¿Por qué se cayó el puente Chirajara?
Los cuerpos de cuatro de los nueve operarios fallecidos ya fueron rescatados. El puente colapsado sería entregado en marzo y forma parte de la vía conocida como “La ruta del futuro”. Hasta ahora se manejan cuatro hipótesis sobre la tragedia.
Juliana Gil Gutiérrez
En silencio, junto a un árbol, sobre una llanta pintada con un blanco desgastado o sobre una silla plástica de color amarillo esperaron las familias de dos de las nueve víctimas del desplome del puente en Chirajara ocurrido el lunes en la vía que conecta a Bogotá con los Llanos Orientales.
En una tarde llanera, bajo el cielo gris del que cayeron unas cuantas gotas de lluvia, siete personas esperaron ayer a la salida de Medicina Legal de Villavicencio para tener información sobre sus parientes fallecidos en el accidente.
Poco hablan. Lloran. Se lamentan.
“Esa señora lleva llorando todo el día”, comenta un hombre que estaba en el lugar. En la carrera 6 con calle 24A, en un cuadra de funerarias, tiendas y carros mortuorios, las personas miraron al vacío, se abrazaron y sollozaron, mientras unos niños, que escasamente les llegan a la cintura a las mujeres que los llevan de la mano, las acompañaron en silencio. Uno de camisa blanca y pantalón azul se subió a un árbol y rió, mientras una mujer debajo de las ramas verdes lloró desconsoladamente.
Lea también: Fiscalía abre investigación por desplome del puente Chirajara, en la vía al Llano
La mamá de Gildardo Jiménez, uno de los hombres cuyo cuerpo fue rescatado en la tarde del lunes, estaba sentada en silencio junto al hermano de Jiménez. Aseguró que le dolía la cabeza y se secó el rostro. No quisieron hablar, están sumidos en el dolor de una tragedia inesperada y por la cual la Fiscalía abrió ayer investigación con miras a determinar lo ocurrido.
Junto a Jiménez fallecieron otros ocho hombres que también trabajaban en la construcción del puente Chirajara, entre los kilómetros 63 y 64 de la vía Bogotá - Villavicencio. Se trata de Giovanny Quiroz, Alberto Calle, Julio Salgado, Jair Castro, Jorge Balayo, Elkin Salas, Giovanny Monroy y José Bertel.
Otros siete trabajadores fueron rescatados y trasladados al hospital San Rafael de Cáqueza y uno más a la Clínica del Meta. Con el paso de las horas cinco de ellos fueron dados de alta y dos trasladados a Bogotá para tratar la gravedad de sus heridas, algunos con traumas craneoencefálicos y heridas en la cabeza.
Ellos fueron los sobrevivientes de una tragedia de la que hasta ahora se desconocen las causas, pero sobre la que se manejan cuatro hipótesis. Una falla geológica en el lugar, errores en el diseño o en los materiales y una mala simentación son algunas de las posibles causas, de las que solo se tendrá clara la información una vez la Fiscalía culmine las investigaciones.
Lea también: Puente en vía Bogotá - Villavicencio habría costado $75.000 millones
A una hora de Medicina Legal de Villavicencio está el lugar de la tragedia. Desde la vía se observa medio puente en pie, firme, del color del cemento y con cables blancos, mientras que frente a él sólo hay escombros. Lo que antes era un sólido muro se transformó en un gran pedazo de cemento que durante 27 horas dilató la dura tarea de rescate de los cadaveres. Buses, carros particulares y de carga pasan por la vía. Bajaron la velocidad, no porque haya un pare, sino para mirar los trozos de concreto gris que roban el verde de los árboles y el pasto que hay en ese caño donde se encuentran las montañas.
Ese sería uno de los 42 puentes y viaductos que forman parte de la doble calzada Bogotá - Villavicencio, “Ruta al futuro”, cuya entrega tenía plazo hasta junio, pero que iba tan adelantada que se terminaría en tres meses. El concesionario estaba a punto de finalizar la fase de unión de los dos extremos del puente. Uno ya estaba construido y se integrará con 18 túneles nuevos, algunos ya inaugurados y en uso, que tienen como objetivo agilizar el viaje entre Bogotá y los Llanos Orientales, un territorio que el Estado ha intentado conectar cada vez más con la capital.
Pero la estructura se cayó y no sólo se llevó los sueños de una óptima conexión entre el centro del país y los Llanos, sino que dejó sin ilusión a las familias de los nueve fallecidos.
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Más de 120 personas trabajaron en el rescate de los cuerpos. De éstos, 21, organizados en tres grupos de siete personas, tuvieron como misión descender por el precipicio de 280 metros ubicado entre las dos montañas que el puente busca conectar. Un primer grupo descendió y trazó la línea de rescate, que el segundo siguió hasta llegar a los cuerpos. El tercero apoyó como relevo. “Desde lejos se ve más sencillo, pero es difícil. El equipo de rescate se desgasta mucho”, aseguró Jhon Quintero Botía, funcionario de la Defensa Civil.
El equipo de rescate estuvo conformado por personal de la Cruz Roja, Bomberos, Defensa Civil, Ponalsar, Ejército y Policía de los departamentos de Cundinamarca y Meta.
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Metros más adelante, rumbo a Villavicencio, un grupo de hombres que trabaja lavando carros contó que cuando el puente se desplomó un vehículo pasó avisando lo sucedido. Las personas del sector Chirijara caminaron hasta el borde de la antigua vía a Villavicencio, desde la que se aprecian los restos del puente recién colapsado. “Todo se veía gris, como si fuera polvo”, narró uno de los testigos que quiso guardar su identidad.
En la carretera algunos ingenieros analizaron el panorama entre los carros y peatones que observaron curiosos el puente que se derrumbó antes de terminarse de construir.
En silencio, junto a un árbol, sobre una llanta pintada con un blanco desgastado o sobre una silla plástica de color amarillo esperaron las familias de dos de las nueve víctimas del desplome del puente en Chirajara ocurrido el lunes en la vía que conecta a Bogotá con los Llanos Orientales.
En una tarde llanera, bajo el cielo gris del que cayeron unas cuantas gotas de lluvia, siete personas esperaron ayer a la salida de Medicina Legal de Villavicencio para tener información sobre sus parientes fallecidos en el accidente.
Poco hablan. Lloran. Se lamentan.
“Esa señora lleva llorando todo el día”, comenta un hombre que estaba en el lugar. En la carrera 6 con calle 24A, en un cuadra de funerarias, tiendas y carros mortuorios, las personas miraron al vacío, se abrazaron y sollozaron, mientras unos niños, que escasamente les llegan a la cintura a las mujeres que los llevan de la mano, las acompañaron en silencio. Uno de camisa blanca y pantalón azul se subió a un árbol y rió, mientras una mujer debajo de las ramas verdes lloró desconsoladamente.
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La mamá de Gildardo Jiménez, uno de los hombres cuyo cuerpo fue rescatado en la tarde del lunes, estaba sentada en silencio junto al hermano de Jiménez. Aseguró que le dolía la cabeza y se secó el rostro. No quisieron hablar, están sumidos en el dolor de una tragedia inesperada y por la cual la Fiscalía abrió ayer investigación con miras a determinar lo ocurrido.
Junto a Jiménez fallecieron otros ocho hombres que también trabajaban en la construcción del puente Chirajara, entre los kilómetros 63 y 64 de la vía Bogotá - Villavicencio. Se trata de Giovanny Quiroz, Alberto Calle, Julio Salgado, Jair Castro, Jorge Balayo, Elkin Salas, Giovanny Monroy y José Bertel.
Otros siete trabajadores fueron rescatados y trasladados al hospital San Rafael de Cáqueza y uno más a la Clínica del Meta. Con el paso de las horas cinco de ellos fueron dados de alta y dos trasladados a Bogotá para tratar la gravedad de sus heridas, algunos con traumas craneoencefálicos y heridas en la cabeza.
Ellos fueron los sobrevivientes de una tragedia de la que hasta ahora se desconocen las causas, pero sobre la que se manejan cuatro hipótesis. Una falla geológica en el lugar, errores en el diseño o en los materiales y una mala simentación son algunas de las posibles causas, de las que solo se tendrá clara la información una vez la Fiscalía culmine las investigaciones.
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A una hora de Medicina Legal de Villavicencio está el lugar de la tragedia. Desde la vía se observa medio puente en pie, firme, del color del cemento y con cables blancos, mientras que frente a él sólo hay escombros. Lo que antes era un sólido muro se transformó en un gran pedazo de cemento que durante 27 horas dilató la dura tarea de rescate de los cadaveres. Buses, carros particulares y de carga pasan por la vía. Bajaron la velocidad, no porque haya un pare, sino para mirar los trozos de concreto gris que roban el verde de los árboles y el pasto que hay en ese caño donde se encuentran las montañas.
Ese sería uno de los 42 puentes y viaductos que forman parte de la doble calzada Bogotá - Villavicencio, “Ruta al futuro”, cuya entrega tenía plazo hasta junio, pero que iba tan adelantada que se terminaría en tres meses. El concesionario estaba a punto de finalizar la fase de unión de los dos extremos del puente. Uno ya estaba construido y se integrará con 18 túneles nuevos, algunos ya inaugurados y en uso, que tienen como objetivo agilizar el viaje entre Bogotá y los Llanos Orientales, un territorio que el Estado ha intentado conectar cada vez más con la capital.
Pero la estructura se cayó y no sólo se llevó los sueños de una óptima conexión entre el centro del país y los Llanos, sino que dejó sin ilusión a las familias de los nueve fallecidos.
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Más de 120 personas trabajaron en el rescate de los cuerpos. De éstos, 21, organizados en tres grupos de siete personas, tuvieron como misión descender por el precipicio de 280 metros ubicado entre las dos montañas que el puente busca conectar. Un primer grupo descendió y trazó la línea de rescate, que el segundo siguió hasta llegar a los cuerpos. El tercero apoyó como relevo. “Desde lejos se ve más sencillo, pero es difícil. El equipo de rescate se desgasta mucho”, aseguró Jhon Quintero Botía, funcionario de la Defensa Civil.
El equipo de rescate estuvo conformado por personal de la Cruz Roja, Bomberos, Defensa Civil, Ponalsar, Ejército y Policía de los departamentos de Cundinamarca y Meta.
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Metros más adelante, rumbo a Villavicencio, un grupo de hombres que trabaja lavando carros contó que cuando el puente se desplomó un vehículo pasó avisando lo sucedido. Las personas del sector Chirijara caminaron hasta el borde de la antigua vía a Villavicencio, desde la que se aprecian los restos del puente recién colapsado. “Todo se veía gris, como si fuera polvo”, narró uno de los testigos que quiso guardar su identidad.
En la carretera algunos ingenieros analizaron el panorama entre los carros y peatones que observaron curiosos el puente que se derrumbó antes de terminarse de construir.