Las razones por las que se mantiene la alerta roja por lluvias en La Guajira

Uno de los departamentos más afectados por las recientes lluvias es sin lugar a dudas La Guajira. En ocho de los 15 municipios se ha declarado la calamidad pública, mientras que de acuerdo con la gobernación, 25.762 viviendas se han visto afectadas por las inundaciones, así como se ha dificultado el paso por 625 kilómetros de vías, lo que además ha afectado el tránsito de comida y de personas que requieren asistencia médica.

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Las más recientes emergencias se mantienen por la creciente del río Rancherías, que a su vez ha hecho que la represa de El Cercado, que se nutre de sus aguas, esté por encima del 100 %, causando alerta entre las comunidades vecinas.

Y no es para menos, pues la subida del agua ya provocó inundaciones en el barrio Fátima de Riohacha, a donde la gobernación envió maquinaria amarilla para destapar los desagües, que también han colapsado en la capital del departamento por la cantidad de agua y la acumulación de basura en las rejillas.

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Sumado a esto, la comunidad wayuu de Cucurumana, en la zona rural de Riohacha, alertó que no solo sus viviendas se vieron afectadas por la creciente del río Rancherías y los arroyos Moreno, Quiebra Palo y La Quebrada, sino que también han perdido varias de sus cabras y demás animales que tienen de sustento, debido a que fueron arrastrados por la corriente. “Estamos buscando cualquier lomita donde el agua no llegue, para que no se ahoguen”, dijo a La Guajira Hoy el palabrero Blas Quintero Epieyú.

De igual forma, el gobernador de La Guajira, Jairo Aguilar, ha señalado que la situación es muy difícil y, aunque han llegado ayudas, la prioridad es recuperar las vías, debido a las dificultades que se presentan para atender a quienes se encuentran en la Alta Guajira. Sumado a esto, advirtió que los municipios con mayores afectaciones son Manaure y Uribia, así como persisten graves emergencias en Riohacha, Dibulla, Maicao, San Juan del Cesar, El Molino, La Jagua del Pilar, Urumita y Albania.

“Nuestro panorama sigue siendo crítico y muy difícil, sobre todo en la zona alta extrema del departamento, en la parte media, porque son comunidades que se encuentran prácticamente sin ningún tipo de condiciones viales. Están aisladas, no les están llegando alimentos y es difícil tener a más de 192 mil personas, unas casi 40 mil familias afectadas”, dijo a El Heraldo el gobernador.

Dentro de las entidades que han entrado a intervenir está la Agencia de Desarrollo Rural, que se encarga de administrar el embalse. En el lugar estuvo el director Cesar Pachón, quien indicó que pese al aumento en el almacenamiento de agua, la estructura cuenta con las condiciones para evitar emergencias.

“Lo más importante de la represa es que hace una función de contener el agua del río, si no se hubieran presentado avalanchas, porque no había quien contuviera la fuerza del río y está cumpliendo con la función de proteger las comunidades aguas abajo”, dijo el director de la ADR.

Para ello, se armó un plan que consta de la descarga de aguas, mientras que en los municipios aledaños como San Juan del Cesar se mantiene el monitoreo constante a través del Puesto de Mando Unificado (PMU) y la coordinación con los Consejos Municipales de Gestión del Riesgo.

Por el momento, la Armada Nacional, el Ejército Nacional y la Defensa Civil continúan con el envío de alimentos y elementos de primera necesidad para atender a los damnificados, lo que se ha venido realizando tanto por tierra como por el mar.

Uno de los departamentos más afectados por las recientes lluvias es sin lugar a dudas La Guajira. En ocho de los 15 municipios se ha declarado la calamidad pública, mientras que de acuerdo con la gobernación, 25.762 viviendas se han visto afectadas por las inundaciones, así como se ha dificultado el paso por 625 kilómetros de vías, lo que además ha afectado el tránsito de comida y de personas que requieren asistencia médica.

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Y no es para menos, pues la subida del agua ya provocó inundaciones en el barrio Fátima de Riohacha, a donde la gobernación envió maquinaria amarilla para destapar los desagües, que también han colapsado en la capital del departamento por la cantidad de agua y la acumulación de basura en las rejillas.

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De igual forma, el gobernador de La Guajira, Jairo Aguilar, ha señalado que la situación es muy difícil y, aunque han llegado ayudas, la prioridad es recuperar las vías, debido a las dificultades que se presentan para atender a quienes se encuentran en la Alta Guajira. Sumado a esto, advirtió que los municipios con mayores afectaciones son Manaure y Uribia, así como persisten graves emergencias en Riohacha, Dibulla, Maicao, San Juan del Cesar, El Molino, La Jagua del Pilar, Urumita y Albania.

“Nuestro panorama sigue siendo crítico y muy difícil, sobre todo en la zona alta extrema del departamento, en la parte media, porque son comunidades que se encuentran prácticamente sin ningún tipo de condiciones viales. Están aisladas, no les están llegando alimentos y es difícil tener a más de 192 mil personas, unas casi 40 mil familias afectadas”, dijo a El Heraldo el gobernador.

Dentro de las entidades que han entrado a intervenir está la Agencia de Desarrollo Rural, que se encarga de administrar el embalse. En el lugar estuvo el director Cesar Pachón, quien indicó que pese al aumento en el almacenamiento de agua, la estructura cuenta con las condiciones para evitar emergencias.

“Lo más importante de la represa es que hace una función de contener el agua del río, si no se hubieran presentado avalanchas, porque no había quien contuviera la fuerza del río y está cumpliendo con la función de proteger las comunidades aguas abajo”, dijo el director de la ADR.

Para ello, se armó un plan que consta de la descarga de aguas, mientras que en los municipios aledaños como San Juan del Cesar se mantiene el monitoreo constante a través del Puesto de Mando Unificado (PMU) y la coordinación con los Consejos Municipales de Gestión del Riesgo.

Por el momento, la Armada Nacional, el Ejército Nacional y la Defensa Civil continúan con el envío de alimentos y elementos de primera necesidad para atender a los damnificados, lo que se ha venido realizando tanto por tierra como por el mar.