Montaña Récords Catatumbo: el colectivo que le apuesta a la carranga rap
En el Catatumbo, una región del Norte de Santander golpeada por el conflicto armado, un colectivo juvenil pretende conectar al campo con la ciudad por medio de géneros musicales que, en principio parecieran antagónicos, y que despertó el interés de los menores de edad del lugar que ahora disponen de un espacio lúdico, seguro y creativo que los ayudará a forjar ideas contrarias a su entono violento.
Daniel Esteban Reyes Espinosa
En Colombia ha existido una mal llamada lucha entre la música autóctona y folclórica y la música extranjera etiquetada con diferentes nombres: disco, pop, metal y rap, por mencionar algunos. Pero ¿qué pasa si se mezcla un género folclórico colombiano como la carranga y un género extranjero y malentendido como el hip-hop? Y, además de eso, ¿qué pasa si se implementa un proyecto pedagógico, artístico y cultural alrededor de esta mezcla musical, en una de las zonas más marginadas y azotadas por el conflicto armado en Colombia?
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En Colombia ha existido una mal llamada lucha entre la música autóctona y folclórica y la música extranjera etiquetada con diferentes nombres: disco, pop, metal y rap, por mencionar algunos. Pero ¿qué pasa si se mezcla un género folclórico colombiano como la carranga y un género extranjero y malentendido como el hip-hop? Y, además de eso, ¿qué pasa si se implementa un proyecto pedagógico, artístico y cultural alrededor de esta mezcla musical, en una de las zonas más marginadas y azotadas por el conflicto armado en Colombia?
En ese complicado escenario el colectivo de hip-hop campesino, Montaña Récords Catatumbo, ha fungido como respuesta a la necesidad comunitaria de brindar espacios ajenos a la violencia para los niños, niñas y adolescentes en una zona alejada de las grandes ciudades del país.
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“Montaña Récords Catatumbo es un colectivo artístico que por medio de las artes que hacen parte de los elementos del hip-hop, como el break dance, el rap y el grafiti; multiplicamos la pedagogía musical para conectar el campo con la ciudad y la ciudad con el campo”, explica Vanessa Arévalo, directora del colectivo.
Esta original iniciativa artística nace de la mente de nueve jóvenes, incluida Vanessa, que salieron de su territorio en el municipio de El Tarra, en Norte de Santander, para estudiar. Fueron desplazados por el conflicto armado, situación que les negó, como a miles de colombianos, la posibilidad de vivir en paz en el campo.
Tiempo después estos jóvenes retornan a su territorio con la idea de mejorar su entorno por medio de un género urbano como el hip-hop, y realizar anualmente una escuela de hip-hop campesino. “Nosotros tenemos una responsabilidad social con los jóvenes del territorio, por eso tenemos nuestra escuela de hip- hop Carranga Rap por Mi Tierra, donde utilizamos la pedagogía musical campesina con la que crecimos, la carranga -música que se practica tradicionalmente en la región-, y la fusionamos con la fuerza urbana y protestante del rap para poderle ofrecer una enseñanza más acertada a los niños, niñas y adolescentes catatumberos”, comenta Vanessa.
La convicción de estos raperos campesinos para sacar adelante su proyecto ya tuvo sus primeros frutos: el ministerio de Cultura los apoyó por medio de la convocatoria Jóvenes en Movimiento, programa que le permitió a este colectivo crear espacios, como un festival, para representar la cultura campesina desde la idea que tienen como jóvenes de enriquecer por medio del aprendizaje el legado campesino e indígena.
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La mayor dificultad no ha sido el conflicto
Crear dichos espacios, para Montaña Récords, es un mensaje de protesta que pretende que las personas pongan el ojo en la escuela de hip-hop Carranga Rap por Mi Tierra, ubicada en un corregimiento de 33 veredas que conforman el municipio de El Tarra.
Por su puesto, ha sido un trabajo arduo y comprometido lleno de compromiso y amor, aunque atravesado por las dificultades. Y es en medio de la adversidad y de las ansias de crecer, que el colectivo es considerado un parche accesible para cualquier persona que desee compartir y aportar.
Estar en una base de rap, en la que un joven con audífonos hace mezclas musicales, es hacerlo sentir un artista del hip-hop. Esa es parte del mensaje que desde Montaña Récords han recibido los niños, niñas y adolescentes del Catatumbo, una zona geográfica del Norte de Santander estigmatizada por la presencia de guerrilleros y paramilitares; actores armados que, contrario a lo que podría creerse, no han sido el mayor obstáculo para el colectivo.
Los inconvenientes han surgido en su propia cotidianidad como colectivo. “Los instrumentos se han dañado, no tenemos docentes fijos, no hay carreteras para transitar y llegar a algunas zonas; pero el mayor problema que hemos tenido en el colectivo es tener tantas ideas, pero pocas oportunidades para ejecutarlas. No tenemos cómo financiar todos los proyectos que quisiéramos y hasta las mismas administraciones locales nos han trancado esas iniciativas. Nosotros queremos hacer un lugar donde converjan las necesidades del corregimiento y no los protagonismos y egos”, comenta Vanessa.
La semilla llamada “intriga”
Por medio de la cultura del hip-hop y la carranga este colectivo ya es un espacio lúdico, creativo y seguro para la juventud del Catatumbo. Una labor que se evidencia en los proyectos artísticos desarrollados y en las canciones Hijxs del Filo y Algo mejor, en los que además se puede ver el proceso pedagógico y creativo de los niños, niñas y adolescentes catatumberos.
“En este territorio de víctimas inocentes tenemos que aprender a luchar para ser más fuertes. Con esfuerzo y amor el Catatumbo hay que cuidar para así tener una mejor comunidad”, es una de las estrofas que cantan los niños y niñas en la canción Algo Mejor, un himno del amor por su tierra.
“Trabajar con la comunidad ha sido lindo, aunque han existido diferencias como lo hay en todo. No podemos predicar de procesos sociales donde todos tengamos un mismo pensamiento porque eso es imposible, y la respuesta de la comunidad a los procesos de la escuela ha sido desde el amor que como sociedad saben brindar”, relata Vanessa.
A pesar de lo que se podría creer de la imagen casi heroica de un colectivo que trabaja en una zona tan conflictiva, Montaña Récords no se ve a sí mismo como un grupo de salvadores de juventud que alejan la violencia de la vida de los jóvenes campesinos e indígenas.
“Salvarlos de la guerra sería brindar unas garantías básicas de vida para todo el corregimiento y municipio del Catatumbo y eso es algo que no alcanzamos como jóvenes. No somos salvadores, no hemos logrado alejarlos de la guerra, pero sí hemos brindado espacios donde tengan otras ideas. Lastimosamente todavía tenemos niños que juegan con armas, que saben de ilegalidades porque es su realidad”, reflexiona Vanessa.
A pesar de lo desalentador de esa realidad, Montaña Récords no desiste de su labor cultural, artística y pedagógica. Se sienten orgullos de un concepto que denominaron como “la semilla de la intriga”.
“Lo más importante para nosotros es tomar esa semilla llamada intriga y ponerla en sus corazones, que se riegue con sensibilidad artística y que pueda construir en ellos una decisión para sus vidas, que aprendan a conocer el territorio en el que estamos y reconozca su verdad como habitante de esta comunidad”, reflexiona Vanessa.