Censura masiva a grafitis en Medellín: ¿qué está sucediendo?
Los enormes tachones que han aparecido de manera extendida en la ciudad generan preocupación entre artistas de este arte urbano.
Preocupados se encuentran los grafiteros de Medellín por la amplia censura que ha venido dando en los murales que se extienden por toda la ciudad y que incluso hacen parte de sus atractivos turísticos.
Desde hace aproximadamente dos meses se han comenzado a ver enormes tachones de color blanco y morado, o incluso manchas que tapan por completo las obras. Aunque en un principio este no fue un fenómeno que inquietó a los artistas, pues puede considerarse como parte de las dinámicas de este tipo de arte, han identificado un patrón que podría señalar la causas de estos actos.
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Santiago Rodas, un poeta y muralista de la capital antioqueña, indicó a El Colombiano que en el gremio comenzaron a identificar que en varios casos la censura se presentaba sobre grafitis de animales con formas exageradas, demonios o personajes mitológicos. Además, en ocasiones los tachones venían acompañados de mensajes religiosos como “Dios nos ve”.
A partir de allí, Rodas identificó que un usuario en redes se atribuyó dichos actos y comenzó a incitar a que la ciudadanía y la fuerza pública apoyaran este tipo de censuras. En otras publicaciones, el perfil publicaba mensajes sobre “limpiar”, ejercer un “control de plagas” o señalaba que hay una liberación de “energías” cuando se censura imágenes de demonios de los grafitis. En este sentido, los artistas sospechan que la censura masiva se basa en el “fanatismo religioso”.
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Rodas asegura que, aunque en un principio consideró que esta censura puede resultar interesante, en tanto es muestra de una reacción más de las que puede generar un arte disruptivo como grafiti, hay un aspecto que le preocupa. El grafiti para él se puede comprender como una forma en la que distintos sectores de la sociedad se apropian del espacio público y en este sentido mensajes como “limpiar” o “control de plagas”, pueden ser muestra de que esta censura busca apartar a algunas poblaciones del derecho que tienen de habitar la ciudad.
Por su parte, a mediados de octubre, otro usuario en redes sociales registró algunos casos de censura, indicando que: “Más de 70 grafitis han sido dañados con un odio fácil y estúpido. Más de 20 artistas han visto tachadas sus ilustraciones hechas de manera espontánea”.
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El pasado 2 de septiembre surgió una nueva polémica alrededor de los grafitis en la ciudad, pues dos sujetos detuvieron uno de los trenes del sistema de metro y pintaron un grafiti a lo largo del mismo. Este acto provocó que el tren fuera evacuado en la estación Caribe.
La empresa Metro e incluso el entonces alcalde, Daniel Quintero, se pronunciaron en contra de estos hechos. “Medellín es una ciudad de libertades, de arte y de cultura, pero también de respeto. Rechazamos estos actos. He solicitado al equipo Metro, revisar cámaras y fortalecer el cuidado de nuestros trenes”, indicó Quintero.
Por su parte, la Policía Metropolitana de Medellín ofreció una recompensa de 10 millones de pesos por información que permitiera dar con la captura de los responsables.
Preocupados se encuentran los grafiteros de Medellín por la amplia censura que ha venido dando en los murales que se extienden por toda la ciudad y que incluso hacen parte de sus atractivos turísticos.
Desde hace aproximadamente dos meses se han comenzado a ver enormes tachones de color blanco y morado, o incluso manchas que tapan por completo las obras. Aunque en un principio este no fue un fenómeno que inquietó a los artistas, pues puede considerarse como parte de las dinámicas de este tipo de arte, han identificado un patrón que podría señalar la causas de estos actos.
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A partir de allí, Rodas identificó que un usuario en redes se atribuyó dichos actos y comenzó a incitar a que la ciudadanía y la fuerza pública apoyaran este tipo de censuras. En otras publicaciones, el perfil publicaba mensajes sobre “limpiar”, ejercer un “control de plagas” o señalaba que hay una liberación de “energías” cuando se censura imágenes de demonios de los grafitis. En este sentido, los artistas sospechan que la censura masiva se basa en el “fanatismo religioso”.
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Rodas asegura que, aunque en un principio consideró que esta censura puede resultar interesante, en tanto es muestra de una reacción más de las que puede generar un arte disruptivo como grafiti, hay un aspecto que le preocupa. El grafiti para él se puede comprender como una forma en la que distintos sectores de la sociedad se apropian del espacio público y en este sentido mensajes como “limpiar” o “control de plagas”, pueden ser muestra de que esta censura busca apartar a algunas poblaciones del derecho que tienen de habitar la ciudad.
Por su parte, a mediados de octubre, otro usuario en redes sociales registró algunos casos de censura, indicando que: “Más de 70 grafitis han sido dañados con un odio fácil y estúpido. Más de 20 artistas han visto tachadas sus ilustraciones hechas de manera espontánea”.
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El pasado 2 de septiembre surgió una nueva polémica alrededor de los grafitis en la ciudad, pues dos sujetos detuvieron uno de los trenes del sistema de metro y pintaron un grafiti a lo largo del mismo. Este acto provocó que el tren fuera evacuado en la estación Caribe.
La empresa Metro e incluso el entonces alcalde, Daniel Quintero, se pronunciaron en contra de estos hechos. “Medellín es una ciudad de libertades, de arte y de cultura, pero también de respeto. Rechazamos estos actos. He solicitado al equipo Metro, revisar cámaras y fortalecer el cuidado de nuestros trenes”, indicó Quintero.
Por su parte, la Policía Metropolitana de Medellín ofreció una recompensa de 10 millones de pesos por información que permitiera dar con la captura de los responsables.