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Desplome de la torre Space, tragedia anunciada

Desde el jueves en la noche comenzaron a aparecer las grietas en la estructura. Los habitantes de la torre 6 fueron desalojados el viernes en la mañana por prevención y gracias a ello la tragedia no fue mayor.

Mary Luz Avendaño, Wálter Arias Hidalgo
13 de octubre de 2013 - 09:00 p. m.
Algunos describieron la escena como la caída de las Torres Gemelas de Nueva York: una polvareda nunca antes vista. /EFE
Algunos describieron la escena como la caída de las Torres Gemelas de Nueva York: una polvareda nunca antes vista. /EFE
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El siniestro ocurrido en la urbanización Space del barrio El Poblado de Medellín, una de las zonas más exclusivas de la ciudad, parecía una tragedia anunciada. Residentes del complejo urbanístico de seis torres aseguran que las grietas y los desajustes en las puertas se habían vuelto frecuentes. Su temor se materializó con más firmeza el jueves 10 de octubre en la noche, cuando una columna de la torre 6 empezó a ceder.

Un colapso en el piso cuarto provocó que el Departamento Administrativo para la Gestión del Riesgo, Emergencias y Desastres de Medellín (Dagred) acudiera al lugar. La recomendación fue contundente: evacuar ese mismo día a 24 familias.

La decisión no fue compartida por la constructora CDO. Ilean Arboleda, asesora jurídica de la constructora, dijo el viernes que la compañía no consideraba que el Dagred tuviera elementos suficientes para que hubiera sacado esas conclusiones tan contundentes. “Tenemos la recomendación de nuestro consultor estructural de que no es necesario evacuar, pero si los de la torre 6 quieren evacuar, así se hará”.

El consultor, de nombre Jorge Aristizábal Ochoa, dijo el mismo viernes que no había ningún peligro. “Yo revisé toda la estructura y no hay daños en el edificio. Hay fisuras y desprendimientos de elementos estructurales”, expresó.

La posición de la compañía fue reafirmada mediante un comunicado en el que afirmaba que no existía “ningún peligro para el resto del edificio”, que “no se encontró falla estructural” y que atendería con “toda inteligencia esta situación” para dar la seguridad a sus clientes y “solucionar en su totalidad este contratiempo”.

Con estos partes de relativa tranquilidad, el viernes entraron obreros a realizar los trabajos de reparación en la torre 4, pues, según Aristizábal Ochoa, los daños ocurridos en ese piso se debían reparar lo más pronto posible. El sábado, a eso de las 8:40 de la noche, mientras aún había trabajadores allí, residentes de la torre 5 vieron desplomarse el edificio contiguo, de 22 pisos. Algunos describieron la escena como la caída de las Torres Gemelas de Nueva York: un ruido nunca antes escuchado y una polvareda nunca antes vista.

Desde ese instante, los organismos de socorro de Medellín no han parado de trabajar. Rescataron a dos heridos (uno de ellos podría quedar cuadripléjico) y hasta ayer en la tarde trataban de ubicar a las 11 personas que permanecían bajo los escombros de la torre 6. Por riesgo de derrumbamiento de la torre 5, las labores de rescate debieron ser replanteadas para evitar más víctimas. Por el momento, el Dagred ordenó la evacuación preventiva de 15 viviendas aledañas a la construcción.

Desde el sábado en la noche, Ángela Alvarán no ha tenido un minuto de paz. Su esposo, Diego de Jesús Hernández, es uno de los cinco obreros sepultados bajo los escombros. Desde hacía varios días, Diego había sido contratado gracias a sus conocimientos en cerrajería, para reforzar la columna que había cedido, pero según su esposa el trabajo se complicó. “Él me dijo el viernes que estaban trabajando en los pisos 4 y 6, donde se había presentado la falla, pero que las cosas se habían complicado y les iba tocar trabajar todo el fin de semana”, relata Ángela.

El sábado en la noche, Diego habló con su esposa y le dijo que trabajaría hasta las 10:00 p.m., que más tarde la volvería a llamar. “La última vez que hablamos fue a las 8:40 p.m. Después de que me enteré de lo que pasó lo he llamado, pero el celular suena apagado. No sabemos nada, estamos desesperados”, explica Ángela, con sus ojos llenos de lágrimas al pensar en sus tres hijos de 12, 10 y 5 años de edad. Junto a ella están la madre y las hermanas de Diego, quienes no se han separado del lugar de la emergencia, a la espera de un milagro.

Juan Esteban Cantor, un joven estudiante de Comunicación Social en la universidad Eafit, llegó al parqueadero de su apartamento, ubicado cerca de la torre 5, y con él se encontraba su amigo Felipe Ocampo, quien se salvó de milagro. “Estábamos parqueando y sentimos el estruendo, logré salir del carro y vi cómo la tierra se lo tragó”, relató a los medios Felipe tras la impotencia por no poder ayudar a su amigo.

Desde el momento en que se conoció la desaparición del joven, sus amigos le envían mensajes en Twitter bajo la etiqueta #AguanteCantor. Hasta el momento se han difundido 147 frases de aliento.

“Desde temprano yo veía que ese edificio como que se me movía. Les gritaba desde mi apartamento, el 1501, a los trabajadores que si no les daba miedo, que eso se iba a caer, y ellos me decían que no, que tranquila”, relata doña Nora Ramírez una de las vecinas de la torre 5 de la unidad Space. Ella se encontraba en su apartamento el sábado en la noche cuando un fuerte estruendo sacudió su casa. “Yo estaba en el segundo piso y bajé de inmediato al primero, porque mi nieta estaba en el balcón, trataba de abrir la puerta y no podía, la niña gritaba porque le tocó agarrarse de la puerta para no caer al vacío, el techo del balcón le había caído en la mesa y le partió el computador. Como pudimos, logré abrir para que ella entrara y salimos al parqueadero, no se veía nada por el polvo, muchas personas allá en el sótano llorando, yo salí en camisa y sin pantalones”, relata Nora, mientras que su nieta Branya Infantino recuerda esos momentos de angustia en los que pensó que iba a caer del piso 15. “Eso fue horrible, el ruido y miré y ya no estaba el otro edificio, cuando mi abuela me agarró bajamos al sótano, la gente gritaba buscando a los familiares y a las mascotas, el polvo no dejaba ver nada, unos vecinos nos ayudaron y nos sacaron de allá”.

Más de 120 hombres de los diferentes cuerpos de bomberos de Medellín y otros municipios del Área Metropolitana, la Cruz Roja y demás dependencias, trabajan en la zona con el fin de encontrar a los 11 desaparecidos (cinco obreros, un vigilante, cuatro empleados de Concretodo y un residente del lugar). Además se cuenta con el grupo USAR, expertos en rescate con caninos, quienes estuvieron en el terremoto de Haití. El capitán Fabio Moncada, del Cuerpo de Bomberos de Medellín, explicó que fue necesario talar los árboles de la parte trasera de la torre para poder realizar las labores de remoción de escombros, debido al riesgo de otro colapso. “Debemos tener precaución, porque la torre cinco presenta grietas, la estamos monitoreando, pero la prioridad es la vida, no sólo de las personas que están atrapadas, sino la de los socorristas. Esperamos poder acceder a los puntos que nos han marcado los caninos, donde puede haber personas atrapadas”, explicó Moncada.

Los dueños de los apartamentos de Space se reunieron con los representantes de la constructora CDO para determinar las soluciones planteadas por la firma. La Alcaldía exigió a la constructora solucionar el tema de los albergues temporales para las familias, pues hasta el domingo en la tarde no se tenía claridad al respecto.

Por su parte, los propietarios afectados por la emergencia solicitaron a la constructora una indemnización tras lo sucedido. “Vivir allá no es una opción, a nosotros nos tienen que indemnizar, no queremos volver allá. Que nos reubiquen”, afirmó.

Justamente uno de los vecinos afectados por la tragedia es Carlos Alberto Ruiz, curador segundo de Medellín. Reside en la torre 4 y fue quien autorizó la construcción. Ayer le dijo a un canal local que él hubiera sido el último en aprobar un proyecto que no cumpliera con los requisitos, que incluso hubiera sido irresponsable con su propia vida. Afirmó que los requisitos de suelo y estructura se ajustaban a lo estipulado en la Ley 400 de 1997, que “establece criterios y requisitos mínimos para el diseño, construcción y supervisión técnica de edificaciones nuevas…”.

La tragedia volvió a despertar cuestionamientos sobre la expansión en las laderas de Medellín. Juan Pablo Salazar, consultor y director del movimiento Ciudad Verde, dice que le llama la atención la irresponsabilidad desbordada de las empresas constructoras en Medellín y el área metropolitana, porque construyen sobre cualquier espacio en la montañas. “Creemos que la formulación del nuevo POT en Medellín es una oportunidad vital para frenar esta situación”, dijo.

La preocupación de Salazar coincide con un pequeño aparte del Plan Bio 2030, una iniciativa de futuro del Área Metropolitana y de la Alcaldía de Medellín que pretende articular los 10 municipios del Valle de Aburrá con el objetivo de construir una metrópoli equitativa y sostenible. La descripción de uno de los planos de este Plan, en el que se observa la comuna de El Poblado como la de mayor expansión, dice: “Crecimiento urbano y expansión insostenible sobre el escenario del río”.

Por Mary Luz Avendaño, Wálter Arias Hidalgo

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