En los límites entre los departamentos de Cauca y Huila hubo temor por cuenta de la aparición de presuntos cilindros bomba, que llevaban insignias de las disidencias de las Farc, que estaría haciendo presencia en la zona. Los artefactos fueron dejados cerca de la alcaldía municipal de Páez, así como sobre el puente de Puerto Valencia, que se encuentra sobre la vía que comunica a Belalcázar e Inza con La Plata.
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Dos de los cilindros fueron dejados en la noche del pasado miércoles 24 de julio, frente de la alcaldía del municipio de Páez, atados con un cordón, por lo que la administración municipal insto a la comunidad a no acercarse a la zona. Pero los artefactos que más llamaron la atención fueron los que aparecieron sobre el puente de Puerto Valencia, en la vía que une a Cauca con Huila, debido a que un sacerdote arriesgo su vida para comprobar si se trataba de elementos explosivos.
En imágenes difundidas por redes sociales se ve al exvicario apostólico de Tierradentro, Óscar Munera, acercarse al puente, alrededor del cual se ven varios vehículos detenidos por el temor de que se tratara de una bomba. Posteriormente, el hombre revisa en un costado el cable que está atado al cilindro dejado en una de las entradas del puente y luego se acerca a corroborar si dentro de él se ve alguna carga explosiva.
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Tras constatar que no se trataba de un cilindro bomba, la guardia indígena se encargó de retirarlo de la vía para habilitar el paso, mientras que habitantes de la zona señalan que el religioso intermedió con presuntos miembros de las disidencias, quienes finalmente habrían retenido un camión cargado de comida. No es la primera vez que el sujeto intermedia en estos casos, pues días antes lanzó un duro cuestionamiento al reclutamiento de menores.
Monseñor Óscar Augusto Múnera Ochoa del Vicariato Apostólico de Tierradentro, Córdoba, dejó de ser religioso el pasado 20 de julio, luego de que el Vaticano le aceptó la renuncia. El sujeto es uno de los acusados por violencia sexual en el libro “El archivo secreto” del periodista Juan Pablo Barrientos, quien aseguró que su salida de la iglesia era “una pequeña victoria para el superviviente, que lleva más de 20 años denunciando a este personaje”.