Las verdaderas preguntas sobre el Galeón San José
La comunidad científica nacional e internacional tiene innumerables preguntas sobre el proceso de investigación de la embarcación.
Juan Guillermo Martín
Luego de una semana del anuncio sobre el hallazgo del galeón San José, sorprende que la prensa, y la opinión pública en general, siga debatiendo cuánto cuesta el cargamento y quién es el dueño de esta carga. Se han centrado en si es de Colombia o España y en las demandas que se vienen de la Sea Search Armada, una empresa de caza tesoros reconocida. Se hace énfasis también en que tenemos una legislación especial y que no firmamos la Convención de UNESCO de 2011, pero nadie se pregunta ¿por qué no la firmamos?
Tangencialmente se cuestiona por qué el llamado “dream team” de especialistas internacionales permanece oculto, ¿no espera un científico compartir con sus colegas sus logros, resultado de una investigación seria y responsable?, y finalmente nadie se pregunta quién puso los recursos financieros para adelantar esta exploración: ¿ocultan los científicos serios el origen de sus fondos de investigación?
No cabe ninguna duda que el Ministerio de Cultura y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia –ICANH- están actuando de acuerdo con la Ley colombiana, una ley hecha a la medida de este naufragio. El mensaje del presidente Santos es verdad también: “el galeón San José es patrimonio de los colombianos”, pero no se le ha dicho al público en general que en nuestra ley, a diferencia de la Convención de UNESCO, el oro, la plata y las piedras preciosas no son consideradas patrimonio de la Nación, y mucho menos que las asociaciones público privadas permiten que el “inversionista” pueda hacerse a la mitad de aquello que no es patrimonio. Es decir, por si no se había entendido bien, solo la mitad de la carga del galeón San José sería de Colombia.
Por fuera de esta discusión ha quedado el tema científico, que parece no importar mucho a nadie por estos días ¿Cuántos arqueólogos han entrevistado? ¿Cuántos conservadores? ¿Cuántos historiadores? Se han centrado en buscar abogados de derecho marítimo, políticos y a seudo historiadores que ocultan, en falsos títulos, su verdadero quehacer, el de buscar tesoros.
El Galeón San José, por encima de cualquier cosa, es un contexto arqueológico, por lo que debe considerarse en su totalidad, como patrimonio de la Nación. De igual forma su investigación y recuperación debe hacerse siguiendo métodos y técnicas científicas, con un diseño de investigación y objetivos que vayan más allá de su simple localización. Es, además, la gran oportunidad de investigar científicamente un naufragio con este tipo de carga, ya que los caza tesoros han llegado primero a pecios como éste, destruyéndolos completamente, en busca de los objetos con valor comercial.
La comunidad científica nacional e internacional tiene innumerables preguntas sobre el proceso de investigación, no sobre la propiedad del contexto arqueológico ¿cuáles son los verdaderos objetivos de esta investigación? ¿Por qué no se puede conocer el proyecto y a sus participantes? ¿Qué institución o empresa financia la exploración? ¿Cuál es el plan de trabajo a mediano y largo plazo?, ¿Cuáles son las medidas que se han tomado para los temas de conservación y restauración?
El ICANH es el ente rector de la arqueología en Colombia y vela por la calidad de la investigación científica en la materia en el país, ¿qué ejemplo nos está dando? La discusión debe darse en el campo académico, patrimonial y, sobre todo, ético. El gobierno colombiano, el Ministerio de Cultura y el ICANH han abierto una puerta peligrosa para el desarrollo de la arqueología científica en Colombia. Están a tiempo de rectificar el rumbo, ¿estarán dispuestos a hacerlo?
* Antropólogo y Doctor en Arqueología. Director del Museo Arqueológico de Pueblos Karib, Mapuka, de la Universidad del Norte.
jgmartin@uninorte.edu.co
Luego de una semana del anuncio sobre el hallazgo del galeón San José, sorprende que la prensa, y la opinión pública en general, siga debatiendo cuánto cuesta el cargamento y quién es el dueño de esta carga. Se han centrado en si es de Colombia o España y en las demandas que se vienen de la Sea Search Armada, una empresa de caza tesoros reconocida. Se hace énfasis también en que tenemos una legislación especial y que no firmamos la Convención de UNESCO de 2011, pero nadie se pregunta ¿por qué no la firmamos?
Tangencialmente se cuestiona por qué el llamado “dream team” de especialistas internacionales permanece oculto, ¿no espera un científico compartir con sus colegas sus logros, resultado de una investigación seria y responsable?, y finalmente nadie se pregunta quién puso los recursos financieros para adelantar esta exploración: ¿ocultan los científicos serios el origen de sus fondos de investigación?
No cabe ninguna duda que el Ministerio de Cultura y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia –ICANH- están actuando de acuerdo con la Ley colombiana, una ley hecha a la medida de este naufragio. El mensaje del presidente Santos es verdad también: “el galeón San José es patrimonio de los colombianos”, pero no se le ha dicho al público en general que en nuestra ley, a diferencia de la Convención de UNESCO, el oro, la plata y las piedras preciosas no son consideradas patrimonio de la Nación, y mucho menos que las asociaciones público privadas permiten que el “inversionista” pueda hacerse a la mitad de aquello que no es patrimonio. Es decir, por si no se había entendido bien, solo la mitad de la carga del galeón San José sería de Colombia.
Por fuera de esta discusión ha quedado el tema científico, que parece no importar mucho a nadie por estos días ¿Cuántos arqueólogos han entrevistado? ¿Cuántos conservadores? ¿Cuántos historiadores? Se han centrado en buscar abogados de derecho marítimo, políticos y a seudo historiadores que ocultan, en falsos títulos, su verdadero quehacer, el de buscar tesoros.
El Galeón San José, por encima de cualquier cosa, es un contexto arqueológico, por lo que debe considerarse en su totalidad, como patrimonio de la Nación. De igual forma su investigación y recuperación debe hacerse siguiendo métodos y técnicas científicas, con un diseño de investigación y objetivos que vayan más allá de su simple localización. Es, además, la gran oportunidad de investigar científicamente un naufragio con este tipo de carga, ya que los caza tesoros han llegado primero a pecios como éste, destruyéndolos completamente, en busca de los objetos con valor comercial.
La comunidad científica nacional e internacional tiene innumerables preguntas sobre el proceso de investigación, no sobre la propiedad del contexto arqueológico ¿cuáles son los verdaderos objetivos de esta investigación? ¿Por qué no se puede conocer el proyecto y a sus participantes? ¿Qué institución o empresa financia la exploración? ¿Cuál es el plan de trabajo a mediano y largo plazo?, ¿Cuáles son las medidas que se han tomado para los temas de conservación y restauración?
El ICANH es el ente rector de la arqueología en Colombia y vela por la calidad de la investigación científica en la materia en el país, ¿qué ejemplo nos está dando? La discusión debe darse en el campo académico, patrimonial y, sobre todo, ético. El gobierno colombiano, el Ministerio de Cultura y el ICANH han abierto una puerta peligrosa para el desarrollo de la arqueología científica en Colombia. Están a tiempo de rectificar el rumbo, ¿estarán dispuestos a hacerlo?
* Antropólogo y Doctor en Arqueología. Director del Museo Arqueológico de Pueblos Karib, Mapuka, de la Universidad del Norte.
jgmartin@uninorte.edu.co