los líderes de La Fortaleza.
Aunque este tipo de acercamientos se vienen dando desde hace cinco años, gracias a la creación del Colectivo de Barras Colombianas por la Convivencia, integrado por 19 barras encargadas de generar acuerdos para la disminución de la violencia en el fútbol, este encuentro tuvo una dimensión distinta, pues por primera vez asistieron varios integrantes de cada barra, y no solo dos o tres líderes como de costumbre. El diálogo fue la herramienta principal para construir hojas de rutas y estrategias que incentiven la convivencia.
Diego González, referente de la Guardia Albi-Roja Sur, barra de Santa Fe, cuenta que al principio existió un poco de temor, porque “una cosa es asistir una o dos personas a una reunión y lograr unos mínimos de convivencia, y otra cosa ya es con 80 personas que pueden tener distintas maneras de pensar”.
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Según el estudio “Pasión Mortal”, de El País de Cali, que recolectó los datos de la Fiscalía General de la Nación y Medicina Legal, se pudo determinar que entre 2008 y 2020 en el país se registraron 149 muertes relacionadas con la violencia entre hinchas del fútbol. De ahí surgió la importancia de generar estos espacios. “Una asamblea como esta fácilmente puede estar ahorrando 10, 15, 20 muertos al año por temas asociados al fútbol”, explicó González. El hecho de que hubiesen convivido por dos días en medio de las diferencias es una muestra del avance que han tenido estos grupos en los últimos años.
Durante la asamblea hubo un espacio dividido en cinco mesas, en las que se trabajaron temáticas como la situación de derechos humanos de los barristas, proyectos culturales, el movimiento social, el desarrollo de mejores estrategias de comunicación y la política.
En las discusiones hubo especial énfasis en la implementación del Plan Decenal de Fútbol, que rige desde 2014 con vigencia a 2024, construido por el Ministerio del Interior, bajo el gobierno de Juan Manuel Santos y avalado por la Comisión Nacional de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el fútbol, integrada por los ministerios de Educación, Cultura, Coldeportes, la Policía Nacional, la UNGRD, la Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor. Pese a su existencia, según los barristas, la implementación ha sido incompleta.
El plan está construido desde dos componentes: uno a corto plazo, enfocado en el control y prevención de las manifestaciones violentas asociadas al fútbol, y otro a largo plazo, constituido por acciones en formación de convivencia y derechos humanos, creación y ejecución de oportunidades de trabajo y de aprovechamiento del tiempo libre. Es decir, un componente de control y uno social.
A pesar de que el Plan Decenal es una política pública con ocho años de vigencia, la implementación ha sido casi nula. Alirio Amaya, investigador enfocado en el fútbol y el barrismo social desde hace 22 años y quien estuvo en la construcción de este plan, afirma que no hubo un buen desarrollo desde el nivel central, pues “no se creó la estructura para hacer funcionar el Plan Decenal de Fútbol. Lo que se ha logrado, se logra a partir de la voluntad política de los alcaldes directamente en sus planes de desarrollo”.
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Para el funcionamiento del plan era necesario mayor decisión política y recursos, factores que según explica Amaya faltaron. “Nos aterramos de que los hinchas en algunas ocasiones protagonizan hechos de violencia, debido a que los programas fracasan, pero la realidad es que no hay programas, no hay inversión en las ciudades. Son pocas las que les están dando recursos a estos procesos de prevención de la violencia”. Incluso, explica que los procesos muchas veces se dan por la iniciativa propia de las barras que buscan que los planes de gobierno locales incluyan el Plan Decenal.
Partiendo de este punto, uno de los consensos a los que se llegó en la asamblea fue la creación de una comisión para tratar de impulsar un debate de control político en el Senado, en torno a la implementación de este Plan Decenal. Dicha comisión estaría conformada por dos representantes de cada barra y se presentaría ante la Comisión Séptima del Senado, encargada de ejercer vigilancia sobre las políticas públicas.
Freyler Stiven Pérez, líder de la barra Deportes Tolima, insiste en la importancia de ese componente social. “Desde el arte hemos construido convivencia en el fútbol, por eso reivindicamos la necesidad de que haya una inversión estatal en torno a la música, al grafiti, a la academia, a la educación, porque son esos elementos los que permiten desarrollar en lo integral a nuestros integrantes”.
Uno de los puntos en los que los líderes coinciden, es en la necesidad de erradicar la violencia relacionada con el fútbol desde iniciativas propias. Pérez lo expresa de la siguiente manera: “Somos diferentes de buzo y de amor a un equipo, pero en nuestras realidades sociales somos iguales y vivimos lo mismo, queremos cambiar las cosas y tener un futuro diferente”. En esto también coincide Édwar Jaimes: “Creo que debemos empezar a construir espacios en los que nos toleremos unos a otros y entender por encima de todo que el derecho a la vida es lo más importante”.