Después de que algunos líderes de la zona indicaran que las víctimas mortales eran un reconocido administrador agropecuario, su esposa y su hija, las autoridades confirmaron sus identidades. Se trata de Antonio Molina Vélez, de 60 años, de Patricia Galeano y de Juliana Molina Galeano, de 22 años.
Los hechos ocurrieron en una finca del corregimiento Farallones, a 40 minutos del casco urbano de Ciudad Bolívar, suroeste antioqueño. Según información preliminar, la familia fue acribillada en el predio por hombres armados.
De acuerdo con el comandante de la Región 6 de la Policía, general Gustavo Franco, quien llegó el lunes al lugar, se están desplegando todas las unidades para identificar a los responsables de esta masacre. “Se efectuaron las diligencias de inspección técnica a los cadáveres y se inició recolección de los elementos materiales de prueba, con el propósito de esclarecer este lamentable hecho”, dijo.
Esta es la masacre número 88 ocurrida en Colombia en lo que va de 2021; en el departamento de Antioquia se han presentado 14. Antes del hecho violento en Ciudad Bolívar, cinco personas habían sido asesinadas el 17 de octubre en la vereda La Primavera, municipio de Betania.
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La Defensoría del Pueblo había emitido la alerta temprana 044/20, en la que señaló el riesgo al que están expuestos los habitantes del suroeste antioqueño por la disputa de grupos armados que buscan controlar las rentas legales e ilegales de la subregión de San Juan. “Se encuentran en situación de riesgo aproximadamente 26.313 habitantes del municipio de Ciudad Bolívar, de los cuales 16.283 son pobladores de la zona urbana y 10.030 del área rural”, señaló la Defensoría en la alerta temprana.
El documento también advierte sobre la situación de riesgo que afrontan las comunidades campesinas de los corregimientos de Alfonso López (San Gregorio), San Bernardo de los Farallones y La Linda en el municipio de Ciudad Bolívar. Allí hacen presencia las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), La Oficina, La Cabaña, Los Pelipintados, Salto y Sangre Negra. Estos grupos tienen interés expansivo en las áreas desocupadas por las extintas Farc, además de buscar salidas internacionales a través del Océano Pacífico.
La Defensoría concluyó que la población del suroeste antioqueño es propensa a sufrir atentados contra la vida, la libertad y la integridad física. Esto, debido a hechos relacionados con masacres, desapariciones, amenazas, reclutamiento forzado, violencia sexual, entre otros.