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El gol que anotó Carlos Bacca, en el estadio Metropolitano de Barranquilla, en el partido de ida de la final del fútbol colombiano entre el Junior y el Independiente Medellín, fue el origen de la tragedia del médico Wilmer Mendoza, quien murió el pasado 18 de diciembre tras permanecer ocho días en cuidados intensivos.
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En medio de la celebración del gol, el médico, que vivía en Valledupar, resbaló y cayó al piso de espaldas, con tan mala suerte que se golpeó la cabeza con el borde de una acera, lo que le produjo una fractura cráneo-encefálica.
Tras registrarse la caída, el médico fue trasladado a la Clínica de Alta Complejidad de Valledupar, donde fue ingresado inmediatamente a una unidad de cuidados intensivos, en la que permaneció ocho días. “Descansa en paz mi adorado yerno, tú sabes cuánto te quiero, ese lugar nadie lo va a ocupar en mi corazón”, indicó en redes sociales Eva Morales, suegra del galeno.
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Por su parte, su esposa indicó: “allá nos encontraremos mi amor. Estamos atados con un lazo que Dios ató, que ni la muerte nos va a separar”.
Aunque la Fiscalía intervino para determinar si hubo otra persona involucrada en el accidente del médico, se logró establecer en los últimos días de que se trató de un accidente.
Mendoza era conocido en Valledupar y en Cesar, debido a que fue gerente de una EPS, así como administró los hospitales Rosario Pumarejo de López, Eduardo Arredondo Daza y El Socorro de San Diego, Cesar. A la par, fue auditor intrahospitalario, coordinador y actualmente tenía una empresa en Bogotá y una IPS en Montería.