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Este 16 de noviembre se cumple un año desde que el huracán Iota destruyó casi por completo las islas de Providencia y Santa Catalina y ocasionó daños severos en varias zonas de San Andrés. El presidente Iván Duque anunció un plan de 100 días para la reconstrucción de la isla, que comenzaría el primero de enero de 2021, un plazo que al final terminó por convertirse en una papa caliente para el Gobierno, que tuvo que salir a aclarar que se trataba solo del tiempo que duraría la primera fase de la intervención y no todo el proceso de reconstrucción. Según los cálculos del Gobierno, la mayoría de los proyectos estarían terminados en marzo de 2022, aunque en ese plazo no entran ni el hospital de segundo nivel ni la sede del Sena.
Hay por lo menos 69 familias que llevan casi un año durmiendo en carpas que se inundan cuando llueve. Algunas de estas personas están a la espera de que construyan sus casas o las tienen listas y aún no se mudan, mientras que otras no tienen derecho a una vivienda, ya sea porque vivían en arriendo o porque no quedaron registradas en la Evaluación de Daños, Análisis y Necesidades (EDAN). Tampoco hay un centro de salud y el hospital sigue siendo de campaña. Una situación que preocupa a los habitantes, pues desde finales de octubre han ido en aumento los casos positivos de Covid-19.
El Espectador habló con Susana Correa, directora de Prosperidad Social y gerente de la reconstrucción del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, para conocer el proceso, los avances y demoras en las obras de reconstrucción que ha realizado el Gobierno durante casi un año.
Una de las críticas ha sido por la demora en las obras de reconstrucción respecto al plazo de los 100 días del que se habló cuando ocurrió la tragedia. ¿Qué responder ante esto?
Creo que nosotros en menos de año y medio vamos a hacer esta obra. Es monumental el esfuerzo que está haciendo el Gobierno para hacerlo en este poco tiempo. Cuando se habló del plan 100, para nosotros significó otra cosa. Era muy difícil pensar que en Providencia, con todos los problemas de logística que tenemos, pudiéramos acabar una obra de tantas viviendas en tan poquito tiempo. Para nosotros significaba que era la primera fase de la atención humanitaria y el diseño de la reconstrucción. Sin embargo, entendieron que acabábamos la reconstrucción, pero era imposible terminar una reconstrucción de una isla con fallas logísticas. Como nosotros lo tomamos no era un plazo apresurado, pero como lo tomó la gente sí lo era. Nadie podía pensar que íbamos a terminar la reconstrucción de una isla en 100 días.
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¿Para cuándo estiman que terminarán las obras de reconstrucción?
El presidente quiere entregar Providencia en marzo de 2022 con todas las obras y compromisos que se tenían, aunque quedarían pendientes algunas obras, como el hospital y la sede del Sena. Después de esa fecha quedaríamos haciendo auditorías, porque todas las obras se deben terminar. Hay unas que son de mayor magnitud, como la red de acueducto y alcantarillado, que es de inversión estructural y no hace parte de la reconstrucción. Aunque tienen componentes de este gobierno y se terminarán para 2024.
Uno de los puntos críticos de la reconstrucción ha sido el tema de viviendas, ¿cómo avanza la entrega de las casas?
Inicialmente el Ministerio de Vivienda había traído unas viviendas prefabricadas que no fueron aceptadas por la población. Entonces empezamos las mesas de concertación que se llevan alrededor, se hicieron más de 50 sesiones donde se decidieron las casas nuevas, con estructuras en acero. Ahí empezamos. En ese momento teníamos una proyección de 1.787 viviendas, de las que 1.034 iban a ser nuevas. Los números cambiaron y finalmente son 910 viviendas nuevas y 877 viviendas para reparar. Con este número hemos continuado hasta hoy, la diferencia es que las viviendas nuevas son las de estructura de acero y también las ajustadas al lote, porque no en todos los espacios cabía la de acero. Respecto a eso, hoy tenemos 962 viviendas entregadas, lo que significa el 54 %. De estas, 337 son nuevas y 625 son reparadas. Son más de 750 las casas a las que ya les pusimos cubierta y eso nos ayuda a que la gente esté protegida.
¿Cuántas viviendas están haciendo y en promedio cuánto se demoran?
Las casas tipo dos y tipo cuatro son de estructura de acero, vienen desde el continente y se hacen en el sitio. Podrían estar más o menos en 45 días su construcción. Mientras que las viviendas ajustadas al lote (VAL) podríamos demorarnos entre 25 y 35 días, dependiendo del tamaño.
También hay quejas sobre la zona segura antihuracán. Para la comunidad, el baño no es suficiente...
En las VAL las personas eligen el material de las casas, pero se decidió que hacíamos el baño todo en concreto precisamente para que sea fuera la zona segura. Pero el resto de la casa se puede garantizar que cumple con toda la normatividad. Arquitectónicamente la casa está hecha para resistir vientos de hasta 240 km/h. Yo sé que la gente quedó con una sola preocupación y consideran que la única forma de que la casa fuera segura sería en concreto. Pero por el sistema constructivo que estamos haciendo podemos garantizar la resistencia a esos vientos, así la casa no sea de concreto.
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¿Cuántas personas siguen viviendo en carpas?
Tenemos 84 familias en carpas que están esperando la ejecución de su vivienda. Hay 69 familias cuya casa está en proceso, 14 que tienen carpas pero no duermen en ellas y una familia que fue excluida de la EDAN, que es autonomía del alcalde. De las 69 que están en carpas tenemos 20 familias con la casa terminada, pero que no se han pasado porque no han recibido los enseres o por otra razón. Las casas están listas y vacías, ellos siguen durmiendo en la carpa. Hay 35 que están en ejecución y 14 en actividades preliminares. Eso con respecto a quienes tienen número adjudicado de vivienda. Además, en Providencia hay alrededor de 250 familias que vivían en arriendo. No quiere decir que todas estén viviendo en carpa, algunas sí. Para ellos aún no tenemos solución de vivienda. Ha sucedido que las personas les alquilan a quienes vinieron a trabajar acá y no a los raizales. Eso es temporal porque en marzo debemos salir todos y las casas van a quedar disponibles.
¿Tienen un plan de contingencia o de protección para aquellos que aún están en carpas?
Lo primero a tener en cuenta es que hoy hay 962 casas seguras entregadas, que son los primeros sitios para refugios. Procuramos que en cada sector haya por lo menos dos casas que sirvan de refugio, aunque hay zonas en que son más. Después hicimos los refugios. Tenemos uno en el aeropuerto, que son 300 metros cuadrados y nos caben alrededor de 500 personas. Hay otro en la iglesia de suroeste y abajo hicimos un sótano donde caben más o menos 1.000 personas. Está la Iglesia del Padre Benito, del centro, es un refugio ya dotado con colchonetas y alimentos secos que están listos. Los albergues serían para recibir gente después del huracán. Hoy tenemos La casa de música en la que hay alrededor de siete familias que están esperando que sus casas sean construidas. Nos falta la Alcaldía, que debe estar lista ahora en diciembre.
Si hay un huracán, ¿con las casas y refugios que hay sería suficiente para resguardar a los habitantes y trabajadores de la isla?
Nosotros consideramos que sí. De igual forma la UNGRD tiene un plan de contingencia para cuando se sepa que viene otro huracán. Se había pensado en evacuar Santa Catalina para unos hoteles en San Andrés. Hay un plan muy completo en ese sentido.
¿Qué ha pasado con las posadas? ¿Cuántas están listas y cuántas hay en construcción?
Tenemos que reconocer que hubo un atraso en relación a las posadas. Sin embargo, hemos venido avanzando en estos últimos días. En establecimientos turísticos, teníamos 152 con alguna afectación. 28 estaban en fase leve y ya se hicieron, desde diciembre. Tenemos 48 más en afectación media y 76 en afectación alta, de ellos 111 son alojamientos y hospedajes y 25 son restaurantes o sitios de gastronomía. De los 48 hay en ejecución 13 y terminados cuatro, mientras que en los de afectación severa, que son 76, el porcentaje es del 28, o sea, hay terminados 10 y en ejecución, 11 más. Esperamos que terminen en marzo de 2022, como las viviendas.
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¿En qué estado están las aulas educativas?
Se construyeron 37 aulas donde estaban los colegios anteriores, consideramos que serían temporales, pero definimos no hacer las temporales sino dejarlas definitivas. Les hicimos anclajes para asegurarlas y demás para que cumplieran con la con la normatividad antihuracán. Esto hizo que en julio tuviéramos el 100 % de la presencialidad.
¿Cómo ha sido el proceso de reconstrucción de la sede del Sena?
El Sena está funcionando en unas carpas. Es en territorio que ejecutan la obra, está saliendo a licitación este mes y me imagino que en el mes de diciembre o enero empiezan la obra. No sabría por qué se demoraron tanto en asignará una entidad ejecutora, pero ya se resolvió y nosotros presionamos para que esto se hiciera. Estimamos que se tomará todo el año en su ejecución porque es una obra grande y difícil.
¿Cuáles han sido las mayores obstáculos en este proceso de reconstrucción?
Hubiesen podido ser muchísimos, pero la declaración de emergencia nos ayudó en muchas cosas. Para mí el más difícil de todos ha sido la traída de los materiales, no porque no tengamos como sino por la logística. empezando por donde recibimos los barcos y eso nos empezó a retratar muchísimo. Con la UNGR nos ideamos otro muelle alterno para que llegaran las barcazas. Eso nos hace estar en 280 frentes con personal, tener los materiales y poder ir a esta velocidad. Definitivamente para mí el primer obstáculo era la logística.
¿Cuál cree que ha sido el mayor acierto durante este año?
Haber facilitado la llegada de materiales, aumentar el personal para que pudiéramos llegar a los números de viviendas, haber cambiado la tecnología de las viviendas y el diálogo social.
¿Cuál ha sido el mayor error?
Haber pensado que las casas de acero las íbamos a hacer a la velocidad que considerábamos. Si hubiéramos pensado en las otras técnicas de construcción, desde el inicio habría sido más rápido y hoy tendríamos muchas más finalizadas. No creo que haya sido un desacierto, pero era la primera vez que teníamos un huracán nivel cinco en tierra colombiana y era un tema desconocido para todo el mundo. Se manejó como se manejaban todos los desastres. Ya hoy sabemos qué es un huracán nivel cinco y cómo tienen que ser las ayudas.
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Providencia: de un hospital de campaña a uno de segundo nivel
Susana Correa, directora de Prosperidad Social y gerente de la reconstrucción, asegura que el tema del hospital ha sido muy sensible y que ha habido retrasos en la construcción. “Logramos montar un hospital de campaña que funciona desde hace seis o siete meses. Hay áreas de Urgencias, de Covid-19, laboratorio, consultorios y demás. Creo que no ha sido tan difícil atender allí, pero ya era hora de que se tuviera el hospital. Lamentablemente nos fuimos atrasando. Esperamos trasladarlo de aquí a diciembre a una edificación sólida y segura mientras se hace la obra de la reconstrucción”.
Asegura que el compromiso del Gobierno es un hospital de nivel dos, que va a estar en el sector de Pueblo Viejo y que están perfeccionando los estudios y diseños con la Universidad Nacional para asegurar que sea antihuracán. “Tiene una inversión de $40 millones de recursos públicos. Aún no se sabe cuándo comienza su construcción, pero yo espero que a más tardar en marzo de 2022 y se demorará dos años en estar listo”, agregó.
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Lento avance de obras en San Andrés
Si bien el foco de la reconstrucción ha estado en Providencia por la alta afectación que sufrió, en San Andrés 2.533 viviendas quedaron afectadas y el avance ha sido mínimo, según la Contraloría. De acuerdo con Susana Correa, el trabajo allá es diferente “hay un convenio de la UNGRD y el que ejecuta es la Gobernación. Nosotros le damos los recursos y hacemos seguimiento”.
Señala que con el cambio de gobernador hubo un período muerto, sin embargo, las casas nuevas ya están listas: “Son 67 viviendas, de las que hay 52 ya en ejecución y terminadas hay más de 32. Mientras que en las de afectación leve tenemos más de 181, de las que 141 fueron autoconstruidas. Entregamos todos los recursos, alrededor de $6 mil millones más, y mandamos unos ingenieros civiles para que le hagan acompañamiento al proceso. También empezamos a hacer seguimiento semanal, cosa que no estábamos haciendo porque nos dedicamos a Providencia, donde el daño era muchísimo mayor y severo”.