Las soluciones medioambientales para mitigar las inundaciones en La Mojana
La expansión de la ganadería y la agricultura, la pérdida de la tradición de los zenúes y el proyecto Hidroituango han ido poco a poco afectando el medioambiente de esta subregión, llevando a que las inundaciones ocurran de forma periódica.
Las inundaciones de las últimas dos semanas en La Mojana, por cuenta de las lluvias que se han registrado en la región, levantaron una gran cantidad de inquietudes sobre el manejo ambiental que hay en esta zona, así como la conveniencia de hacer un dique para intentar solucionar las filtraciones del río Cauca por la margen izquierda. Esta subregión del país, ubicada en el norte de Colombia, abarca cuatro departamentos y está compuesta por los municipios de San Marcos, Sucre, San Benito, Majagual, Guaranda y Caimito, en Sucre; Magangué, Achí y San Jacinto del Cauca, en Bolívar; Ayapel, en Córdoba, y Nechí, en Antioquia. Confluyen allí los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, tres de los grandes cuerpos de agua del país, una característica que hace de esta una región propensa a inundaciones.
Más allá de la posición geográfica que tiene esta zona, expertos en materias medioambientales aseguran que hay más factores que influyen en las inundaciones. La expansión de la ganadería y agricultura ha debilitado la corteza vegetal de las ciénagas y canales, que históricamente han sido receptoras de agua. Además, en 2008, 2010 y 2011 hubo eventos similares a los de este año, algo que debilitó aún más los ecosistemas que todavía no logran recuperarse por completo. Por estas razones hay quienes dicen que la construcción de un dique solo serviría si hay una intervención integral de la subregión que solucione o mejore estos otros temas.
También puede leer: Crisis en La Mojana: ¿puede un dique poner fin al problema?
El Espectador habló con Isidro Álvarez, cofundador de la Fundación Pata de Agua, miembro del Programa de Desarrollo y Paz de La Mojana e historiador de esta subregión, para conocer cuáles son las propuestas para las intervenciones que deberían hacerse en la zona.
¿Cómo va el proceso de recuperación de los ecosistemas después de las inundaciones de 2010?
Últimamente se les está echando la culpa de todo esto a las inundaciones de 2008, 2010 y 2011, pero acá hay algo más de fondo y de años atrás. Nuestra zona siempre ha sido de explotación tanto de foráneos como de los que vivimos acá. Ha habido una sobreexplotación de la corteza vegetal, con la tala de árboles, la cual también termina afectando a los animales que viven acá. Esto es una cuestión mucho más profunda, aunque esos eventos en esos tres años fueron la estocada final para el ecosistema que nos quedaba. Lamentablemente vemos que a ganaderos y agricultores no les importa el impacto de sus acciones y por eso los chorros y caños no están cumpliendo su función, y esto hace que las inundaciones puedan darse de manera más sencilla.
Lo que más sufrió acá y lo que más nos ha costado recuperar fueron los árboles frutales que perdimos en 2008, 2010 y 2011. Acá teníamos mangos de 100 o más años y pues en una década no podemos tenerlos de nuevo como nos gustaría. Esto mismo pasó con otras plantas y ahora cuando nos estábamos reinventando en este tema, nos llegan ahora estas inundaciones a dañar lo poco que habíamos podido recuperar.
¿El dique podría solucionar 100 % las inundaciones en La Mojana?
Son 50 años que llevamos hablando de un dique. Lo que ha hecho en los últimos 10 años el Fondo de Adaptación con las investigaciones de la Universidad Nacional, es retomar los estudios que ya se habían iniciado en los años 70 con la unión colombo-holandesa. En ese proceso también fueron importantes el viceministro de Agricultura y gobernador de Sucre, Apolinar Díaz Callejas. Entonces tenemos un estudio muy grande y efectivo que determina que la construcción de diques es necesaria para la región. Sin embargo, esta es una parte de la posibilidad de solucionar el problema, pero no es la solución total.
Acá en La Mojana necesitamos una solución integral. Nosotros estamos en la cuenca del Cauca y este río trae consigo toneladas de tierra, entonces hay que comenzar a revisar esto. Si esta corriente sigue con esta misma dinámica no va a haber dique que aguante, se lo va a llevar también. Toca empezar a trabajar la parte interior; entre este cuerpo de agua y el San Jorge hay una gran llanura de depresión que tiene casi un millón de hectáreas, de las cuales la mitad son caños y ciénagas, entonces toca hacer una restauración de todo este sistema, porque así fue concebido de forma natural y también intervenido por los zenúes para que pudiera captar y regular el agua.
Hay que hacer unos trabajos mucho más a profundidad en las ciénagas, caños, chorros y en los mismos ríos para que la capacidad de captación del agua sea mucho más efectiva y puedan ayudarle al dique. También hay que hacer una intervención en la agricultura y la ganadería, porque no podemos seguir con las mismas prácticas. Ahora hay monocultivos de arroz y patilla, pero hay que pensar en algo más integral y que sea más diversa. Necesitamos crear conciencia en que el uso del suelo tiene que ser distinto para nosotros también poder aportar al cambio.
Nuestra gran riqueza es el agua, no la ganadería y la agricultura. Acá llegamos a producir el 70% de la carne de pescado que había en el país, y hoy no hacemos ni el 30%. Tenemos que apostarle al agua, así como lo hicieron los Zenúes. Entonces toca empezar a crear esa conciencia en la gente para volver a nuestra raíces. Toca también cambiar ese pensamiento de llenar La Mojana de vías terrestres, deberíamos pensar en la gran red fluvial que podemos tener y solucionar problemas mucho más grandes como el cambio climático. Crear carreteras no soluciona las inundaciones, las agrava aún más porque empieza a cortar los ciclos del agua y le metemos más depósito de tierra al territorio.
¿Cómo se está adaptado La Mojana al cambio climático?
Nosotros tenemos una gran desventaja frente a las otras partes del mundo donde ha habido inundaciones en este 2021, y es que no hay recursos para atender esta problemática. El Estado no tiene un plan estratégico para hacer un cambio y estas inundaciones son la consecuencia de esa falta de planeación. Desde el territorio lo que estamos haciendo es generar conciencia entre nosotros y entender que tenemos que ser parte del cambio y revisar las prácticas que estamos teniendo. Queremos retomar las actividades ancestrales de los zenúes, como la parte anfibia. Hay entidades internacionales que nos están ayudando en ese proceso y estamos en un proceso de capacitación y de intervención en comunidades para tener un respeto hacia los ecosistemas.
¿Qué tanto influye Hidroituango en las inundaciones y épocas de sequía en La Mojana?
Lo que nosotros hemos planteado sobre Hidroituango es mucho más complejo de si influye o no lo hace. Sabemos cómo eso puede afectar y cómo ya afectó hace dos años cuando las compuertas estuvieron cerradas y el río Cauca quedó casi seco. Si hay retención de agua en un punto es lógico que va a afectar la zona baja del cauce que es donde queda La Mojana. En la época de sequías ellos necesitan retener mucha agua para poder generar la energía y eso nos termina afectando porque el líquido no va a fluir de una forma normal. Aunque los ingenieros del megaproyecto no lo crean, nosotros hemos vivido este tipo de efectos y nos sentimos afectados.
En la temporada de lluvias, si ellos consideran que la presa está muy llena, entonces abren las compuertas, como al parecer sucedió en las últimas semanas, y la velocidad de la corriente en la cuenca baja aumenta y con ello el nivel. Nosotros lo hemos dicho desde 2012, cuando empezamos la discusión con ellos y nos sigue afectando y en un futuro igual. Por otro lado, esta estructura también afecta el ciclo biológico de reproducción de peces. En ese sentido la disminución de estos animales es muy alta.
En cuanto a las semillas que se quedan en la presa y no llegan hasta acá, también hay un inconveniente. Estos materiales entran a las ciénagas y permiten que la vegetación de la zona se regenere de manera natural. Cuando las compuertas están cerradas esto no sucede y la corteza vegetal también empieza a morir. Más allá de la afectación al agua misma, también está la de los ciclos de vida que se detienen a partir de la presa. Desafortunadamente Hidroituango nunca la consideró dentro de su rango de influencia y acá nos hemos visto muy afectados.
¿Cuáles son esas técnicas de los Zenúes que pueden servir para mitigar estas inundaciones?
En este caso tenemos que hablar de los Pan-Zenúes que eran los que habitaban esta zona de agua fueron los que construyeron todo el sistema hidraúlico; todos los canales fueron hechos por ellos. Entonces ya tenemos la configuración y el dibujo hecho y en muchas partes funciona, lo que tenemos que hacer es retomar todo esto. Los canales artificiales y naturales fueron una iniciativa de este pueblo aborígen, que no tenían las maquinarias que hay hoy en día. Ellos intervinieron 500.000 hectáreas y además hicieron los camellones que están en las partes bajas y donde podían vivir, pero además eran unidades unifamiliares de producción de alimentos.
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Los camellones los hacían sacando tierra del fondo de los caños y las ciénagas y hacían unos montículos de hasta cinco kilómetros. Ahí vivían y producían los alimentos de una forma muy ecológica. Además desarrollaron un conocimiento de cómo manejar los ciclos del agua. Si nosotros pudiéramos hacer un calendario de los ciclos del agua, ya tendríamos un referente que fueron ellos; Dependiendo del momento del ciclo ellos sabían si tenía que aplanar o elevar sus montículos. Así mismo cultivaban y por eso fueron una despensa agrícola de la nación Zenú. Todos sus pueblos eran de agua; las calles y los caminos.
Las inundaciones de las últimas dos semanas en La Mojana, por cuenta de las lluvias que se han registrado en la región, levantaron una gran cantidad de inquietudes sobre el manejo ambiental que hay en esta zona, así como la conveniencia de hacer un dique para intentar solucionar las filtraciones del río Cauca por la margen izquierda. Esta subregión del país, ubicada en el norte de Colombia, abarca cuatro departamentos y está compuesta por los municipios de San Marcos, Sucre, San Benito, Majagual, Guaranda y Caimito, en Sucre; Magangué, Achí y San Jacinto del Cauca, en Bolívar; Ayapel, en Córdoba, y Nechí, en Antioquia. Confluyen allí los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, tres de los grandes cuerpos de agua del país, una característica que hace de esta una región propensa a inundaciones.
Más allá de la posición geográfica que tiene esta zona, expertos en materias medioambientales aseguran que hay más factores que influyen en las inundaciones. La expansión de la ganadería y agricultura ha debilitado la corteza vegetal de las ciénagas y canales, que históricamente han sido receptoras de agua. Además, en 2008, 2010 y 2011 hubo eventos similares a los de este año, algo que debilitó aún más los ecosistemas que todavía no logran recuperarse por completo. Por estas razones hay quienes dicen que la construcción de un dique solo serviría si hay una intervención integral de la subregión que solucione o mejore estos otros temas.
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El Espectador habló con Isidro Álvarez, cofundador de la Fundación Pata de Agua, miembro del Programa de Desarrollo y Paz de La Mojana e historiador de esta subregión, para conocer cuáles son las propuestas para las intervenciones que deberían hacerse en la zona.
¿Cómo va el proceso de recuperación de los ecosistemas después de las inundaciones de 2010?
Últimamente se les está echando la culpa de todo esto a las inundaciones de 2008, 2010 y 2011, pero acá hay algo más de fondo y de años atrás. Nuestra zona siempre ha sido de explotación tanto de foráneos como de los que vivimos acá. Ha habido una sobreexplotación de la corteza vegetal, con la tala de árboles, la cual también termina afectando a los animales que viven acá. Esto es una cuestión mucho más profunda, aunque esos eventos en esos tres años fueron la estocada final para el ecosistema que nos quedaba. Lamentablemente vemos que a ganaderos y agricultores no les importa el impacto de sus acciones y por eso los chorros y caños no están cumpliendo su función, y esto hace que las inundaciones puedan darse de manera más sencilla.
Lo que más sufrió acá y lo que más nos ha costado recuperar fueron los árboles frutales que perdimos en 2008, 2010 y 2011. Acá teníamos mangos de 100 o más años y pues en una década no podemos tenerlos de nuevo como nos gustaría. Esto mismo pasó con otras plantas y ahora cuando nos estábamos reinventando en este tema, nos llegan ahora estas inundaciones a dañar lo poco que habíamos podido recuperar.
¿El dique podría solucionar 100 % las inundaciones en La Mojana?
Son 50 años que llevamos hablando de un dique. Lo que ha hecho en los últimos 10 años el Fondo de Adaptación con las investigaciones de la Universidad Nacional, es retomar los estudios que ya se habían iniciado en los años 70 con la unión colombo-holandesa. En ese proceso también fueron importantes el viceministro de Agricultura y gobernador de Sucre, Apolinar Díaz Callejas. Entonces tenemos un estudio muy grande y efectivo que determina que la construcción de diques es necesaria para la región. Sin embargo, esta es una parte de la posibilidad de solucionar el problema, pero no es la solución total.
Acá en La Mojana necesitamos una solución integral. Nosotros estamos en la cuenca del Cauca y este río trae consigo toneladas de tierra, entonces hay que comenzar a revisar esto. Si esta corriente sigue con esta misma dinámica no va a haber dique que aguante, se lo va a llevar también. Toca empezar a trabajar la parte interior; entre este cuerpo de agua y el San Jorge hay una gran llanura de depresión que tiene casi un millón de hectáreas, de las cuales la mitad son caños y ciénagas, entonces toca hacer una restauración de todo este sistema, porque así fue concebido de forma natural y también intervenido por los zenúes para que pudiera captar y regular el agua.
Hay que hacer unos trabajos mucho más a profundidad en las ciénagas, caños, chorros y en los mismos ríos para que la capacidad de captación del agua sea mucho más efectiva y puedan ayudarle al dique. También hay que hacer una intervención en la agricultura y la ganadería, porque no podemos seguir con las mismas prácticas. Ahora hay monocultivos de arroz y patilla, pero hay que pensar en algo más integral y que sea más diversa. Necesitamos crear conciencia en que el uso del suelo tiene que ser distinto para nosotros también poder aportar al cambio.
Nuestra gran riqueza es el agua, no la ganadería y la agricultura. Acá llegamos a producir el 70% de la carne de pescado que había en el país, y hoy no hacemos ni el 30%. Tenemos que apostarle al agua, así como lo hicieron los Zenúes. Entonces toca empezar a crear esa conciencia en la gente para volver a nuestra raíces. Toca también cambiar ese pensamiento de llenar La Mojana de vías terrestres, deberíamos pensar en la gran red fluvial que podemos tener y solucionar problemas mucho más grandes como el cambio climático. Crear carreteras no soluciona las inundaciones, las agrava aún más porque empieza a cortar los ciclos del agua y le metemos más depósito de tierra al territorio.
¿Cómo se está adaptado La Mojana al cambio climático?
Nosotros tenemos una gran desventaja frente a las otras partes del mundo donde ha habido inundaciones en este 2021, y es que no hay recursos para atender esta problemática. El Estado no tiene un plan estratégico para hacer un cambio y estas inundaciones son la consecuencia de esa falta de planeación. Desde el territorio lo que estamos haciendo es generar conciencia entre nosotros y entender que tenemos que ser parte del cambio y revisar las prácticas que estamos teniendo. Queremos retomar las actividades ancestrales de los zenúes, como la parte anfibia. Hay entidades internacionales que nos están ayudando en ese proceso y estamos en un proceso de capacitación y de intervención en comunidades para tener un respeto hacia los ecosistemas.
¿Qué tanto influye Hidroituango en las inundaciones y épocas de sequía en La Mojana?
Lo que nosotros hemos planteado sobre Hidroituango es mucho más complejo de si influye o no lo hace. Sabemos cómo eso puede afectar y cómo ya afectó hace dos años cuando las compuertas estuvieron cerradas y el río Cauca quedó casi seco. Si hay retención de agua en un punto es lógico que va a afectar la zona baja del cauce que es donde queda La Mojana. En la época de sequías ellos necesitan retener mucha agua para poder generar la energía y eso nos termina afectando porque el líquido no va a fluir de una forma normal. Aunque los ingenieros del megaproyecto no lo crean, nosotros hemos vivido este tipo de efectos y nos sentimos afectados.
En la temporada de lluvias, si ellos consideran que la presa está muy llena, entonces abren las compuertas, como al parecer sucedió en las últimas semanas, y la velocidad de la corriente en la cuenca baja aumenta y con ello el nivel. Nosotros lo hemos dicho desde 2012, cuando empezamos la discusión con ellos y nos sigue afectando y en un futuro igual. Por otro lado, esta estructura también afecta el ciclo biológico de reproducción de peces. En ese sentido la disminución de estos animales es muy alta.
En cuanto a las semillas que se quedan en la presa y no llegan hasta acá, también hay un inconveniente. Estos materiales entran a las ciénagas y permiten que la vegetación de la zona se regenere de manera natural. Cuando las compuertas están cerradas esto no sucede y la corteza vegetal también empieza a morir. Más allá de la afectación al agua misma, también está la de los ciclos de vida que se detienen a partir de la presa. Desafortunadamente Hidroituango nunca la consideró dentro de su rango de influencia y acá nos hemos visto muy afectados.
¿Cuáles son esas técnicas de los Zenúes que pueden servir para mitigar estas inundaciones?
En este caso tenemos que hablar de los Pan-Zenúes que eran los que habitaban esta zona de agua fueron los que construyeron todo el sistema hidraúlico; todos los canales fueron hechos por ellos. Entonces ya tenemos la configuración y el dibujo hecho y en muchas partes funciona, lo que tenemos que hacer es retomar todo esto. Los canales artificiales y naturales fueron una iniciativa de este pueblo aborígen, que no tenían las maquinarias que hay hoy en día. Ellos intervinieron 500.000 hectáreas y además hicieron los camellones que están en las partes bajas y donde podían vivir, pero además eran unidades unifamiliares de producción de alimentos.
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Los camellones los hacían sacando tierra del fondo de los caños y las ciénagas y hacían unos montículos de hasta cinco kilómetros. Ahí vivían y producían los alimentos de una forma muy ecológica. Además desarrollaron un conocimiento de cómo manejar los ciclos del agua. Si nosotros pudiéramos hacer un calendario de los ciclos del agua, ya tendríamos un referente que fueron ellos; Dependiendo del momento del ciclo ellos sabían si tenía que aplanar o elevar sus montículos. Así mismo cultivaban y por eso fueron una despensa agrícola de la nación Zenú. Todos sus pueblos eran de agua; las calles y los caminos.