Reconstrucción de San Andrés y Providencia: faltan más de la mitad de las casas
El huracán Iota pasó por las islas de San Andrés y Providencia el 16 de noviembre de 2020. Once meses después de la tragedia, el Gobierno ha entregado el 47 % de las viviendas para las familias afectadas en Providencia. De las 2.542 casas afectadas en San Andrés se ha reconstruido el 8,3 %.
En medio de la verde vegetación están las casas pintadas de colores, carpas negras y de color crema, estructuras de viviendas, casas abandonadas en mal estado y obreros trabajando, eso es lo que se ve al recorrer las calles de Providencia. Al otro lado está el mar Caribe. Hace 11 meses, el 16 de noviembre de 2020, la estructura de la isla quedó afectada en un 98 % y murieron cuatro personas por el paso del huracán Iota (de categoría cinco, la máxima en la escala Saffir-Simpson). Antes había pasado el huracán Eta, que llegó al archipiélago entre el 2 y 3 de noviembre.
Durante el huracán algunos habitantes de la isla cambiaron varias veces de albergue, pues quedaba destruido en el que se encontraban. “Tuve que ir a la casa de mi mamá con mis hijos porque en la mía no estaba segura, pero esa casa no resistió. Entonces nos fuimos para donde mi hermano, pero esa también se dañó y terminamos donde una vecina porque su casa era de concreto, ahí amanecimos”, dice Kriss Shandira Almeida Howard, habitante de Providencia del sector La Montañana.
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Así como Shandira, Pedro Mclean Henry perdió su casa. Ahora vive con su familia en un refugio ubicado en el terreno en el que antes estaba su vivienda, cerca de un arroyo en el sector de Casa Baja. “Desde el huracán vivimos en una carpa, llueve, truene o relampaguee, se entra el agua. Toca aguantar, porque qué más se hace”, asegura Mclean. Él estuvo varios meses sin saber en qué iba el proceso de reconstrucción de su casa, pero lo que más le preocupaba era la vivienda de su madre, Lucía Beatriz Henry Steel, que pertenece a la población de adulto mayor. “Ella veía el terreno de su casa vacío y lloraba. Nosotros teníamos miedo de perderla, entonces la mandábamos a San Andrés para que se quedara con un hermano, luego venía, veía la casa y otra vez había que sacarla de la isla”, cuenta Pedro.
Esta situación comenzó a cambiar cuando la Financiera de Desarrollo Territorial S. A. (Findeter) empezó con las obras en septiembre. Ahora, esperan entregársela la próxima semana. Lucía se queda en Providencia y la motiva ver el avance de la obra. Cuando la casa esté terminada será otra la situación de la familia, integrada por Pedro, su esposa y sus dos hijos, una hermana y su sobrino, además de la mamá Lucía, dueña de la casa. “Si cuando pasó el huracán estuvimos 12 personas en un solo colchón, ¿cómo no vamos a caber siete en una casa grande?”, afirma Pedro. Una vez estén instalados quitarán el refugio en el que ahora viven y allí empezarán a construir la casa de la familia de Pedro.
Respecto a la reconstrucción de viviendas en Providencia y Santa Catalina, Findeter afirma que ya entregó 834, lo que equivale al 47 % del total. De estas, 606 fueron reparadas (72,7 %), otras 166 (20 %) son viviendas ajustadas al lote (VAL), en las que aprovecharon elementos como el baño y la cisterna (donde recogen agua) que quedaron en buenas condiciones, también hay 53 (6,3 %) casas nuevas que tienen un modelo estándar y nueve fueron donadas (el 1 % restante). “Nos podemos estar demorando entre 20 y 45 días en hacer una vivienda, y este mes hicimos 70 al mismo tiempo. Además, tenemos 100 en algún proceso constructivo, sin contar las que están para entrega”, explica Sandra Gómez Arias, presidenta de Findeter.
Las obras avanzan, pero no como se esperaba. El 17 de noviembre de 2020 el presidente Iván Duque anunció un plan de 100 días para la reconstrucción de la isla, que iniciaría el 1° de enero de 2021, el plazo se cumplió el 10 de abril y aún no está lista la reconstrucción. “Es que dijeron que se iba a reconstruir en 100 días, pues sí, pero no fueron 100 días lamentablemente por el tiempo, la distancia y los problemas de logística que hay. No tenemos un puerto de calado profundo al que puedan llegar barcos de gran envergadura”, aclara Gómez. Tampoco había transporte para grandes cantidades de material ni lugar para almacenarlo. “No digo que tengamos demoras, yo pienso que para lo que fue la destrucción total de Providencia y el tiempo en el que estamos entregando la soluciones, va a ser en tiempo récord (...). Findeter lleva siete meses en la reconstrucción de la isla y ya estamos cercanos al 50 % y esperamos estar al 85 % en diciembre”, añadió.
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Tal fue la magnitud de lo ocurrido, que el número de habitantes de Providencia es de 5.989, según el último censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de 2018. Y el registro de damnificados por los huracanes supera las 5.500 personas, de ellas aún quedan 51 familias viviendo en carpas y esperan para noviembre tener una solución definitiva de vivienda. “La priorización se hace desde la Gerencia de la Reconstrucción y la Alcaldía, primero están los adultos mayores, personas con discapacidad, familias con niños y madres lactantes o gestantes”, afirma Gómez.
Sin embargo, tener las características para ser priorizado puede no ser suficiente. Ese es el caso de Kriss Shandira Almeida, que vive en una carpa en el sector La Montaña con sus cuatro hijos, uno de seis, otro de nueve, una de 15 y el mayor de 21. Ella no sabe qué va a pasar con la construcción de su vivienda. En principio le dijeron que tendría casa, quedó registrada en la Evaluación de Daños, Análisis y Necesidades (EDAN), pero después le dijeron que no. “Me dijeron que no estoy en el EDAN. Yo sí tenía mi casa al lado de la de mi mamá y recibía corriente de ahí. Me dicen que no tengo casa porque no pagaba luz. Voy a la alcaldía, a Findeter y nadie me está dando una solución”, asegura Shandira. En Findeter dicen que trabajan sobre los datos que les pasan del EDAN y que el tema no es con ellos, la comunidad denuncia que la Alcaldía y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) se lavan las manos con la evaluación y se responsabilizan los unos a los otros, pero al final nadie responde.
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Si bien las obras de reconstrucción en Providencia y Santa Catalina, especialmente las viviendas, avanzan y todos los esfuerzos están concentrados allí, otro es el panorama de los damnificados en San Andrés. “La UNGRD hizo una caracterización de daños y detectó que 2.542 viviendas afectadas, de ellas 104 colapsaron por la severa afectación. Actualmente hemos reparado 176 viviendas y hemos reconstruido 34”, informa Yared Manuel Niño, coordinador de Planeación de obras de infraestructura en San Andrés. Es decir, de las 2.542 casas afectadas, el 8,3 % fueron reconstruidas. El poco avance Niño se lo atribuye a la falta de material y mano de obra y a que “Providencia tuvo afectaciones más severas por lo que absorbió la mano de obra de San Andrés y ha sido engorroso el proceso para realizar las intervenciones”.
Si bien la cifra de reconstrucción es baja, la comunidad dice que es menor. “La Secretaría de Gobierno nos envió un listado de las familias que fueron intervenidas, pero unas 20 o 24 aparecen allí, pero sus viviendas las arreglaron ellos con recursos propios, no con los recursos del gobierno departamental”, denuncia Augusto Francis, pastor y líder de la comunidad. Francis añade que “la reconstrucción ha sido muy lenta, vamos a cumplir un año, y a pasar de largo, porque los recursos no se han dado adecuadamente”.
En medio de la verde vegetación están las casas pintadas de colores, carpas negras y de color crema, estructuras de viviendas, casas abandonadas en mal estado y obreros trabajando, eso es lo que se ve al recorrer las calles de Providencia. Al otro lado está el mar Caribe. Hace 11 meses, el 16 de noviembre de 2020, la estructura de la isla quedó afectada en un 98 % y murieron cuatro personas por el paso del huracán Iota (de categoría cinco, la máxima en la escala Saffir-Simpson). Antes había pasado el huracán Eta, que llegó al archipiélago entre el 2 y 3 de noviembre.
Durante el huracán algunos habitantes de la isla cambiaron varias veces de albergue, pues quedaba destruido en el que se encontraban. “Tuve que ir a la casa de mi mamá con mis hijos porque en la mía no estaba segura, pero esa casa no resistió. Entonces nos fuimos para donde mi hermano, pero esa también se dañó y terminamos donde una vecina porque su casa era de concreto, ahí amanecimos”, dice Kriss Shandira Almeida Howard, habitante de Providencia del sector La Montañana.
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Así como Shandira, Pedro Mclean Henry perdió su casa. Ahora vive con su familia en un refugio ubicado en el terreno en el que antes estaba su vivienda, cerca de un arroyo en el sector de Casa Baja. “Desde el huracán vivimos en una carpa, llueve, truene o relampaguee, se entra el agua. Toca aguantar, porque qué más se hace”, asegura Mclean. Él estuvo varios meses sin saber en qué iba el proceso de reconstrucción de su casa, pero lo que más le preocupaba era la vivienda de su madre, Lucía Beatriz Henry Steel, que pertenece a la población de adulto mayor. “Ella veía el terreno de su casa vacío y lloraba. Nosotros teníamos miedo de perderla, entonces la mandábamos a San Andrés para que se quedara con un hermano, luego venía, veía la casa y otra vez había que sacarla de la isla”, cuenta Pedro.
Esta situación comenzó a cambiar cuando la Financiera de Desarrollo Territorial S. A. (Findeter) empezó con las obras en septiembre. Ahora, esperan entregársela la próxima semana. Lucía se queda en Providencia y la motiva ver el avance de la obra. Cuando la casa esté terminada será otra la situación de la familia, integrada por Pedro, su esposa y sus dos hijos, una hermana y su sobrino, además de la mamá Lucía, dueña de la casa. “Si cuando pasó el huracán estuvimos 12 personas en un solo colchón, ¿cómo no vamos a caber siete en una casa grande?”, afirma Pedro. Una vez estén instalados quitarán el refugio en el que ahora viven y allí empezarán a construir la casa de la familia de Pedro.
Respecto a la reconstrucción de viviendas en Providencia y Santa Catalina, Findeter afirma que ya entregó 834, lo que equivale al 47 % del total. De estas, 606 fueron reparadas (72,7 %), otras 166 (20 %) son viviendas ajustadas al lote (VAL), en las que aprovecharon elementos como el baño y la cisterna (donde recogen agua) que quedaron en buenas condiciones, también hay 53 (6,3 %) casas nuevas que tienen un modelo estándar y nueve fueron donadas (el 1 % restante). “Nos podemos estar demorando entre 20 y 45 días en hacer una vivienda, y este mes hicimos 70 al mismo tiempo. Además, tenemos 100 en algún proceso constructivo, sin contar las que están para entrega”, explica Sandra Gómez Arias, presidenta de Findeter.
Las obras avanzan, pero no como se esperaba. El 17 de noviembre de 2020 el presidente Iván Duque anunció un plan de 100 días para la reconstrucción de la isla, que iniciaría el 1° de enero de 2021, el plazo se cumplió el 10 de abril y aún no está lista la reconstrucción. “Es que dijeron que se iba a reconstruir en 100 días, pues sí, pero no fueron 100 días lamentablemente por el tiempo, la distancia y los problemas de logística que hay. No tenemos un puerto de calado profundo al que puedan llegar barcos de gran envergadura”, aclara Gómez. Tampoco había transporte para grandes cantidades de material ni lugar para almacenarlo. “No digo que tengamos demoras, yo pienso que para lo que fue la destrucción total de Providencia y el tiempo en el que estamos entregando la soluciones, va a ser en tiempo récord (...). Findeter lleva siete meses en la reconstrucción de la isla y ya estamos cercanos al 50 % y esperamos estar al 85 % en diciembre”, añadió.
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Tal fue la magnitud de lo ocurrido, que el número de habitantes de Providencia es de 5.989, según el último censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de 2018. Y el registro de damnificados por los huracanes supera las 5.500 personas, de ellas aún quedan 51 familias viviendo en carpas y esperan para noviembre tener una solución definitiva de vivienda. “La priorización se hace desde la Gerencia de la Reconstrucción y la Alcaldía, primero están los adultos mayores, personas con discapacidad, familias con niños y madres lactantes o gestantes”, afirma Gómez.
Sin embargo, tener las características para ser priorizado puede no ser suficiente. Ese es el caso de Kriss Shandira Almeida, que vive en una carpa en el sector La Montaña con sus cuatro hijos, uno de seis, otro de nueve, una de 15 y el mayor de 21. Ella no sabe qué va a pasar con la construcción de su vivienda. En principio le dijeron que tendría casa, quedó registrada en la Evaluación de Daños, Análisis y Necesidades (EDAN), pero después le dijeron que no. “Me dijeron que no estoy en el EDAN. Yo sí tenía mi casa al lado de la de mi mamá y recibía corriente de ahí. Me dicen que no tengo casa porque no pagaba luz. Voy a la alcaldía, a Findeter y nadie me está dando una solución”, asegura Shandira. En Findeter dicen que trabajan sobre los datos que les pasan del EDAN y que el tema no es con ellos, la comunidad denuncia que la Alcaldía y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) se lavan las manos con la evaluación y se responsabilizan los unos a los otros, pero al final nadie responde.
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Si bien las obras de reconstrucción en Providencia y Santa Catalina, especialmente las viviendas, avanzan y todos los esfuerzos están concentrados allí, otro es el panorama de los damnificados en San Andrés. “La UNGRD hizo una caracterización de daños y detectó que 2.542 viviendas afectadas, de ellas 104 colapsaron por la severa afectación. Actualmente hemos reparado 176 viviendas y hemos reconstruido 34”, informa Yared Manuel Niño, coordinador de Planeación de obras de infraestructura en San Andrés. Es decir, de las 2.542 casas afectadas, el 8,3 % fueron reconstruidas. El poco avance Niño se lo atribuye a la falta de material y mano de obra y a que “Providencia tuvo afectaciones más severas por lo que absorbió la mano de obra de San Andrés y ha sido engorroso el proceso para realizar las intervenciones”.
Si bien la cifra de reconstrucción es baja, la comunidad dice que es menor. “La Secretaría de Gobierno nos envió un listado de las familias que fueron intervenidas, pero unas 20 o 24 aparecen allí, pero sus viviendas las arreglaron ellos con recursos propios, no con los recursos del gobierno departamental”, denuncia Augusto Francis, pastor y líder de la comunidad. Francis añade que “la reconstrucción ha sido muy lenta, vamos a cumplir un año, y a pasar de largo, porque los recursos no se han dado adecuadamente”.