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Las conquistas de la comunidad sorda en Medellín

En la capital antioqueña, 2.495 personas usaron la lengua de señas colombiana para comunicarse durante 2020, según el Ministerio de Salud. ¿Cuáles fueron los triunfos de la comunidad durante ese año y qué tan incluyente será Medellín en 2022?

Luisa Fernanda Orozco
11 de febrero de 2022 - 03:13 a. m.
Tras las manifestaciones de febrero de 2021 la UdeA abrió cripciones para doce licenciaturas.
Tras las manifestaciones de febrero de 2021 la UdeA abrió cripciones para doce licenciaturas.
Foto: Pablo Tabares
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La comunidad sorda está cansada de que se les atribuya el adjetivo de “discapacidad”. Por eso, adelantan esfuerzos para lograr una mayor inclusión, en algunos casos de la mano de la oficialidad. En este contexto, uno de los logros más importantes del 2021 fue la realización del primer examen de admisión de la Universidad de Antioquia en lengua de señas colombiana (LSC).

Uno de los integrantes que alcanzó el puntaje para obtener uno de los cupos fue Carlos Andrés Mora Díaz. Él nació en Bogotá y a los seis meses fue diagnosticado con hipoacusia neurosensorial bilateral profunda, o sea que no oye nada de lo que se habla a excepción de sonidos muy fuertes. Aunque Carlos entiende un poco de español escrito, la LSC es su primer idioma.

(Lo invitamos a leer: El grupo de colombianas que quiere desafiar la gravedad cero)

Cuando tenía 25 años, decidió trabajar como modelo lingüístico* en un municipio de Antioquia, y meses después se estableció en Medellín. Uno de los recuerdos que tiene Carlos mientras estaba en el colegio era su gusto por los números. Por eso, eligió Licenciatura en Matemáticas como primera opción en el examen de admisión. Cuando llegó a su correo la notificación de que había pasado, no lo podía creer. “Fue un reto porque, claro, la Universidad de Antioquia (UdeA) tiene un enfoque para los oyentes por las competencias del español. Los sordos tenemos nuestra costumbre y nuestra lengua, y siempre nos encontrábamos con esa barrera de que no comprendíamos”, dice Carlos.

Este hito para la comunidad se logró después de que algunos de sus miembros instalaran un campamento en las afueras del campus universitario, el 21 de febrero, día en que se celebra a la LSC como una lengua oficial en Colombia.

¿Cuáles eran sus exigencias? La realización del examen de admisión en su propio idioma y la garantía de intérpretes para los sordoseñantes* durante las clases. Tras 22 días de que el campamento fuera instalado, los manifestantes decidieron tomarse la UdeA y luego se instauró una mesa de diálogo en la que se aceptó la realización de la prueba con la respectiva adecuación para la comunidad.

Pero la posibilidad de realizar el examen ya había sido analizada tiempo atrás. Según Elvia María González, vicerrectora de docencia de la UdeA, “las conversaciones también se dieron alrededor de cuáles programas podían abrirse y cuáles no. Algunos querían que fueran todos. Pero para abrir un programa hay que trabajar con los profesores, adaptar los currículos, y que personas designadas manejen la LSC en la biblioteca. También debemos garantizar intérpretes durante las clases, para que así los sordoseñantes permanezcan en las carreras. Estas son nuestras metas para 2022″.

Por tanto, después de las manifestaciones del 21 de febrero en 2021, solo se abrieron inscripciones para doce licenciaturas. De las 16 personas de la comunidad sorda que se presentaron solo tres fueron admitidas, entre ellas Carlos. Asimismo, se debe tener en cuenta que entre 40 y 50 de los más de 2.000 sordoseñantes que habitan en Medellín están cursando algún programa en una institución educativa superior.

Según la vicerrectora de la UdeA, se debe hacer un proceso de integración de ambas partes: los profesores y estudiantes deben aprender lengua de señas, y la comunidad sorda debe trabajar en su comprensión para las ciencias, artes, lectura y demás. “El asunto es que ellos no estén aislados, sino que puedan comunicarse con varias personas. Debemos establecer el diálogo en la vida cotidiana”, comenta González.

Ahora, esta integración se debe dar no solo en las aulas de clase, sino también en los espacios que habita la ciudadanía. Según Carlos, “los oyentes tienen unos imaginarios que han construido frente a los sordos, concibiéndolos únicamente como personas con discapacidad”.

¿Qué ha hecho la oficialidad?

El 23 de septiembre se conmemora el Día Internacional de las Lenguas de Señas. Por ello, en 2021, la Asociación de Jóvenes Sordoseñantes Universitarios de Antioquia propuso que durante el mismo mes se conmemorara a las personas sordas o con audición reducida, junto a la LSC. Todo ello en el marco de la alcaldía de Daniel Quintero.

Durante esa celebración, se realizaron actividades y foros para discutir las necesidades de la población. Una de las dependencias que ha liderado la inclusión en Medellín ha sido la Secretaría de la Juventud. Desde 2020, comenzaron a trabajar con algunos de sordoseñantes. “No queríamos darles solamente acceso a la información, sino un lugar de participación: una voz con la que pudieran expresarse, contarnos sus deseos, necesidades e intereses”, expresa Angélica Ortiz Ortiz, funcionaria de la Secretaría.

Algunas de sus actividades exclusivamente para personas sordas han sido cineforos y charlas. También, en el marco de eventos principalmente para oyentes, varios sordos han participado como panelistas acompañados de intérpretes. Del 23 al 25 de abril de 2021 se realizó un curso corto de LSC, al que se inscribieron 4.193 personas y tuvo más de 10.000 reproducciones en YouTube.

Por otro lado, una de las iniciativas creada por la comunidad es Medellín Ciudad Señante. Anderson Rúa Valle, uno de sus líderes, dice que quieren integrar procesos educativos y políticos para un mayor empoderamiento, porque hace falta un reconocimiento más profundo. Por ejemplo, existen unas 16.000 personas en la ciudad con algún grado de pérdida auditiva, entre ellos los más de 2.000 sordoseñantes. “Hace falta que el DANE categorice, porque existen muchas particularidades. No todos se reconocen como sordoseñantes, o sea que utilizan la LSC para comunicarse”, dice Anderson.

El significado del concepto “discapacidad”

La Rueda Flotante es una corporación de arte sordo y ciego. Así lo describe Juan Diego Zuluaga, uno de sus creadores, quien creó este espacio en 2012 junto a su hermana Catalina. Tienen su sede en el barrio Bomboná, del centro de Medellín. Además de sus creadores, cuatro personas sordas y cinco ciegas coordinan, dirigen y ejecutan los proyectos.

Según Juan Diego, La Rueda Flotante no se identifica como una entidad de discapacidad. “Al hacer arte ciego y sordo, nos encontramos en un paralelo o en el mismo nivel que las bellas artes. Pero un total reconocimiento de esto por parte de la oficialidad se demora en el tiempo. Es importante crear una política pública para la comunidad con unas estructuras muy fuertes, para que así no las cambien cada cuatro años con las alcaldías y gobernaciones. Igual hay que decir que, a pesar del clientelismo, hay profesionales y colegas del sector público que por sus voluntades nos han apoyado”.

¿Cómo se ha concebido históricamente a la comunidad sorda? En palabras de Juan Diego, el concepto de discapacidad viene del lado de la clínica, que entiende al individuo con una deficiencia o debilidad. “En cambio, el concepto antropológico, que es el que nosotros tenemos en La Rueda Flotante, tiene que ver más con reconocer que la persona no está ‘en condición de’, sino que simplemente tiene unas capacidades diferentes o diversas, que pueden llevar a expresiones artísticas incluso superiores a las de los oyentes”, afirma Juan Diego.

En los proyectos artísticos de la corporación, quienes están en desventaja son los que únicamente hablan español. “Nuestras creaciones son en lengua de señas. Los que estarían en situación de discapacidad serían los oyentes, porque este es un proyecto hecho por y para personas sordas y ciegas. Hay una certeza, y es que hay una deuda histórica con estas comunidades”, dice Juan Diego.

Por eso, como parte de sus actos en conjunto, La Rueda Flotante también participó del campamento sordo que se instaló en 2021 para exigir a la UdeA el examen de admisión en LSC.

¿Qué falta?

Según Carlos, a pesar de que algunas universidades ofrecen licenciaturas para las personas sordas, se necesita una mayor oferta de carreras de pregrado para que tengan más opciones a elegir.

Después de que pasó a la Universidad de Antioquia, Carlos dice que se sintió muy feliz, “pero cuando me di cuenta de que pasamos solo tres fue muy difícil”, agrega. Por tanto, si bien ha existido voluntad de inclusión por parte de algunos funcionarios públicos de Medellín, se espera que se construyan ofertas acordes con las capacidades de la comunidad.

“Nosotros tuvimos que adecuarnos al español. Así como se enseña inglés en el colegio, los niños y demás ciudadanos deberían aprender lengua de señas. Así se puede prevenir la discriminación”, dice Carlos.

Por Luisa Fernanda Orozco

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