Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Hasta hace un par de años, si se iba la luz en Tumaco, en el Hospital tenían que esperar ocho minutos antes a que se prendiera la planta auxiliar. Es decir el tiempo que se demoraba el celador en llegar de la puerta principal a la zona donde tenía que prender manualmente el equipo. Esto no solo representaba un riesgo para los pacientes con soportes, sino que además demuestra la precariedad en que se atendía al municipio nariñense.
“Contar con un hospital con camas completamente nuevas, mesas de noche y mesas puentes, cuando antes lo único que tenían era una bolsa debajo de la cama, no era digno, pero articular una serie de actores que han permitido que eso se transforme en una realidad diferente es lo que permite que hoy se presten servicios con continuidad”, dijo Pedro Espitia, agente especial interventor del Hospital San Andrés de Tumaco.
Lea: Algo se está formando en Tumaco
A lo que se refiere el gerente del Hospital es que la infraestructura física se ha logrado recomponer gracias a la ayuda de, por ejemplo, comerciantes locales que invirtieron recursos para instalar el sistema de gases medicinales durante la pandemia o la Alcaldía ayudó a dotar las ambulancias y a habilitar los ascensores que no funcionaban.
Sin embargo la inversión más grande vino de las Zonas Futuro, una de las iniciativas del Gobierno Nacional, que ha desarrollado junto a la Fundación Panamericana para el Desarrollo (FUPAD), en zonas impactadas por el conflicto, a través de la cual han recibido cerca de $9.000 millones, que han invertido en la dotación de nuevo mobiliario, la construcción de una zona dedicada a imágenes diagnóstico, así como una nueva área de cuidados intensivos.
Este ha sido uno de los proyectos que han promovido en el pacífico nariñense, uno de los cinco lugares del país en los que se ha fortalecido el deporte, la cultura y la recreación, así como las industrias culturales y creativas y en el mejoramiento de las condiciones de salud, lo que incluye las instituciones educativas, como en Imbilí, donde se hicieron nuevos salones y una cubierta en el colegio, así como han trabajado con alcaldías y organizaciones civiles, como la Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa) y la Diócesis para la prevención del reclutamiento forzado.
Este miércoles, en el marco del cierre de los proyectos desarrollados este año, se realizó un conversatorio sobre los avances en la implementación del programa en la región y en el que participaron la consejera presidencial para los derechos humanos, Nancy Patricia Gutiérrez, la secretaria de Infraestructura de Nariño, Nilsa Maria Pantoja, la alcadesa de Tumaco, María Emilsen Angulo, y el gerente del hospital del municipio, Pedro Espitia, en el que se habló de la inversión en la institución.
Además, se resaltó la inversión en las veredas en las que además de infraestructura se fortaleció la confianza con las instituciones. “Se hizo mucho, tal vez con poco. No solo en el tema presupuestal. Fue un año complejo de pandemia en el que no se paró. Necesitábamos baterías sanitarias, lo que permite que un grupo de niños hoy puedan volver a los colegios y eso fue una gran ganancia. Por otro lado, a diferencia de otras herramientas se han dado muchos resultados en corto tiempo, a diferencia de otros procesos del Estado que requieren largos y tediosos procesos”, dijo Nilsa Maria Pantoja, secretaria de Infraestructura de Nariño.
Además de esto, resaltó que ahora lo más importante será sostener la confianza que se ha creado al involucrar a las comunidades en la priorización de necesidades y ejecución de los proyectos con mano de obra. “La confianza genera gobernabilidad en los territorios apartados, pero generarla puede tardar mucho tiempo y perderla puede ser en minutos, por eso tenemos la invitación es a continuar trabajando de la mano de las comunidades y los líderes, para que de manera articulada se sigan dando resultados”.
Por su parte, Nancy Patricia Gutiérrez se refirió a la importancia de impulsar en la región el turismo ecológico y especializado, que pueda incluir a las veredas. “En la región hay que promover la productividad de cacao, coco y la industria pesquera, pero para ello, debemos permitir que los niños se preparen desde la primera infancia con calidad, para que desde cualquier lugar de la costa pacífica puedan desarrollar sus emprendimientos”.
Por último, la alcaldesa María Emilsen Angulo, resaltó que la transformación de la mente de las personas se da desde el ejemplo, con la generación de oportunidades, por lo que aprovechó el encuentro para reconocer el trabajo de las Zonas Futuros y de los retos que vienen para el municipio, como por ejemplo el desarrollo portuario y turístico para fomentar la economía.
“Tumaco tiene el mejor cacao del mundo, es el mayor productor de coco del mundo y tiene unas especies únicas. En el tema portuario solo necesitamos la inversión para convertirnos en el segundo puerto más importante del Pacífico. Necesitamos la decisión para hacerle la inversión y garantizar que ese puerto pueda ser de aguas profundas”, manifestó la mandataria.
Frente al turismo señaló que se necesita un desarrollo de la infraestructura hotelera, así como se refirió a la importancia de una infraestructura digna de agua potable y aseo, por ejemplo. “El primer componente es que la gente tenga con qué vivir en el marco de la legalidad y eso se logra desarrollándonos productivamente, portuariamente y turísticamente”.
Entre las conclusiones del evento, también se señaló la importancia de que haya verdaderos cambios estructurales dentro de las comunidades en el sentido de que sigan empoderando de las causas y promuevan acciones para atender sus necesidades, mientras que la consejera presidencial para los derechos humanos resaltó que ya se tiene listo el presupuesto para continuar con la aplicación de las Zonas Futuro para el 2022, con lo que se garantizarán la ejecución de nuevos proyectos en la región.