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Manuel de Jesús Pirabán, más conocido como Jorge Pirata, fue durante mucho tiempo el jefe de las autodefensas en la zona del Ariari, en el departamento del Meta. Hoy está preso y en espera de que la Ley de Justicia y Paz le otorgue la libertad. En entrevista con El Espectador en su sitio de reclusión en la penitenciaría de La Picota, habla de sus inicios en las autodefensas, de su guerra a la guerrilla y de sus andanzas en el Llano, donde sembró el terror a sus anchas.
¿Cómo llega a las autodefensas?
Yo me vinculo a las autodefensas de Cundinamarca, por la zona de San Cayetano y Pacho. A mí no me gustaban las armas. Tanto que compré la libreta para no ir al Ejército. Pero en 1987, el frente 22 de las Farc hizo incursión en esa zona y fue muy duro. En esa época aparecen los primeros grupos de autodefensas. El comandante era Víctor Linares. Él venía con la gente de Puerto Boyacá y me enrolé en sus filas.
¿Cómo fue esa época?
La guerrilla empezó a ejercer presión sobre nosotros, murieron algunos amigos y familiares en esa región. No me quedó otro camino que unirme a las Auc. Yo duré en Cundinamarca hasta abril del 89 y luego me enviaron para el Llano, para Vistahermosa, y ahí había un grupo grande, como de 64 personas. A comienzos de 1991 me trasladé a San Martín (Meta) y seguí hasta 1997, cuando aparecieron las autodefensas de Córdoba y Urabá. Al año me uno a ellos, a los Castaño.
¿Usted recibía órdenes de los Castaño?
Sí. Miguel Arroyave llegó en junio de 2002 al Meta. Supuestamente iba a haber cambios, más apoyo, más expansión. Y es cuando se tienen diferencias con Martín Llanos y viene la guerra.
¿Como era su familia?
Muy humilde, campesina. Son de San Cayetano, Cundinamarca. Ninguno estudió. Trabajábamos en una parcela que nos habían entregado. Somos una familia numerosa. El único que perteneció a las Auc fui yo. No quise que ninguno más participara en esto.
¿Cuándo tomó la decisión de colgarse un fusil al hombro?
Nosotros trabajábamos sin necesidades, pero bajo la presión de la guerrilla era difícil vivir. El miedo me agobió y me dije: “Si me van a matar como lo hicieron con otras personas, mejor me muero enfrentándolos”.
¿Alguno de sus hermanos quiso entrar a las Auc?
Dos de los menores. Yo les dije: “yo ya estoy metido en un problema difícil. Si hay que colocar una cuota de la familia, yo ya la puse”.
¿Usted trabajó con Gonzalo Rodríguez Gacha?
No lo conocí, pero siempre viví cerca de sus fincas. Cuando entré a las Auc patrullábamos esa zona, pero no podíamos dormir en sus fincas que limitaban con San Cayetano, Villagómez y los cerros de Zipaquirá.
¿Cuántos miembros de la Unión Patriótica mataron ustedes en el Meta, cuando usted llegó?
Yo llegué en 1989 y San Martín no tenía alcalde de la UP, ni Granada. Esa guerra ya se había vivido en 1986. Para esa época ya estaban los Buitragos, que manejaban parte del Casanare y Meta.
¿El Meta siempre ha sido la retaguardia de las Farc?
Peleábamos con 14 frentes de las Farc y con el anillo de seguridad del Secretariado. En la zona de El Castillo, segunda cuna de Tirofijo, estaba llena de gente de la UP. En El Castillo llegué a escuchar a viejitos borrachos que decían “¡Que viva Tirofijo!”. Pero yo no me metí con ellos.
¿Usted habló con gente de la UP en esa zona?
Tuve reuniones con algunos. Eran presidentes de juntas de acción comunal. Pero tenían pistolas y radios de guerrilleros. Y los combatí. Los de la UP eran enemigos del Estado, del Ejército, de todo el mundo. Averigüe por los Mayusa, por Félix Martínez o por Marina Arroyave.
Pero las Auc barrieron a todo lo que oliera a UP.
Nosotros le dimos a la guerrilla, no a la UP. Uno iba por guerrilleros, no por líderes políticos. Entre la gente de la UP había profesores que andaban con niños lavándoles el cerebro para llevárselos a la guerrilla. Teníamos que parar eso.
¿Y qué hablaba con ellos, los de la UP?
Ellos sabían que yo era comandante de las Auc y me decían que querían mejores escuelas o carreteras. Me acuerdo de un señor, Tito García, que todavía está en Vistahermosa. Un día se emborrachó y se montó en un carro a gritar “¡que viva la Unión Patriótica!” y la gente esperaba que uno se fuera en la moto y más adelante lo matara. Pero a un viejito líder qué íbamos a tocarlo.
Suena raro que no lo tocaron cuando está documentado que ustedes asesinaron a miles de la Unión Patriótica.
Cada quien se traza su destino. Ellos saben que muchos, aparte de ser del Partido Comunista, eran de la guerrilla.
¿A usted le tocó la masacre de Caño Sibao?
Estaba Pacho por esa época.
¿El esmeraldero Víctor Carranza financió las Auc?
En mi zona, que fue San Martín, Acacías o El Castillo, Víctor Carranza no tenía influencia. Si la gente que andaba con él hoy aguanta hambre, ¿qué iba a financiar autodefensas? Puede que tenga plata, pero es muy tacaño.
¿Entonces por qué se habla tanto de Víctor Carranza?
Desconozco lo que pasó en Puerto López o en Vichada. A nosotros siempre nos financiaron los ganaderos de la región.
¿Qué tanta colaboración tuvieron del Ejército?
Ninguna.
¿Cómo movían la droga?
Cobrábamos impuesto. El que movía insumos de coca pagaba millón y medio de pesos y dos por mover su carrotanque. Si hubiéramos traficado seríamos archimillonarios. En zonas como La Macarena, que era de la guerrilla, hubo mucho tráfico.
¿Qué ‘narcos’ operaban en su zona?
El ‘narco’ nunca da la cara, manda a sus calanchines.
¿Qué tanto comulgaba la gente con las autodefensas?
Nadie aportaba con voluntad, había que obligarlos y nadie nos podía hacer conejo.
¿Cómo fue la guerra hasta que llegaron las autodefensas de Castaño en 1997?
Éramos sólo 25 hombres. La guerrilla no estaba tan crecida, lo hizo después de la zona de distensión. En 1998 golpearon en Lejanías, Puerto Rico y Puerto Lleras. Cuando yo llegué al Meta en 1989 éramos 60, pero después mataron a Henry y Gonzalo Pérez y a Víctor Linares y ya no había quién financiara.
¿Cómo llegan los urabeños a la región del Ariari?
En 1997 a la zona del Guaviare. Llegó Rodrigo 00 del Bloque Metro y trajo a su gente. Luego vino Mapiripán. Después se fueron al Vichada y, en noviembre del 97, vuelven a subir a mi zona en San Martín. Fueron como 100 hombres bajo el mando de los Castaño asentados en Mapiripán.
¿Qué sabe de la masacre de Mapiripán?
La hicieron los Castaño. No tuve nada que ver.
¿Hubo omisión de la Fuerza Pública?
No había Fuerza Pública. De San Martín a Mapiripán uno se gastaba 16 horas en carro y no encontraba un policía. Por eso la guerrilla hacía lo que quería y nosotros también.
¿Cuándo llega Miguel Arroyave al Bloque?
En junio de 2002. Acababa de salir de la cárcel. Él me dice que había hablado con los Castaño y que había comprado el frente Guaviare por US$ 7 millones. Él y Don Mario quedaron mandando.
¿Y por qué ‘Don Mario’ se vino a conocer apenas ahora?
No sé, pero ellos conformaban el Estado Mayor del bloque. Para esa época yo había fundado el Frente Arauca, saqué 150 muchachos del Meta y los metimos allá, pero después me dijeron que se le había vendido a los Mellizos.
¿Arroyave arrancó la guerra contra ‘Martín Llanos’?
Entró en conflicto con las autodefensas del Casanare por problemas de plata del narcotráfico.
¿Cuántos murieron en esa guerra?
Más de mil personas.
¿Y estuvieron a tiro de darle a ‘Martín Llanos’?
Nunca estuvo en la línea de fuego. Sólo los combatientes.
¿Y la guerra acaba cuando matan a Miguel Arroyave?
Esa guerra inició en junio de 2003. Martín Llanos nos atacó. En San Martín nos emboscó a unos muchachos y mató a 17. Desde agosto de 2003 hasta octubre, los combatimos, arrinconamos y terminaron refugiados en Casanare.
¿Quién mató a Miguel Arroyave?
La organización, por problemas internos. Después de vivir una guerra con Martín Llanos, tener tantos muertos de nuestro lado, la tropa tenía necesidades. Mucho muerto, mucha viuda y don Miguel no hacía nada. Eso no fue programado ni es cierto que haya sido Cuchillo.
¿Y quién es ‘Cuchillo’?
Un subalterno de El Guaviare que cogió fama porque peleó a la guerrilla.
¿Vicente Castaño dio la orden de matar a ‘Cuchillo’?
Sí, porque creyó que había matado a Arroyave. Su orden fue coger a Cuchillo, amarrarlo y llevarlo al Urabá. Yo le dije a Cuchillo: ‘quédese por su lado y yo organizo por el mío’. Ahí es donde nace el bloque Héroes del Llano y el bloque Guaviare para la desmovilización.
¿Hubo inconformismo en Urabá por esa decisión?
Claro, e incluso llamaron a la gente de Casanare para casar la guerra contra nosotros porque en el Casanare estaba Diego Ruiz Arroyave, el primo de Miguel.
¿Cuántas veces habló usted con Carlos Castaño?
Unas cinco veces. Era muy acelerado. En cambio Vicente era muy calmado. Él era el jefe de jefes.
¿Con cuántos políticos del Meta habló?
En eso hay mucha especulación.
¿Tuvo que ver Edilberto Castro en el asesinato de los tres políticos del Meta?
Yo no creo, los mató Miguel Arroyave.
¿A cuántas personas mató usted o la gente de su bloque?
Es difícil calcular. Yo he entregado unas 200 fosas y he entregado $2.500 millones.
¿Cuándo va a parar la guerra en el Llano?
Cuando el Gobierno retome el control.
¿Qué sabe del ‘Loco’ Barrera?
Que los Castaño querían matarlo.
¿Qué es lo más duro de la guerra?
Todo. Hasta la buena memoria que tengo. Pero puedo decir que fui un paramilitar.
¿Usted habló alguna vez con ‘Martín Llanos’?
Antes y después de la guerra con don Miguel Arroyave. Yo le dije que teníamos que solucionarlo todo.
El comandante del bloque Centauros
El lunes 20 de septiembre de 2004, en horas de la noche, el CTI de la Fiscalía confirmó la noticia que el domingo 19 había advertido el DAS: Miguel Arroyave, comandante del bloque Centauros de las Auc y vocero de los paramilitares en Santa Fe de Ralito, había sido asesinado en zona rural de Puerto Lleras (Meta).
Arroyave, conocido por su guerra a muerte con ‘Martín Llanos’, nació en el mismo pueblo de los hermanos Rendón Herrera (‘El Alemán’ y ‘Don Mario’): Amalfi, Antioquia. Estuvo preso en la cárcel La Modelo de Bogotá por narcotráfico. Con dineros ilegales, supuestamente, compró el bloque con el que pretendió desmovilizarse.
Arroyave, quien siempre fue un hombre cercano a la casa Castaño, había abandonado Santa Fe de Ralito para concretar con sus filas algunas cosas sobre la desmovilización. Un año después de su muerte, 1.135 integrantes del bloque Centauros dejaron las armas. Las circunstancias de su muerte aún son un rompecabezas.