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Las directivas del Atlético Nacional insisten en su postura de romper relaciones con Los del Sur. ¿La Alcaldía ha pensado en algo similar?
De ninguna manera podemos tomar distancia; del barrismo organizado y de quienes quieren construir paz en los estadios es imposible desligarnos. De quienes promueven la violencia, no solamente nos desligamos; tenemos que capturarlos, combatirlos e individualizar a las personas que han incurrido en hechos de violencia, pero como administración nunca hemos pensado dejar de lado este problema. Por el contrario, tenemos que salir al encuentro de todas esas problemáticas sociales y no dejarlas como si fueran ruedas sueltas.
¿Cuál es la relación de la Alcaldía de Medellín con Los del Sur?
La Alcaldía de Medellín. desde hace unos 12 años, sostiene relaciones no solo con esta barra, sino también con Resistencia Norte, la barra popular de Independiente Medellín y con otras organizaciones, entidades sin ánimo de lucro y fundaciones que surgieron de las expresiones barristas. Esto no es un tema de esta administración, sino de varias administraciones hacia atrás.
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¿En qué consiste ese vínculo?
Con ellos hemos venido concretando la política pública de fútbol en paz a través de varias actividades. Por ejemplo, los contratamos para que las barras pinten murales. Ha pasado que la mitad de un mural lo pintan Los del Sur y la otra mitad Resistencia Norte, y con esos contratos compran las pinturas y hacen estas actividades; de pronto hacen ahí una comida de integración y otras actividades enfocadas en fortalecer ese tejido social en los barrios de la ciudad.
A través de las barras y en conjunto con ellas se hacen muchas actividades de convivencia que promueven ellos mismos y se hacen con recursos que pone la administración. Pertenecer a Los del Sur no es determinante para que a uno le den trabajo en la Alcaldía, como lo han dicho algunos.
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¿Usted perteneció a Los del Sur?
Nunca he pertenecido a Los del Sur. Tengo grandes amigos que sí han hecho parte de la barra, pero creo que no es un tema de trascienda para esta para esta discusión. Mi posición no era en favor de unos u otros.
Quería poner por delante una verdad incómoda y era que el Club Atlético Nacional estaba optando por el camino de retirarse del diálogo y eso estaba desequilibrando un poquito el ejercicio y nos traslada sólo a nosotros el problema de lo que puede pasar en el fútbol y de lo que puede pasar en un espacio donde hay familias, donde hay niños, donde está toda la expresión de la sociedad.
Y si acá en el estadio está toda la expresión de la sociedad, es muy probable que pasen hechos como los que se nos presentaron en ese día, una manifestación violenta por parte de un grupo de barristas que no debió haber llegado de ninguna manera a esa expresión.
Esa no tuvo que ser la forma como se debió tramitar esa diferencia, pero no podemos ocultar ni tapar las responsabilidades de nadie cuando se dan estas situaciones.
¿Las barras son un fortín político para la Alcaldía?
No es así desde ningún punto de vista. Las barras son más bien una oportunidad para llevarles a los jóvenes la institucionalidad. Así como se tienen políticas de relación con las juntas de acción comunal, que son otra expresión organizativa, o como se tiene relación con los skaters, las ligas de ciclismo o las escuelas de fútbol que hay en las comunas, también nos relacionamos con las expresiones de barrismo.
No podemos segregar ni dejar de lado a un grupo social que lo necesita tanto, como lo son muchos de los jóvenes que se congregan en torno a las barras. No podemos dejarlos de lado ni rechazarlos por su extracción social o económica.
En el partido contra América, que no se pudo jugar por la violencia que se desató en el estadio, se evidenció la tensa relación entre la Alcaldía y las directivas de Nacional. ¿Han mejorado esas relaciones desde entonces?
Hay avances. Actualmente las relaciones son amables y se ha logrado un diálogo constante y directo. En las últimas semanas, por ejemplo, se lograron establecer caminos de entendimiento. Las directivas van a seguir trabajando de la mano de los muchachos los temas de convivencia durante los partidos en el manejo de la logística de la tribuna sur. Ellos siguen siendo los encargados de ese manejo y yo creo que eso nunca había sido un problema para la ciudad.
Lo que pasa es que el fútbol es un ejercicio en el que las ganancias se privatizan y los problemas se democratizan, y los problemas en el fútbol son de toda la sociedad, pero las ganancias son solo para el empresario.
¿Cuándo ganamos todos en el fútbol? Cuando todos ayudamos y ponemos lo que nos toca para evitar escenarios como los de las últimas semanas.
El día que se canceló el partido, usted salió a culpar de lo sucedido a la directiva de Atlético Nacional. ¿Siente que fue una declaración apresurada?
En los problemas de la sociedad hay verdades incómodas. Y esa fue una verdad que incomodó a los dueños de Nacional, que además son los dueños del canal Win.
¿Y cuál esa verdad incómoda?
Que los directivos de Nacional son uno de los actores en el fútbol. Como son los hinchas, los periodistas, las alcaldías, la sociedad y que como actor del fútbol tiene responsabilidades.
Yo llevaba 20 minutos esperando a los directivos de Nacional afuera del camerino para hablar de la situación para que juntos resolviéramos y no recibí una respuesta, por eso dije lo que dije. Arranco la intervención diciendo que rechazamos de manera contundente la violencia, pero dije que también hay un actor fundamental en esa ecuación, que era el equipo. Y esa era la verdad que yo quería poner de presente en ese momento, porque Atlético Nacional, como actor determinante en toda la política pública de fútbol en paz, es una parte muy importante también de esa política pública. No podemos excluir a unos y sacar a otros. Todos estamos en ese ecosistema.
¿Para qué sirvieron esas declaraciones?
Para poner un debate nacional. Lo que vino después fue un debate, no solo en medios de comunicación, también en redes, barrios, grupos de amigos y espacios laborales en muchas partes del país.
En el estadio está representado todo lo que pasa en la sociedad y en la ciudad. Los hinchas son tan diversos como lo es la ciudadanía misma. En occidental se hacen las personas de mayores estratos y ellos tienen pautas y comportamientos que van de acuerdo a su a su recorrido, su cosmovisión, sus vivencias. En las tribunas populares encontramos en su mayoría personas de los barrios periféricos de la ciudad, pelados, algunos, sin oportunidades, sin las mismas condiciones de educación. Este es un gran laboratorio social y el reto como sociedad es que nos comprendamos.