El oriente antioqueño teme por presencia de grupos armados
Los municipios de Argelia y Nariño estuvieron paralizados el fin de semana por una amenaza de una banda criminal. Aunque la Gobernación prometió ayuda, la población pide atención ante la posibilidad de volver a estar cercados por la violencia.
Mónica Rivera Rueda
El comercio volvió a abrir luego de tres días de zozobra en Argelia y Nariño, en Antioquia. En un acto protocolario, el gobernador Aníbal Gaviria recorrió las calles del segundo municipio para dejar claro que estaba allí para garantizar la seguridad. Sin embargo, esto no termina de convencer a los habitantes de las dos poblaciones que en el último año han visto cómo la presencia de grupos armados ha aumentado, mientras que el turismo se aleja junto con las promesas de paz y tranquilidad que han escuchado de los últimos mandatarios y gobiernos.
Todo comenzó con un mensaje de Whatsapp. El pasado viernes se viralizó entre los habitantes de ambos municipios un texto, enviado por alias “Camilo”, uno de los líderes del Clan del Oriente, señalando que ese mismo día iniciaría un paro a las 6 de la tarde. “No queremos ver a nadie en las vías ni en la calle, no nos aremos responsables de todo aquel que no cumpla será declarado adjetivo milita todo estará cerrado cualquier tipo de negocio” (sic).
Para cuando oscureció ya no había nadie en las calles. Videos que se difundieron por redes sociales evidenciaron que esa noche, y durante el fin de semana, no hubo movimiento en ninguna de las poblaciones, pese a que el domingo era día de mercado. Al respecto, autoridades locales indican que más del 80 % de la población de Nariño hizo caso al mensaje, mientras que en Argelia hubo más movimiento comercial, aunque la gran mayoría prefirió confinarse. Es decir, que hubo más de 17.000 habitantes que se vieron afectados.
Con el paso del tiempo se supo que la amenaza se dio luego de que las autoridades hicieran un operativo contra la minería ilegal en la región, en la que se destruyeron tres motores, una clarificadora y dos excavadoras con las que sacaban oro en la zona. Por eso el Ejército cree que la afectación a este grupo criminal estaría por encima de los $700 millones.
Aunque en principio no tendrían relación con el Clan del Golfo, habitantes de la zona señalan que, desde hace más de un año, vienen pintando paredes y carros con las siglas de las AUC, mientras que un informe de la Fiscalía indica que se trataría de un grupo dedicado al narcotráfico que tendría su base en el municipio de Nariño.
Ante la parálisis en los dos municipios, el gobernador Gaviria anunció que llegaría a la zona el lunes, por lo que poco después apareció un nuevo mensaje de alias “Camilo” anunciando el fin del paro a las 68 horas. Funcionarios de la Gobernación hicieron dos consejos de seguridad en los que se acordó reforzar el pie de fuerza y la presencia permanente del Ejército y la Policía en los ejes viales. Asimismo, el próximo viernes se harán actividades de salud, cultura, deporte, educación, productividad y competitividad para impulsar el comercio y el emprendimiento en la región.
El problema es que, pese a las promesas y a la llegada de más Fuerza Pública, hay temor y silencio. A las amenazas a líderes y funcionarios públicos se suman las extorsiones y amendrentamientos a campesinos. “Nos estamos devolviendo 20 años atrás a la época de las FARC, cuando estaba alias “Karina”, cuando tuvimos dos tomas guerrilleras, el pueblo destruido y cientos de desplazados”, dice un líder de Nariño. A este panorama se le suma la voz de una habitante del municipio, quien resalta que el grupo armado no ha atacado bienes públicos, pero sí ha tomado acciones que no solo permiten que mensajes como el del viernes paralicen los municipios, sino que además alejen a los turistas que han sido claves en la economía de la zona durante los últimos años.
Entre estas acciones están otros dos paros el año pasado, el asesinato de líderes y jóvenes, así como retenes en las vías los puentes festivos, la aparición de sujetos armados en hoteles y zonas turísticas, y la circulación de panfletos. “La zona está cogiendo auge por las termales, saltos naturales y el senderismo, pero ya la gente no quiere bajar por el miedo. Se han bajado como en un 80 % los turistas”, indicó un operador que se ha visto afectado.
Debido a que esta situación se repite en el oriente de Antioquia con diferentes actores armados, los alcaldes de 23 municipios enviaron una carta al ministro de Defensa, Iván Velásquez, solicitando un consejo de seguridad extraordinario ante el significativo aumento del micrótrafico, asesinatos y presiones de grupos como el Clan del Golfo, que tiene presencia en la zona.
Asimismo, desde las poblaciones exigen que la presencia de la Fuerza Pública sea permanente, dado que “el municipio cuenta con ocho policías y 15 soldados que están prestando servicio militar en la base y que, por seguridad, no pueden salir a las zonas rurales”, dice el líder de Nariño. Además de acciones contundentes contra el grupo armado, ante el dominio que pueda alcanzar.
Mientras tanto, desde Argelia, el alcalde del municipio, Edwin Quintero López, pidió a los armados dejar a la población civil fuera del conflicto y dijo a Caracol Radio que las comunidades “necesitan trabajar, son comunidades pobres, campesinas. Somos gente estigmatizada hace mucho tiempo y lo que solicitamos es que por favor cesen estos hostigamientos, que lo único que hacen es empobrecer más a la gente”.
El comercio volvió a abrir luego de tres días de zozobra en Argelia y Nariño, en Antioquia. En un acto protocolario, el gobernador Aníbal Gaviria recorrió las calles del segundo municipio para dejar claro que estaba allí para garantizar la seguridad. Sin embargo, esto no termina de convencer a los habitantes de las dos poblaciones que en el último año han visto cómo la presencia de grupos armados ha aumentado, mientras que el turismo se aleja junto con las promesas de paz y tranquilidad que han escuchado de los últimos mandatarios y gobiernos.
Todo comenzó con un mensaje de Whatsapp. El pasado viernes se viralizó entre los habitantes de ambos municipios un texto, enviado por alias “Camilo”, uno de los líderes del Clan del Oriente, señalando que ese mismo día iniciaría un paro a las 6 de la tarde. “No queremos ver a nadie en las vías ni en la calle, no nos aremos responsables de todo aquel que no cumpla será declarado adjetivo milita todo estará cerrado cualquier tipo de negocio” (sic).
Para cuando oscureció ya no había nadie en las calles. Videos que se difundieron por redes sociales evidenciaron que esa noche, y durante el fin de semana, no hubo movimiento en ninguna de las poblaciones, pese a que el domingo era día de mercado. Al respecto, autoridades locales indican que más del 80 % de la población de Nariño hizo caso al mensaje, mientras que en Argelia hubo más movimiento comercial, aunque la gran mayoría prefirió confinarse. Es decir, que hubo más de 17.000 habitantes que se vieron afectados.
Con el paso del tiempo se supo que la amenaza se dio luego de que las autoridades hicieran un operativo contra la minería ilegal en la región, en la que se destruyeron tres motores, una clarificadora y dos excavadoras con las que sacaban oro en la zona. Por eso el Ejército cree que la afectación a este grupo criminal estaría por encima de los $700 millones.
Aunque en principio no tendrían relación con el Clan del Golfo, habitantes de la zona señalan que, desde hace más de un año, vienen pintando paredes y carros con las siglas de las AUC, mientras que un informe de la Fiscalía indica que se trataría de un grupo dedicado al narcotráfico que tendría su base en el municipio de Nariño.
Ante la parálisis en los dos municipios, el gobernador Gaviria anunció que llegaría a la zona el lunes, por lo que poco después apareció un nuevo mensaje de alias “Camilo” anunciando el fin del paro a las 68 horas. Funcionarios de la Gobernación hicieron dos consejos de seguridad en los que se acordó reforzar el pie de fuerza y la presencia permanente del Ejército y la Policía en los ejes viales. Asimismo, el próximo viernes se harán actividades de salud, cultura, deporte, educación, productividad y competitividad para impulsar el comercio y el emprendimiento en la región.
El problema es que, pese a las promesas y a la llegada de más Fuerza Pública, hay temor y silencio. A las amenazas a líderes y funcionarios públicos se suman las extorsiones y amendrentamientos a campesinos. “Nos estamos devolviendo 20 años atrás a la época de las FARC, cuando estaba alias “Karina”, cuando tuvimos dos tomas guerrilleras, el pueblo destruido y cientos de desplazados”, dice un líder de Nariño. A este panorama se le suma la voz de una habitante del municipio, quien resalta que el grupo armado no ha atacado bienes públicos, pero sí ha tomado acciones que no solo permiten que mensajes como el del viernes paralicen los municipios, sino que además alejen a los turistas que han sido claves en la economía de la zona durante los últimos años.
Entre estas acciones están otros dos paros el año pasado, el asesinato de líderes y jóvenes, así como retenes en las vías los puentes festivos, la aparición de sujetos armados en hoteles y zonas turísticas, y la circulación de panfletos. “La zona está cogiendo auge por las termales, saltos naturales y el senderismo, pero ya la gente no quiere bajar por el miedo. Se han bajado como en un 80 % los turistas”, indicó un operador que se ha visto afectado.
Debido a que esta situación se repite en el oriente de Antioquia con diferentes actores armados, los alcaldes de 23 municipios enviaron una carta al ministro de Defensa, Iván Velásquez, solicitando un consejo de seguridad extraordinario ante el significativo aumento del micrótrafico, asesinatos y presiones de grupos como el Clan del Golfo, que tiene presencia en la zona.
Asimismo, desde las poblaciones exigen que la presencia de la Fuerza Pública sea permanente, dado que “el municipio cuenta con ocho policías y 15 soldados que están prestando servicio militar en la base y que, por seguridad, no pueden salir a las zonas rurales”, dice el líder de Nariño. Además de acciones contundentes contra el grupo armado, ante el dominio que pueda alcanzar.
Mientras tanto, desde Argelia, el alcalde del municipio, Edwin Quintero López, pidió a los armados dejar a la población civil fuera del conflicto y dijo a Caracol Radio que las comunidades “necesitan trabajar, son comunidades pobres, campesinas. Somos gente estigmatizada hace mucho tiempo y lo que solicitamos es que por favor cesen estos hostigamientos, que lo único que hacen es empobrecer más a la gente”.