La estrategia para reducir la brecha entre hombres y mujeres en Antioquia
En promedio, las mujeres en Antioquia emplean 27,4 horas semanales en el trabajo doméstico no remunerado, mientras que los hombres, solo dedican 9,7, según el Dane. ¿Qué hay detrás de ese diagnóstico?
Luisa Fernanda Orozco
A las mujeres históricamente se les ha adjudicado las tareas del hogar por el simple hecho de ser mujeres. Preparar y servir alimentos, lavar y planchar ropa, ir al supermercado, hacer el aseo y cuidar a niños como a adultos mayores son solo algunos de los quehaceres diarios por los que deben responder.
Pese a que se ha librado una lucha por la reducción de las brechas laborales, incluida esta. En Antioquia, las tareas del hogar siguen siendo responsabilidad de las mujeres, pues como lo demuestran las cifras del Dane, en promedio ellas se dedican 27,4 horas semanales a las labores domésticas no remuneradas, mientras que los hombres solo destinan 9,7 horas.
“El cuidado no es solamente tarea de la mujer sino de todos. No deberíamos ser las únicas en las que el cuidado sea considerado natural”, dice Natalia Velásquez, secretaria de las Mujeres de Antioquia.
Es por ello que dentro de las políticas públicas de la gobernación se incluyó el Plan de Economía del Cuidado de la Secretaría de las Mujeres de Antioquia para reconocer la importancia de estas actividades. “El análisis de los cuidados dentro de la economía significa comprender que el hecho de cuidar produce y contribuye a la generación de valor económico”, afirma la secretaria Velásquez.
¿En qué consiste? Luego de hacer un diagnóstico en el departamento, se apostó por hacer pedagogía en los 125 municipios de Antioquia. Uno de sus retos será hacer transversales las estrategias específicas en las secretarías, en especial con aquellas que tienen dentro de sus propósitos acciones directas hacia las mujeres como la de inclusión social, salud, educación e infraestructura.
Además de esto, el plan también pretende, según Velásquez, que las mujeres tengan mayor representatividad para que ellas mismas tengan incidencia y le hagan seguimiento a estas políticas públicas. Pero esto debe contar con el completo apoyo de las alcaldías municipales.
En Bogotá, por ejemplo, la Alcaldía implementó la iniciativa de las manzanas del cuidado en las que se ofrecen servicios para reducir las cargas de las cuidadoras, así como se ofrecen servicios educativos, de salud mental y físico. Para que propuestas como estas se lleven a cabo en algunos municipios de Antioquia, basados en el diagnóstico de la Secretaría de las Mujeres, son las alcaldías quienes deben ejecutarlas, por lo que desde la gobernación se hace acompañamiento.
Entre las actividades que realiza la Secretaría de la Mujer de Antioquia se apoyan proyectos productivos hechos por mujeres. Mujeres siembra, por ejemplo, es uno de los colectivos que tiene una huerta para que las mujeres cultiven alimentos, los comercialicen y también los puedan consumir junto a sus familias. El proyecto tiene un alcance de casi 600 personas.
Al respecto, Sandra Valoyes, docente de la Universidad de Antioquia y coordinadora de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género, afirma que este tipo de planes también requiere del apoyo del empresariado, que debe comprometerse a conciliar los tiempos laborales y familiares de las mujeres. “Eso ha hecho que muchas, por ejemplo, se abstengan de acceder a empleos mejor remunerados u otras oportunidades porque no tienen horas para dedicarse a ello”, dijo Valoyes.
Es allí donde es importante el reconocimiento del trabajo de cuidado que asumen las mujeres. “La mayoría de ellas tiene doble jornada, ya que para acceder a trabajos remunerados tienen que dejar todas las labores del hogar listas antes de salir: desayuno, despachar a los menores, pedir la cita médica, entre muchas otras”, indicó la secretaria Velásquez.
Estos aspectos terminan siendo trascendentales a la hora de obtener un empleo. De acuerdo con el Perfil de Género construido por el observatorio de Asuntos de Mujer Género, hasta 2019 la tasa de ocupación de los hombres fue 26 puntos mayor que la de las mujeres, en parte las expertas consideran que uno de los factores de incidencia son precisamente las inequidades a la hora de hacer las tareas del hogar.
“Aquí tenemos muchos más retos, y el primero es que los hombres entiendan que no ‘ayudan’ en la casa, sino que esa también es su responsabilidad como la de todas las personas de una familia”, dice la secretaria Velásquez.
Algo similar opina Valoyes, para quien “una de las alternativas que viene siendo clave para poder reducir el tiempo de las mujeres en el trabajo doméstico no remunerado es la redistribución de las tareas cotidianas. Eso atraviesa la corresponsabilidad con los varones para que ellos también se hagan cargo, no como ayudantes, sino como parte de la familia. Se debe comprender que las tareas son compartidas”.
Por ello, desde la Gobernación se plantea la creación de una Mesa Departamental de Masculinidades para incentivar a los hombres a compartir los deberes cotidianos. Además de eso, desde el Gobierno Nacional, se estableció la Ley 1413 de 2010, que incluye a la economía del cuidado dentro del Sistema de Cuentas Nacionales, por lo que se mide la contribución de la mujer al desarrollo económico y social y de Colombia.
“Esta ley reconoce que esto implica un porcentaje muy importante del producto interno bruto colombiano”, dice Valoyes. Asimismo, la secretaría Velásquez afirma que “las cifras del DANE muestran que si pagáramos todo este trabajo de cuidado, ocuparía el 20% del PIB del país, una cifra que está por encima del comercio y de la industria”. Por tanto, reconocerlo y redistribuirlo entre los demás miembros del hogar es fundamental ya que, según cifras del observatorio de Asuntos de Mujer Género, el 95,7 % de las personas que se dedican al empleo doméstico son mujeres.
Sin embargo, según la secretaria Velásquez, aún quedan muchos estereotipos en cuanto a los roles que cumplen mujeres y hombres en la sociedad que se deben vencer. Se debe empezar por el hecho de comprender que todas las personas necesitan ser cuidadas. Las mujeres, por tanto, también deben ser consideradas como sujetos que necesitan este tipo de atención.
Según Valoyes, si se reduce el tiempo de trabajo doméstico no remunerado en las mujeres, ellas podrían tener mayor acceso a otros derechos como la educación, la salud física y mental, la autonomía económica, la participación política, recreo y demás.
“Este tema es importante para Antioquia y en general para el país. La idea es que en un futuro, las 27,4 horas semanales que las mujeres utilizan en el trabajo doméstico no remunerado sea menor, y que, en cambio, utilicen el tiempo restante en cosas diferentes que las construyan como personas”, concluye Velásquez.
A las mujeres históricamente se les ha adjudicado las tareas del hogar por el simple hecho de ser mujeres. Preparar y servir alimentos, lavar y planchar ropa, ir al supermercado, hacer el aseo y cuidar a niños como a adultos mayores son solo algunos de los quehaceres diarios por los que deben responder.
Pese a que se ha librado una lucha por la reducción de las brechas laborales, incluida esta. En Antioquia, las tareas del hogar siguen siendo responsabilidad de las mujeres, pues como lo demuestran las cifras del Dane, en promedio ellas se dedican 27,4 horas semanales a las labores domésticas no remuneradas, mientras que los hombres solo destinan 9,7 horas.
“El cuidado no es solamente tarea de la mujer sino de todos. No deberíamos ser las únicas en las que el cuidado sea considerado natural”, dice Natalia Velásquez, secretaria de las Mujeres de Antioquia.
Es por ello que dentro de las políticas públicas de la gobernación se incluyó el Plan de Economía del Cuidado de la Secretaría de las Mujeres de Antioquia para reconocer la importancia de estas actividades. “El análisis de los cuidados dentro de la economía significa comprender que el hecho de cuidar produce y contribuye a la generación de valor económico”, afirma la secretaria Velásquez.
¿En qué consiste? Luego de hacer un diagnóstico en el departamento, se apostó por hacer pedagogía en los 125 municipios de Antioquia. Uno de sus retos será hacer transversales las estrategias específicas en las secretarías, en especial con aquellas que tienen dentro de sus propósitos acciones directas hacia las mujeres como la de inclusión social, salud, educación e infraestructura.
Además de esto, el plan también pretende, según Velásquez, que las mujeres tengan mayor representatividad para que ellas mismas tengan incidencia y le hagan seguimiento a estas políticas públicas. Pero esto debe contar con el completo apoyo de las alcaldías municipales.
En Bogotá, por ejemplo, la Alcaldía implementó la iniciativa de las manzanas del cuidado en las que se ofrecen servicios para reducir las cargas de las cuidadoras, así como se ofrecen servicios educativos, de salud mental y físico. Para que propuestas como estas se lleven a cabo en algunos municipios de Antioquia, basados en el diagnóstico de la Secretaría de las Mujeres, son las alcaldías quienes deben ejecutarlas, por lo que desde la gobernación se hace acompañamiento.
Entre las actividades que realiza la Secretaría de la Mujer de Antioquia se apoyan proyectos productivos hechos por mujeres. Mujeres siembra, por ejemplo, es uno de los colectivos que tiene una huerta para que las mujeres cultiven alimentos, los comercialicen y también los puedan consumir junto a sus familias. El proyecto tiene un alcance de casi 600 personas.
Al respecto, Sandra Valoyes, docente de la Universidad de Antioquia y coordinadora de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género, afirma que este tipo de planes también requiere del apoyo del empresariado, que debe comprometerse a conciliar los tiempos laborales y familiares de las mujeres. “Eso ha hecho que muchas, por ejemplo, se abstengan de acceder a empleos mejor remunerados u otras oportunidades porque no tienen horas para dedicarse a ello”, dijo Valoyes.
Es allí donde es importante el reconocimiento del trabajo de cuidado que asumen las mujeres. “La mayoría de ellas tiene doble jornada, ya que para acceder a trabajos remunerados tienen que dejar todas las labores del hogar listas antes de salir: desayuno, despachar a los menores, pedir la cita médica, entre muchas otras”, indicó la secretaria Velásquez.
Estos aspectos terminan siendo trascendentales a la hora de obtener un empleo. De acuerdo con el Perfil de Género construido por el observatorio de Asuntos de Mujer Género, hasta 2019 la tasa de ocupación de los hombres fue 26 puntos mayor que la de las mujeres, en parte las expertas consideran que uno de los factores de incidencia son precisamente las inequidades a la hora de hacer las tareas del hogar.
“Aquí tenemos muchos más retos, y el primero es que los hombres entiendan que no ‘ayudan’ en la casa, sino que esa también es su responsabilidad como la de todas las personas de una familia”, dice la secretaria Velásquez.
Algo similar opina Valoyes, para quien “una de las alternativas que viene siendo clave para poder reducir el tiempo de las mujeres en el trabajo doméstico no remunerado es la redistribución de las tareas cotidianas. Eso atraviesa la corresponsabilidad con los varones para que ellos también se hagan cargo, no como ayudantes, sino como parte de la familia. Se debe comprender que las tareas son compartidas”.
Por ello, desde la Gobernación se plantea la creación de una Mesa Departamental de Masculinidades para incentivar a los hombres a compartir los deberes cotidianos. Además de eso, desde el Gobierno Nacional, se estableció la Ley 1413 de 2010, que incluye a la economía del cuidado dentro del Sistema de Cuentas Nacionales, por lo que se mide la contribución de la mujer al desarrollo económico y social y de Colombia.
“Esta ley reconoce que esto implica un porcentaje muy importante del producto interno bruto colombiano”, dice Valoyes. Asimismo, la secretaría Velásquez afirma que “las cifras del DANE muestran que si pagáramos todo este trabajo de cuidado, ocuparía el 20% del PIB del país, una cifra que está por encima del comercio y de la industria”. Por tanto, reconocerlo y redistribuirlo entre los demás miembros del hogar es fundamental ya que, según cifras del observatorio de Asuntos de Mujer Género, el 95,7 % de las personas que se dedican al empleo doméstico son mujeres.
Sin embargo, según la secretaria Velásquez, aún quedan muchos estereotipos en cuanto a los roles que cumplen mujeres y hombres en la sociedad que se deben vencer. Se debe empezar por el hecho de comprender que todas las personas necesitan ser cuidadas. Las mujeres, por tanto, también deben ser consideradas como sujetos que necesitan este tipo de atención.
Según Valoyes, si se reduce el tiempo de trabajo doméstico no remunerado en las mujeres, ellas podrían tener mayor acceso a otros derechos como la educación, la salud física y mental, la autonomía económica, la participación política, recreo y demás.
“Este tema es importante para Antioquia y en general para el país. La idea es que en un futuro, las 27,4 horas semanales que las mujeres utilizan en el trabajo doméstico no remunerado sea menor, y que, en cambio, utilicen el tiempo restante en cosas diferentes que las construyan como personas”, concluye Velásquez.