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El próximo 27 de abril se cumplirán ocho meses desde que se rompió el dique que contenía las aguas del río Cauca en el sector de Cara de Gato, ubicado en el municipio de San Jacinto del Cauca (Bolívar), uno de los once municipios que abarca la subregión de La Mojana —seis en Sucre, tres en Bolívar, uno en Córdoba y otro en Antioquia—. Para finales de 2021 ya se registraban más de 150 mil damnificados por la emergencia, sumadas a afectaciones en viviendas, vías, cultivos y ganado. A inicios de marzo de este año, una creciente del río afectó las obras de mitigación que, según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungdr), estaban a punto de terminar. El verano terminó y el chorro sigue abierto.
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Pese a que las autoridades de Gestión del Riesgo sostienen que la abertura es cercana a los 70 metros, habitantes que hacen registros diarios a las zonas afectadas aseguran que supera los 400 metros. Por este motivo, líderes comunitarios no vieron con optimismo el anuncio de inversión, el pasado 12 de abril, de otros $10 mil millones, que se suman a los $20 mil millones destinados al cierre de Cara de Gato el año pasado. Fueron críticos con la decisión de dragar el sector del Canal de la Esperanza, al frente del boquete, ya que consideran que esta debió ser una de las miras principales en época de verano, no ahora que las lluvias arrecian. Esto se suma a que en La Mojana confluyen los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, tres de los grandes cuerpos de agua del país, característica que la hace propensa a las inundaciones.
Gremios productores de La Mojana continúan alertando sobre la crítica situación que enfrentan ganaderos, arroceros y otros pequeños productores de sandía, maíz, plátano y yuca. “Los mojaneros somos trabajadores y laboriosos, pero las condiciones en las que nos encontramos no nos dejan avanzar”, confesó a El Espectador el veterinario y dirigente gremial Darinel Regino, quien ha documentado la muerte de reses en La Mojana sucreña, que acoge el 70 % de las 500 mil hectáreas de la subregión. Según el testimonio del líder, hay cabezas de ganado que mueren ahogadas, otras fallecen por desnutrición y unas son vendidas a bajo precio por la crisis.
Esta información fue confirmada por Enrique Martínez, presidente del Comité Ganadero de La Mojana, quien le comentó a El Espectador que han tenido que sacar más de 50 mil reses de la subregión. “Este ganado lo estamos movilizando por toda la carretera de San Marcos (Sucre) y toca distribuirlo en fincas de municipios que aún no están inundados”, afirmó.
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El vocero de los ganaderos en esa subregión añadió que las pérdidas para el sector ascienden a los $30 mil millones debido al pago de pastura en nuevos terrenos, a la pérdida de peso de los bovinos y a la suspensión de producción de leche. “Son cerca de cinco mil familias ganaderas afectadas. También hay desempleo porque toca sacar a las personas de las fincas inundadas; ya no hay corraleros, gente que ordeñe vacas y personas que las encierren”, agregó.
El director de la Ungrd, Eduardo José González, aseguró a El Meridiano el pasado 12 de abril que “en cabeza del Ministerio de Agricultura va a haber todo el acompañamiento respectivo y se le ayudará [a los productores], de acuerdo con lo que determine. Han tenido muchas mesas técnicas”. Además, el gobernador de Sucre, Héctor Olimpo Espinosa, dijo a El Espectador que están trabajando de la mano con Gestión del Riesgo y el Viceministerio de Asuntos Agropecuarios para entregar apoyos económicos a los campesinos. Martínez pidió celeridad con los incentivos y señaló que el Gobierno se comprometió a entregar $200.000 pesos por res afectada.
Los arroceros
Otro de los gremios impactados es el de los arroceros. Gustavo Varón, director ejecutivo de Fedearroz Montería, indicó que por lo menos un 30 % de las zonas de siembra en La Mojana —unas 18 mil hectáreas—, están devastadas por las inundaciones. “Del total de arroceros de la subregión, el 73 % son arrendatarios o pequeños productores. Esto implica que las pérdidas afectan de forma inmediata y a largo plazo”, señaló.
Varón lamentó que este año no se haya podido sembrar arroz, ya que nunca se solucionó el cierre de Cara de Gato y no querían arriesgarse a perder todo de nuevo. “Los campesinos guardaban entre 10 y 15 bultos para proveerse en momentos de crisis, pero cada vez hay más escasez y hambre”, alertó Arcesio Paredes, periodista local y pequeño agricultor.
Ante el panorama de escasez, agricultores le apostaron al cultivo de sandía, un sector muy opacado debido a las dificultades de comercialización y a la falta de censos para identificar a sus productores. A nombre de la cooperativa Comojana, Neider Vergara, Aldahir López y Samir López han llevado a cabo procesos de inspección de patilleros para dar cuenta de la realidad que viven pequeños agricultores en La Mojana con las inundaciones.
“Del trabajo que hemos realizado en Majagual, Guaranda y Sucre, registramos que son por lo menos dos mil hectáreas de sandía afectadas. Los costos de producción de cada hectárea están en cerca de los $6 millones”, aseguró Aldahir López, presidente de Comojana. “Aunque hemos hecho alianzas para sacar la patilla a las capitales, no tenemos un gremio consolidado y generalmente vendemos por unidad”, añadió Neider Vergara.
Francisco Gómez, exalcalde de Majagual, expresó que “de nada sirve el Conpes si el compromiso va a ser el mismo de Cara de Gato”. Para este proyecto, anunciado a finales de marzo, se comprometieron $2,5 billones atados al presupuesto de la nación y al Sistema General de Regalías (SGR).
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Pese a que el Conpes contempla obras importantes como la construcción de compuertas hidráulicas, Ángela Barragán, exalcaldesa de San Jacinto del Cauca, teme que el dinero sea utilizado en nuevos estudios. “Es la calamidad más grande de Colombia en las últimas décadas. Tienen que escuchar a las comunidades porque nunca han socializado con ellas”, dijo Francisco Gómez. “La subregión de La Mojana tiene una tendencia a desaparecer porque sus habitantes se irían a las capitales a buscar suerte”, concluyó el periodista Arcesio Paredes.