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Los San Sebastián de David Manzur

Durante un mes, en las antiguas bodegas del ferrocarril se expondrán las pinturas del artista colombiano.

Olga Lucía Garzón Roa
08 de septiembre de 2011 - 09:59 p. m.

Como un homenaje a su hijo, Caldas recibió las dos obras célebres de David Manzur: San Sebastián y El martirio de San Sebastián. A sus 82 años de edad, el artista se emocionó cuando, el pasado 1º de septiembre en La Dorada, pudo mirarlas por primera vez expuestas en un mismo escenario .

Vestido como lo hace casi siempre, con camisa negra, David Manzur, de baja estatura, entró a las instalaciones de las antiguas bodegas del ferrocarril, dirigió la mirada al salón de exposición y ostentando gran emoción saludó no sólo al público que lo seguía, sino a sus colosos. Se posó frente a ellos y los acarició. Los detalló como si fuera la primera vez que los miraba. “Es como verme en tercera persona. Es como ver el arte de otro”, repetía, mientras sus admiradores lo perseguían para tomarse una fotografía.

El pintor, nacido en Neira (Caldas), conmemoró este día de septiembre como simbólico para su tierra, no sólo por el reencuentro con sus obras, sino porque los gigantes desnudos se salieron de los grandes escenarios capitalinos para viajar hasta la provincia a hospedarse y a dejarse sentir por la gente del común.

“Esto tiene como resultado que somos nosotros los que debemos ir a los pueblos y no los pueblos a las grandes ciudades. Este es un paso importante para ir desplazando la cultura por el país”, señala.

El artista destacó el espacio elegido para la exposición, como son las antiguas instalaciones del Ferrocarril, que pese a su importancia histórica se mantuvieron por varios años en el olvido, pero el jueves de la semana pasada fueron entregadas por el ministro de Transporte, Germán Cardona Gutiérrez, al alcalde de La Dorada, Gerson Bermont, y abrieron sus puertas para convertirse en lugar de eventos culturales.

Tras besos, abrazos y palabras de admiración, los habitantes de La Dorada, Caldas, le permitieron a la estrella de la noche sentarse frente a ellos para escuchar sus historias. Narró la de su último San Sebastián, el que soñó durante más de 20 años, antes de convertirlo en realidad: en 1984, cuando lo estaba pintando en Sasaima (Cundinamarca), unos ladrones entraron a la finca de al lado y asesinaron a un vecino. Manzur se fue para Bogotá con su pintura todavía sin cabeza.

El San Sebastián quedó en el olvido hasta el 15 de abril de 1993, cuando decidió terminarlo. Pero como perseguido por la fatalidad, ese día, otros delincuentes asaltaron su estudio en Bogotá, lo amarraron en el baño y le robaron ocho bodegones. Cuando uno de los asaltantes vio el San Sebastián, quedó deslumbrado. Fue al baño y llevó a Manzur hasta la sala amenazándolo con un revólver en la sien y lo obligó a firmar el cuadro con un carboncillo.

Más tarde, con la ayuda de la Policía y su amigo Antonio Robayo, recuperaron la obra. Poco tiempo después mataron en Medellín al ladrón y su amigo Robayo murió en un atentado terrorista. El cuadro, perseguido por la violencia vuelve a quedar en el abandono.

En el año 2001, animado por el expresidente Belisario Betancur, con quien conversaba bastante de los acontecimientos violentos de la Nación, decidió terminarlo.

Para David Manzur, contemplar de nuevo sus dos cuadros significa terminar con una etapa de su vida y el comienzo de otra que dará a luz el próximo noviembre cuando expondrá sus obras en el Museo de Arte Moderno de Bogotá: Ciudades oxidadas, producto de una investigación ecológica, y La obra negra, que será toda una sorpresa.

Por Olga Lucía Garzón Roa

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