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Ocho días después de que se registró el asesinato del urólogo Juan Guillermo Aristizábal, en la Clínica Medellín, en el sector de El Poblado, de la capital antioqueña, se conoció un documento de 362 páginas que dejó Jhon Ferney Cano, el hombre acusado de asesinar al médico y quien después se quitó la vida en el mismo centro asistencial.
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El texto, que fue escrito por Cano durante varios años, se titula “Memorias de un loco sensible” y en él, Cano hace un recuento de su vida, entre Itagüí y el Urabá antioqueño, y que incluye historias de violencia intrafamiliar que transcurrieron en su infancia, así como los problemas médicos y psicológicos, que presentó en los últimos años.
Es precisamente al final del escrito que se refiere a una especie de “cartel” de urólogos en el que califica a varios que lo trataron (entre buenos, regulares y malos), incluido Aristizábal, a quien le dedica todo un capítulo para explicar su relación, como médico y paciente, mediada por una circuncisión que le realizó el urólogo, el 21 de octubre de 2021, día que, según Cano, marcó el resto de su vida.
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“Para agosto de 2020, conocería a quien considero mi mayor enemigo, un infame del cual me arrepiento amargamente haber conocido, un tipo que traería desgracia a mi vida y llamado Juan Guillermo Aristizábal Vásquez. ¿Cómo pude haber caído en sus asquerosas garras?, maldito hijo de puta. Mentiroso y traidor. ¿Cómo pude haber confiado en semejante basura?”, indica Cano en el escrito.
En el texto, el señalado asesino incluye exámenes y documentos de su historial médico en los que detalla la dolencia por la que llegó a consultar a Aristizábal, a quien acudió por consulta particular por la que pagó $200 mil, y en la que el médico le indicó que debía realizarse una circuncisión. “Simplemente, pensaba que me iba a aliviar, algo que no resultó, porque ese diagnóstico estaba equivocado”, agrega.
Sumado a esto, indica que le quedó una cicatriz muy grande y comenzó a presentar otros problemas de salud, por lo que cuestiona al médico de no haberle realizado exámenes médicos previos y añade conceptos de otros especialistas que señalarían que no era necesaria la intervención para tratar el problema por el que inicialmente Cano consultó a Aristizábal.
En el documento el hombre asegura que todo esto también le provocó problemas psicológicos, incluido estrés postraumático, por lo que acudió a psiquiatras. Añadió que luego buscó por vías legales que lo indemnizaran, pero no lo consiguió, por lo que dos años después del procedimiento, volvió a buscar al urólogo Aristizábal, pero en esa conversación Ferney Cano no obtuvo la respuesta que esperaba.
“Ese infame se ha topado con la persona equivocada, lo odio como nunca había odiado a alguien. Es un sentimiento indescriptible, de solo pensar en esa escoria imagino en mi mente fulminarlo en reiteradas ocasiones con una pistola hasta perforar todos sus asquerosos órganos, especialmente su putrefacto corazón”, indica el señalado asesino en uno de los apartados del documento.
Las últimas páginas del libro fueron escritas semanas antes de cometer el asesinato. Es una carta que le deja a uno de sus hermanos, señalándole que lo que hará será para “sentirme bien conmigo mismo”, por lo que le pide no avisarle a las autoridades y al momento de su muerte cremar su cuerpo.
El manifiesto termina con una frase relacionada con el crimen y en la que confiesa su responsabilidad: “Este caso está resuelto, se trata de una venganza por una lesión física que, a su vez, causó un malestar mental”.
¿Quién era Juan Guillermo Aristizábal?
Juan Guillermo Aristizábal fue asesinado el 18 de abril, dentro del consultorio 908, en la Clínica Medellín, por John Fredy Cano, quien le disparó y posteriormente fue encontrado muerto dentro del baño de la misma oficina.
La víctima trabajaba desde hace más de 20 años en la Clínica Medellín y era un reconocido profesor de la Universidad CES, donde hizo su pregrado, especialización y donde además estudiaba uno de sus hijos. Aparte de ser reconocido como una buena persona y entregado a su familia, sus allegados resaltaron su gusto por la música y su interés por tocar la batería.