Cintia Preciado y su hijo Tomás salieron hacia el muelle de la plaza de Mariscos de Tumaco a las tres de la tarde. “Negro, ya la canoa nos está esperando”, fue el mensaje que le envió a su esposo, Ómar Castillo, que vive en Fontibón, al occidente de Bogotá. Así como Cintia y Tomás, unas 60 personas salieron de Tumaco hacia San José del Guayabo, de acuerdo con Apolinar Granja, líder de la comunidad del río Mejicano.
El pueblo estaba de fiesta. Sara, la hija de Benito Yepes y Luz Rodríguez, cumplía 15 años ese 30 de enero. Además, al día siguiente, el equipo de la vereda disputaba la final del torneo de fútbol contra los vecinos de Bella Vista. Benito y Luz se encargaron de preparar la fiesta de su hija. El mismo Benito fue a recoger a sus amigos y familiares a Tumaco en una canoa grande. En esa embarcación iban él y 26 invitados, según contó Granja. En la otra, que era aún más grande y pagada por Benito, iban entre 35 y 40 personas, según los cálculos de Apolinar. La cifra exacta aún se desconoce.
“El mar, como nunca, estaba furioso”, recuerda Granja. Se cree, porque encontraron la canoa de Benito partida en dos pedazos, que una marea alta los sorprendió. A las 4:00 p.m., Harlin Rodríguez, quien pilotaba la segunda embarcación, llamó a San José del Guayabo y desde allá dieron aviso a Tumaco. “Hoy no estamos hablando de 50 muertos por esa llamada. Como estaba el mar ni un experto nadador la tenía fácil”, explicó Apolinar.
También le puede interesar: Naufragio en Tumaco: sobrecupo y no choque habría causado la tragedia
El sábado 30 de enero se confirmó que las dos embarcaciones naufragaron. La Armada dio a conocer que tres personas fallecieron y 35 fueron rescatadas y trasladadas a centros hospitalarios. Ómar llamó a Cintia en varias ocasiones antes de que la canoa en la que viajaba con Tomás naufragara. Cintia no contestó. Ellos se despidieron el lunes 25 de enero en el aeropuerto El Dorado de Bogotá con la noticia de que Tomás ya tenía un cupo asegurado en un colegio de la capital. En Tumaco las cosas para ellos no iban bien. Cintia, con los cierres ocasionados por la pandemia, perdió su trabajo como cocinera y el plan era hacer vida en Bogotá.
Con la noticia de un doble naufragio en el río Mejicano, más de 300 personas de las veredas cercanas salieron a la búsqueda de los navegantes. “Al rescate salieron 70 embarcaciones entre canoas y lanchas de motor. Cada una con cuatro o cinco amigos o familiares. Coordinamos la búsqueda por cinco grupos de Whatsapp. Así logramos rescatar a las 35 personas, entre esas Benito y Harlin, quienes manejaban las canoas”, contó Apolinar. Las aguas del río Mejicano estaban repletas de embarcaciones, nativas y de las autoridades oficiales. La intención era actuar rápido y tratar de cubrir todo el territorio. “Después de dos días no hay muchas esperanzas. Estamos buscando personas que -lamentablemente- están sin vida. Superamos esa situación en procura de resarcir en algo ese dolor a los familiares”, contó Francisco Cubides, comandante de la Fuerza Naval del Pacífico.
También le puede interesar: Pastor que dijo que Jesús aparecería en Sabanalarga, Atlántico, ahora no aparece
“Cuando alguien se ahoga, se nota. A ellos los encontramos flotando, sin signos de haber tragado agua. Creemos que murieron por el impacto del mar. Pero aún no sabemos. Yo, que tengo 60 años cruzando estas aguas, no las había visto tan agitadas como ese sábado”, explicó Apolinar. El comandante comenta que el mar Pacífico tiene todos los días dos pleamares y dos bajamares, en otras palabras, el agua entra dos veces y sale dos veces de la bahía. Eso dificulta la labor de búsqueda y el manejo de embarcaciones.
Entre Tumaco y sus veredas solo hay agua. Por eso, para visitar a familiares, hacer negocios, celebrar fiestas y jugar finales de fútbol se necesita el transporte fluvial. “Son cientos de canoas que se mueven por aquí todos los días. La gente se mueve por una u otra razón. Si el Gobierno, no el de hoy sino el de siempre, se fijara en el Pacífico esto no estuviera sucediendo. Habiendo la posibilidad de hacer vías carreteables, usamos el mar”, sostuvo Apolinar.
Las causas del doble naufragio aún son confusas. Primero, se creyó que las dos embarcaciones habían chocado entre sí. Esta hipótesis se descartó luego de que las autoridades entrevistaran a los navegantes y determinaran que más de 50 personas iban entre las dos canoas. Se cree que con esta cantidad, estas no resistieron el peso. “Las primeras informaciones nos dan a entender que las embarcaciones artesanales tenían limitaciones de seguridad. No encontramos la certeza de que tenían los elementos mínimos como el chaleco salvavidas. El proceso de investigación sigue en curso”, aseveró el almirante Juan Francisco Herrera, director general marítimo a Caracol Noticias.
También les puede interesar: Hombre confesó feminicidio de joven de 19 años que estaba desaparecida en Sucre
El domingo 31 de enero se confirmó el fallecimiento de siete personas más, lo que aumentó la cifra a 14 muertos. Las víctimas fueron Alvear Sinisterra (47), Cintia Preciado (23), Tomás Preciado (5), Júnior Hurtado (19), Freider Dajame (3), Luis Cortez (4), Yerson Rodríguez (6), Shaira Rodríguez (11), Leydi Montenegro (23), Cristian Perlaza (21), Juan Perlaza (16), Jhon Armero (3), Elvia Cabezas (58) y Karen Barahona (24). La Defensa Civil, la Armada Nacional y la Fuerza Aérea siguen buscando cadáveres o sobrevivientes entre las aguas del Pacífico, que se adentran en Nariño, rodeando las veredas que hoy están de luto. El entierro de los primeros cuerpos entregados se hizo el lunes 1° de febrero a las 4:00 p.m. en Tumaco.