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A sus 71 años, Horacio Serpa Uribe todavía no ha podido sacudirse del fantasma que lo ronda por el crimen del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, ocurrido el 2 de noviembre de 1995. Sin esquivar ninguna pregunta, así dialogó con El Espectador sobre un caso que, sin duda, ha transitado por los caminos de la impunidad.
Nuevamente el fantasma del crimen de Álvaro Gómez lo persigue. Y la familia del líder conservador lo señala a usted sin rodeos...
Los respeto como respeté a Álvaro Gómez. Entiendo su interés para que se esclarezca ese crimen. Frente a sus manifestaciones de que yo pueda tener responsabilidad en ese crimen tan espantoso tengo que responder que no es cierto y que quizá hay unos intereses no tan altruistas detrás de esas afirmaciones.
La familia Gómez ha venido insistiendo en que se indague también la muerte de quien fue su conductor, Darío Reyes Ariza. ¿Qué recuerda de ese episodio?
Lo recuerdo mucho. Lo estimé. Era un paisano que vinculé al Ministerio del Interior cuando fui ministro. Nunca fue mi guardaespaldas ni mi conductor directo. Él era conductor del Ministerio. Fue un crimen espantoso y es una lástima que no se haya descubierto quiénes fueron sus autores.
En su momento el extesorero Santiago Medina dijo que a él lo mataron porque iba a contar en la Fiscalía de la vinculación de dineros del narcotráfico a la campaña del presidente Samper. ¿Qué sabe?
No sé. Además, Darío nunca trabajó en la campaña del presidente Samper. A él lo vinculé al Ministerio porque sabía de sus condiciones profesionales.
Otro de los temas recurrentes de la familia Gómez es que vinculan al gobierno Samper con el crimen de Elizabeth Montoya de Sarria, la ‘Monita Retrechera’.
Ese es un caso que en su momento causó un gran escándalo y son las autoridades las que tienen que responder por esos casos.
¿Cómo conoció usted al abogado Ignacio Londoño Zabala?
Lo conocí en el ejercicio de la actividad política. Era hijo del doctor Ignacio Londoño, representante a la Cámara, y de Jesusita Zabala, exalcaldesa de Cartago. En su momento fuimos amigos circunstanciales. Ahora no tengo ninguna relación con él.
Alias ‘Rasguño’ dijo que Londoño Zabala fue el puente entre el gobierno Samper y varios narcos del cartel del norte del Valle para asesinar a Álvaro Gómez.
Es absurdo pensar que el gobierno del presidente Samper tuviera algo que ver con ese crimen tan espantoso. Londoño también ha desmentido esa versión.
¿Cuándo fue la última vez que habló con Álvaro Gómez Hurtado?
No recuerdo exactamente. Él era una persona muy destacada en la política. Lo conocí, precisamente, en un almuerzo. Me lo presentó Ernesto Samper.
¿Cómo ha capoteado todas las acusaciones que le cayeron por ser escudero y espadachín de Samper?
Me ha tocado tratar con varios fantasmas de la manera más injusta, porque soy un hombre correcto, con una trayectoria impecable de medio siglo. A mí me investigaron en el llamado Proceso 8.000 y se determinó que nada tuve que ver con la financiación de la campaña. A raíz de las declaraciones de un criminal tan redomado como Rasguño surgieron de nuevo injustas acusaciones y vejámenes. Eso lo sobrellevo con la seguridad y el carácter que me dan mi condición de inocente.
Pero su excompañero de gabinete Fernando Botero Zea dijo en su momento que el gobierno Samper estaba muy preocupado por la oposición que estaba haciendo Álvaro Gómez y por eso ordenó hacerle seguimiento a través de los organismos de inteligencia.
Tantas veces se ha comentado lo que ha dicho el doctor Botero, que me parece que no es un refrito sino un “re-refrito” volver a comentar eso.
¿Quién mató a Álvaro Gómez?
Hay muchas hipótesis: la que involucra a la Policía, la de Rasguño, las Farc, el cartel del norte del Valle... Deben investigarse todas las hipótesis y llegar al fondo.
Pero está claro que ha sido un caso impune. ¿Debería declararse como delito de lesa humanidad?
Yo he dicho que sí. No tengo ningún interés en que las investigaciones prescriban. Hay tantos crímenes por descubrir en Colombia, que es necesario que se pongan todos los esfuerzos y recursos para que se descubran los responsables de hechos tan bochornosos o de lesa humanidad. Nunca se descubrió, por ejemplo, quiénes fueron los responsables del asesinato del general Rafael Uribe Uribe, hace ya 100 años. Colombia debe tener claro que no soy un sinvergüenza, ni un depravado, ni un bribón.
¿Los militares estuvieron a punto de darle un golpe a Samper? Se habló mucho del temor del gobierno al doctor Álvaro Gómez Hurtado.
El país conoce muy bien la verdad. Yo quiero ahora ser discreto. Sobre eso no hay ningún misterio ni ocultamiento: fue una época muy difícil de este país, yo fui uno de los protagonistas y actué con seriedad, en oportunidades con vehemencia, defendí una causa en la cual creí y creo; el resto sí corre por cuenta de ustedes.
¿No se arrepiente un poco de haber defendido “esa causa”, de su lealtad con el presidente Samper?
Lo que pasó en esa época fue bochornoso, lamentable. Las autoridades investigaron y sancionaron a unos responsables. Yo permanecí al lado del presidente Samper porque siempre tuve la certidumbre, sigo teniéndola, de que él no había participado en ese acontecer. Uno no tiene que arrepentirse de nada de lo que le toca que vivir, a mí me tocó ese episodio, lo viví con dignidad, respondí ante las autoridades.
De no haber tenido que sortear el Proceso 8.000, ¿cree que habría llegado a la Presidencia?
No me aferro a esa teoría. Tuve la oportunidad de luchar por la Presidencia, lo hice conscientemente porque me sabía capaz de desempeñar ese cargo. A veces, haciendo reminiscencias, pienso que si el destino y el país me hubieran dado esa oportunidad, hoy los colombianos no estaríamos sufriendo tantas dificultades.
¿Por qué?
Porque yo era una persona que tenía un proyecto, porque sabía lo que tocaba hacer, porque me había preparado para eso. Pero no guardo resentimientos de ninguna especie ni amarguras. Uno tiene que saber afrontar la vida en la forma como viene.
¿Está de acuerdo en que esos azarosos tiempos del Proceso 8.000 no se investigaron bien?
En el momento se hicieron todas las averiguaciones y la justicia se pronunció: absolvió a unos y sancionó a otros. A mí me parece que ese es uno de los casos en los que sí actuó la justicia y ahí están las sentencias y las decisiones que en su momento se tomaron. Muchos otros casos han ocurrido de los que no se podría predicar lo mismo. De mi parte, siento que respondí y la autoridad nunca me hizo un reproche. Mire, yo no he sido sancionado en 50 años de vida profesional, ni siquiera con una multa de tránsito.
¿Usted ha hablado con la familia Gómez Hurtado sobre el asesinato del líder conservador?
No, que recuerde no.
¿Les quisiera decir algo?
No, mi opinión sobre el crimen es que ojalá se pueda descubrir y sancionar a los responsables. Es injusto lo que está ocurriendo conmigo. Pero he sido siempre respetuoso de la ley y de los medios de comunicación, y voy a seguir poniendo la cara.