Las Farc, no los paramilitares, serían los responsables de la masacre de San Carlos de Guaroa
La masacre de 11 funcionarios es uno de los golpes más duros a investigadores judiciales en el marco del conflicto. Fue declarado crimen de lesa humanidad en el 2017, y hay varios paramilitares condenados, entre ellos Héctor Buitrago alias “Martín Llanos”, excomandante de los “Buitragueños”.
Especial para El Espectador: Daniel Pacheco y Antonia Zapata.
Desde el principio los paramilitares de alias Martín Llanos fueron los únicos sospechosos de los investigadores judiciales por la masacre de San Carlos de Guaroa, Meta. El 3 de octubre de 1997 murieron once miembros de una comisión judicial que regresaban de un operativo de extinción de dominio, luego de caer en una emboscada de un grupo armado.
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Desde el principio los paramilitares de alias Martín Llanos fueron los únicos sospechosos de los investigadores judiciales por la masacre de San Carlos de Guaroa, Meta. El 3 de octubre de 1997 murieron once miembros de una comisión judicial que regresaban de un operativo de extinción de dominio, luego de caer en una emboscada de un grupo armado.
Una revisión de los correos de Manuel Marulanda, hecha inicialmente en el programa Zona Franca, del Canal Red+, contradice la versión que ha construido la justicia colombiana en 23 años, y apunta a que en realidad los responsables de este crimen fueron las Farc. Al día siguiente de la masacre, Tirofijo escribió lo siguiente a los miembros del Secretariado: “Las tropas de donde les indiqué se han retirado un poco. Los tiros no han faltado en esa montaña. El desenlace final del operativo no sabemos hasta dónde alcance. Lo de San Juan de Arama y San Carlos de Guaroa fueron las Farc”.
Los correos, hechos públicos por José Obdulio Gaviria en el 2012, han cobrado nueva relevancia luego de la confesión del partido FARC sobre el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. Se trata de un documento de 1.203 páginas, sin fecha de publicación, titulado “Manuel Marulanda Vélez, 1993-1998, Correos y correspondencia”. Como lo había advertido Gaviria hace años en una columna escrita a partir de esos correos, ahí está la reivindicación de la autoría del magnicidio de Gómez Hurtado y la justificación para haberla mantenido en secreto.
Si se confirma la autoría de las Farc en la masacre de San Carlos de Guaroa le daría un vuelco a todo lo establecido por más de dos décadas de investigaciones y decisiones judiciales. Consultado sobre ese crimen, Carlos Antonio Lozada, senador del partido FARC y exmiembro del Secretariado, dijo no tener “conocimiento del hecho”.
Entre las víctimas de la masacre de San Carlos de Guaroa estuvieron el mayor Juan Carlos Figueroa, comandante del Gaula en el Meta, y Carlos Degly Reyes, jefe de fiscalías del departamento. También murieron tres investigadores del CTI, un detective del DAS y cinco soldados, y 16 funcionarios quedaron heridos. Cuatro días después, Pablo Elías González, entonces director del CTI, viajó a Villavicencio y desde allí anunció que habían sido los paramilitares y que dos personas que participaron en el ataque habían sido capturadas.
La masacre fue un golpe enorme a los órganos de investigación judicial, que durante décadas han perseguido con celo el esclarecimiento de este hecho. La masacre tuvo gran resonancia en la opinión nacional cuando se difundió un video grabado por uno de los miembros de la comisión. Entre tiros se escucha gritar al mayor Figueroa: “Bájese, bájese… ¡Ay, me dieron!”, fueron sus últimas palabras antes de morir.
La verdad judicial en duda
En 2007 fueron condenados los dos jefes paramilitares de las Autodefensas Campesinas del Casanare: Héctor Buitrago, alias El Viejo, y su hijo Héctor Buitrago, alias Martín Llanos. Este último está aún detenido pagando por este y otros crímenes. En 2017, la Fiscalía General declaró el caso de lesa humanidad, es decir imprescriptible, y dos generales del Ejército han sido vinculados a la investigación por su omisión al responder al ataque, entre ellos Jaime Alberto Uscátegui. El Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (CAJAR), que ha representado a algunas de las víctimas, ha insistido en que miembros de la fuerza pública actuaron en coordinación con los paramilitares y omitieron prestarle auxilio a la comisión, que tuvo que repeler la emboscada durante más de dos horas. Además, el Consejo de Estado condenó en 2014 a la nación por el episodio y sentenció que “hubo un comportamiento negligente y descuidado” al fallar en la protección de la comisión.
Los correos de Marulanda
En un segundo correo fechado el 6 de octubre de 1997, es decir tres días después de la masacre, Marulanda vuelve sobre el hecho: “De acuerdo a su informe sobre la acción de San Carlos de Guaroa, si todavía no hemos hecho ninguna clase de comunicado podemos permanecer q.a.p., mientras estudiamos la importancia del caso, porque en estos momentos es muy conveniente que se rompan las relaciones gobierno-paramilitares, ya que no cogieron cuerpo de delito nuestro. ¿Que tal la propuesta? Parecido a los de Gómez Hurtado” (sic).
Sandra Ramírez, compañera por más de dos décadas de Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda, en las Farc y hoy senadora del partido FARC, confirmó que fueron personas del Bloque Oriental de esa guerrilla quienes elaboraron el libro de correos. “Yo transcribí muchos de esos correos”, dijo Ramírez, “lo imprimimos y lo cosimos con tapas de cuero en la selva. Fue un trabajo muy rudimentario. Por su grosor, al libro le decíamos el gordo. Yo recuerdo que existieron al menos dos copias, no recuerdo si fueron más, una la perdimos en una caleta que descubrió el Ejército y otra se destruyó en un bombardeo”. Sobre si la versión publicada por el senador Gaviria ha sido modificada, Ramírez dice que “no lo puede descartar”.
Esa pregunta ha sido estudiada por Luis Daniel González, investigador colombiano radicado en EE. UU., quien fue el primero en llamar la atención a los correos luego de la revelación de la FARC sobre Gómez Hurtado. Graduado de la Universidad de Carolina del Norte, con maestrías en Stanford y Georgetown, González asegura que el documento es auténtico y no ha sido modificado.
Según le contó González a El Espectador, él tuvo acceso a uno de los libros originales de las Farc, distinto al difundido por Gaviria, en el 2016. “Cotejé página por página el documento digitalizado que publicó José Obdulio con el original que tuve en mis manos y era idéntico”. González aportó fotos del libro original, que con excepción de un índice temático agregado por el senador Gaviria, es idéntico a la versión digital que por algún tiempo estuvo a la venta en la página del Centro de Pensamiento Primero Colombia.
González, que no tiene ningún vínculo con el senador del Centro Democrático, agrega que ha hecho un “análisis de semiología lingüística en donde encontré coincidencias muy claras entre grabaciones publicadas e inéditas de Manuel Marulanda y los textos de los correos”. Además, señala que en Resistencia de un pueblo en armas, un trabajo de memoria de las Farc publicado en 2017, encontró cinco correos que coinciden con los publicados en el libro de correspondencia.
Otros expertos están de acuerdo. Alejo Vargas, profesor de la Universidad Nacional, experto en las Farc y su papel en el conflicto, quien revisó el documento de correos, dice que “es razonable considerarlo auténtico por varias razones, por ejemplo, fue conocido en un tiempo en que no estaba la actual controversia y, además, lo dicen los autores”.
En la medida en que se vaya cimentando la evidencia sobre la autenticidad de este documento, se convertirá en una versión importante sobre los crímenes de las Farc y su contexto cometidos entre el 93 y el 98. Una versión adicional, además de las de sus víctimas, que las ex-Farc tendrán que confrontar en la justicia transicional, esta vez de puño y letra de su fundador.