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Un interés mundial generó hace un año la búsqueda y rescate de cuatro menores de edad indígenas del Guaviare, que sobrevivieron por 40 días dentro de la selva del Caquetá, tras la caída de la aeronave en la que iban junto a su mamá, un líder de su comunidad y el piloto, quienes no sobrevivieron al choque.
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A lo largo del tiempo se han escuchado los testimonios de las autoridades e indígenas que se unieron para en la búsqueda, tanto a la avioneta tipo Cessna HK2803, como, posteriormente, de los cuatro niños de 13, 11 y 5 años, junto a un bebé de 11 meses, que lograron sobrevivir al accidente ya las dificultades de la selva húmeda.
A esto, se suma un informe preliminar revelado por la Aeronáutica Civil, este 2 de mayo, en el que se incluyó una entrevista con Lesly Mucutuy, la mayor de los niños perdidos en la selva, en la que narra lo que ocurrió antes y después del accidente, del que sobrevivió con sus hermanos Tien, Soleiny y Cristín.
¿Qué provocó el accidente de la avioneta?
El informe de la Aeronáutica Civil señala que a 10 minutos de despegar, la aeronave presentó una falla en el motor que obligó al piloto a arborizar, por lo que el informe preliminar indica que el accidente habría sido ocasionado por una “fractura del pistón No. 5 lo cual generó la pérdida de potencia, que impidió que la aeronave continuara en vuelo”.
La Aerocivil destaca que el motor fue el mismo que tenía la aeronave en un accidente previo, que ocurrió en 2021, por lo que indican que se continúa haciendo la trazabilidad e indagaciones sobre las inspecciones realizadas por la casa fabricante, con las que se permitió continuar con su uso.
Momentos previos al despegue
En la entrevista, la menor de edad detalló que el plan inicial era viajar el 29 de abril hacia San José del Guaviare, pero no lograron obtener ese día los cinco cupos para la madre y sus cuatro, por lo que les programaron el viaje para el día siguiente.
Subieron a la aeronave sobre las 5:00 a.m. del primero de mayo de 2023. Lesly recuerda que llevaban dos maletas con ropa y elementos de aseo que pusieron en la parte de atrás y señaló que mientras veía como abastecían de combustible la aeronave, un hombre, el líder Hernán Mendoza Hernández, se sentó en el puesto del copiloto.
Irregularidades en el motor
El despegue fue complicado. La niña explica que hubo dificultades para poner en marcha el motor, así como escuchó al piloto comunicarse por el radio para informar que había fallas. De igual forma, señaló que luego de comenzar a volar, la aeronave cambiaba de altura, subía y bajaba, así como se escuchaban ruidos extraños del motor, por lo que el piloto les pidió desabrocharse los cinturones y abrir la puerta de la aeronave porque iban a aterrizar sobre el agua. El informe destaca que los tres niños más pequeños no sabían nadar.
Caída
Siguiendo con las indicaciones del piloto, los pasajeros de la avioneta soltaron sus cinturones y se pusieron en posición fetal, inclinados hacia adelante, a excepción de la madre, Magdalena Mucutuy, quien llevaba en sus brazos al bebé de once meses y lo protegía con su cuerpo del impacto.
“La superviviente entrevistada manifestó que, por el pánico y angustia de los momentos previos al accidente, no percibió ni recordaba la ausencia del sonido del motor, o su apagada antes del impacto”, señala el informe de la Aeronáutica.
Lo que indica la entidad es que el piloto intentó hacer un acuatizaje, pero al ver que no alcanzaría a llegar al río Apaporis, decidió arborizar, pero hubo dos impactos en el proceso. El primero, a 50 metros de altura, que produjo la separación del motor con su cubierta y la hélice, lo que hizo que la aeronave cayera de manera vertical y se produjera el segundo impacto contra el suelo.
Los adultos no sobrevivieron a la caída
Lesly cuenta que tras el choque quedó inconsciente y lo que la despertó fue el llanto de sus otros tres hermanos. Al abrir los ojos se dio cuenta de que salía mucha sangre de su cabeza, por lo que tomó ropa e improvisó un vendaje, que aseguró con una gasa que encontró en el botiquín de emergencia de la aeronave.
Su pie izquierdo quedó atrapado en la silla, por lo que tuvo que quitarse el zapato para poder libelarlo. Luego de ello, sacó al bebé de 11 meses que se estaba sofocando bajo el cuerpo de su mamá, que había muerto, como el piloto Hernando Murcia y el líder que iba de copiloto. Finalmente, liberó a sus otros dos hermanos y juntos salieron de lo que quedó de la aeronave.
Elementos clave que usaron los niños en la selva
En el informe de la Aeronáutica se indica que los primeros días, los niños se alimentaron de una fruta llamada copoazú, que llevaban en sus equipajes, así como del agua potable, dos botellas de 600 ml, que había dentro de la aeronave.
También fueron claves las gasas, que sirvieron para detener el sangrado que tenía Lesly, un toldillo, una hamaca y unas tijeras que utilizaron para cortar las hojas de platanillo con las que hacían refugios para protegerse de la lluvia y los animales, y que perdieron después en el recorrido, por lo que la menor de edad cuenta que luego le tocó emplear sus dientes para cortar las hojas.
También sacaron dos biberones, que fueron los encontrados por las Fuerzas Militares en el camino, los documentos de identidad, que resguardó la joven de 13 años; pañales que tuvieron que botar en el camino, debido a que la humedad los arruinó, ropa y una linterna con la que pudieron caminar de noche, y que comenzó a fallar los días en que fueron encontrados.
¿Por qué los niños no se quedaron junto a la avioneta?
Los niños permanecieron dos días y dos noches en el lugar del accidente, pero Lesly indicó que decidieron salir del lugar cuando se les acabaron las provisiones. Recordaron que vieron un río (el Apaporis) antes de la caída de la aeronave, por lo que salieron en su búsqueda para aprovisionar de agua y alimentos, dado que Magdalena le había enseñado a su hija mayor qué semillas eran comestibles.
Junto a esto, en el informe se destaca que la niña de 13 años llevaba un registro de los días que estuvieron en la selva, lo que le permitió a las autoridades hacer una cronología y relacionar los hechos con el relato de supervivencia.
Lesly no pudo caminar por más de 20 días
La menor de edad indicó que por la herida que tenía en la pierna izquierda, la que le quedó atrapada en la silla, no pudo caminar erguida durante los primeros 20 días, sino que, mientras cargaba al bebé, se tuvo que apoyar en sus rodillas y con apoyo de su cadera y brazos avanzar por la selva.
Ropa y zapatos
Por la humedad de la selva, la Aeronáutica explicó que la mayor parte del día llovía dentro de la selva, por lo que la ropa estaba constantemente mojada y los zapatos llenos de fango, lo que hizo pesara más y hubiera un desgaste físico mayor al caminar.
Sobre esto, la niña explicó que tras perder su zapato, caminó en medias, como tiempo después también lo haría su hermano de cuatro años, quien se quitó los zapatos cuando el peso del fango no le facilitaba avanzar. Por las condiciones de la selva, el bebé también presentó una enfermedad respiratoria los últimos días en la selva.
No pudieron hacer fuego, pero lograron pescar
Sobre la alimentación, Lesly señaló que al llegar al río Apaporis lograron aprovisionarse de agua y pescaron con una lanza que ella improvisó, pero al no poder generar fuego, les tocó comer pescado crudo, lo que no les gustó. Por ello, durante su tiempo en la selva se dedicaron a comer una semilla llamada “mil pesos”, que es fruto de una palma y que se ablandaba por la humedad de la selva.
Volvieron al lugar del accidente
Al darse cuenta de que no había una población cercana sobre el río, los menores de edad decidieron volver a internarse en la selva, pero luego de tres días de caminata regresaron, sin quererlo, al sitio donde ocurrió el accidente, por lo que aprovecharon para cambiarse de ropa.
No se encontraron con Wilson
La niña explicó que vieron tapires, serpientes y hasta una tortuga gigante, pero en ningún momento se cruzaron o hicieron el recorrido con un canino o alguna persona.
No huyeron de buscadores
La menor de edad aseguró que empezaron a escuchar los helicópteros diez días después del accidente, pero por el espeso follaje de la selva no los vieron ni tuvieron opción de hacer señales. Indicó que en algunas ocasiones escucharon el perifoneo y las grabaciones en idioma nativo indígena, pero no pudieron acercarse porque no sabían de qué lugar provenía el sonido, así como en algunas ocasiones oyó lo que parecían voces humanas, pero no se acercó porque sabía que también se podría tratar de sonidos de animales depredadores.
No encontraron kits, pero sí un volante
El día 30, los cuatro niños encontraron uno de los volantes que se lanzaron desde aeronaves, en el que les indicaban quedarse quietos en un solo lugar. Hicieron caso y permanecieron en el mismo punto por los siguientes 10 días, hasta que los encontraron. La menor de edad también cuenta que lo hicieron porque el niño de 4 años ya se encontraba muy débil y no podía ni mantenerse en pie. Sumado a esto, dijo que no encontraron ninguno de los kits lanzados por las autoridades.
Ataque de ansiedad
Por último, la niña explicó que el día 35 tuvo un ataque de ansiedad de estrés por cuenta de la frustración de no haber encontrado salida, pero de tampoco ser encontrados.