La génesis del desfile de silleteros
Carmen Sánchez es la heredera de la tradición de Medellín y Antioquia, que comenzó con su padre, David Sánchez, en 1957. Este lunes, el desfile vuelve a las calles tras su suspensión por la pandemia, con un trayecto de dos kilómetros de recorrido y la presencia de 520 silleteros.
La finca silletera de Carmen Sánchez sostiene la historia del Desfile de Silleteros, emblema de Medellín y Antioquia por 65 años. La casa queda a más de 18 kilómetros de la ciudad; se llega por la autopista hasta la vereda El Pantanillo, del corregimiento de Santa Elena, donde la tierra es propicia para el cultivo de flores, por su clima frío. Allí se encuentra Carmen junto a su familia, pionera en 1957 del evento más importante de la capital paisa.
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La finca silletera de Carmen Sánchez sostiene la historia del Desfile de Silleteros, emblema de Medellín y Antioquia por 65 años. La casa queda a más de 18 kilómetros de la ciudad; se llega por la autopista hasta la vereda El Pantanillo, del corregimiento de Santa Elena, donde la tierra es propicia para el cultivo de flores, por su clima frío. Allí se encuentra Carmen junto a su familia, pionera en 1957 del evento más importante de la capital paisa.
“Edén en primavera” está escrito sobre una puerta de madera que conduce a la finca. Paredes blancas, columnas rojas y baldosas de colores llevan hasta un jardín que se abre para dejar ver flores sembradas en la tierra o en materas que cuelgan del techo. Allí está Carmen, una mujer de más de 60 años, que, aunque se asegura tímida, enseña su casa con orgullo. “Antes había más flores, pero por el invierno algunas se han muerto”, cuenta mientras camina por las zonas verdes, empantanadas, hasta sentarse en una silla de madera.
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Toda la finca es un mosaico. Fotografías, dibujos y recortes abundan en algunas paredes. Varias habitaciones, incluso, están llenas de regalos que Carmen y sus hijos han coleccionado durante años. “Murió fundador del Desfile de Silleteros”, consigna un artículo de prensa enmarcado con la foto en blanco y negro de un hombre.
“Ese es mi papá, David Sánchez Jurado. Él es el de la marca de los silleteros”, relata Carmen para referirse a la imagen más famosa del evento que ha circulado en Colombia y otras partes del mundo: la de un hombre con sombrero, camisa blanca y carriel que sostiene una silleta.
David Sánchez comenzó junto a Efraín Botero y Efraín Soto, quienes se juntaron en una cantina de la calle Guayaquil, en el centro de Medellín, porque se les había ocurrido una idea: querían hacer una celebración con las flores que los tres cultivaban en sus fincas de Santa Elena, y aunque al principio no se les ocurrió el nombre de “Desfile de Silleteros” sino el de “Desfile de Floreros”, los tres hicieron parte de la primera edición del evento que se convertiría en el más importante de la capital antioqueña desde hace 65 años.
Tiempo después, el municipio propuso hacer un desfile de verdad. “Empezamos a caminar por la avenida oriental. Eso era hermoso. Ni siquiera se ponían vallas ni nada: las personas podían tener contacto directo con los silleteros, a diferencia de hoy, que hay una distancia marcada”, cuenta Carmen.
Durante la pandemia, el desfile tuvo que ser suspendido, como todos los eventos en Colombia y el mundo. Ese año, dice Carmen, solamente se tomaron unas fotos para celebrar a través de redes sociales porque todo era muy estricto con las medidas de bioseguridad. Esto les permitió contar con una retribución económica en 2020, y en 2021 se decidió hacer el recorrido a puerta cerrada en el estadio Atanasio Girardot, con algunos espectadores permitidos.
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Este año, la tradición ha retornado con 520 silleteros, entre ellos cien niños y jóvenes, quienes este lunes festivo, desde las 2 de la tarde; caminarán dos kilómetros a lo largo de la avenida Regional, trayecto donde el evento no se realizaba desde hace más de seis años. Carmen participará del desfile, solo que no lo hará desde las calles sino sobre una carroza y sin la compañía de su esposo, Luis Atehortúa. “Lástima que ahora esté enfermo, porque él contaba la historia con más detalles que yo”, dice Carmen.
Desde hace un mes, su esposo Luis sufrió una recaída de salud que lo dejó postrado en su cama. Ahora no puede hacer la mayoría de cosas que solía durante sus días de desfiles y silletas.
La historia de ambos viene desde la adolescencia, cuando Carmen y Luis vivían en veredas opuestas de Santa Elena. Los dos venían de familias floricultoras, y aunque comenzaron como amigos que bailaban de vez en cuando o se acompañaban en el trayecto para llegar a sus respectivas casas, luego formalizaron un noviazgo que duró cinco años y sobrevivió a una separación de ocho meses, cuando Luis se fue a Estados Unidos para estudiar inglés.
A su regreso, decidieron casarse y de esa unión nacieron seis hijos. “Todos ellos ya están grandes y tienen carreras aparte”, cuenta Carmen, “aunque siempre que llega la feria nos reunimos acá en la finca, sobre todo en el día del desfile”.
Actualmente, los silleteros que deseen participar deben firmar un contrato por el mes de agosto. Sus condiciones son muy estrictas: van desde la manera de vestir de los participantes hasta la variedad de flores que deben tener las silletas. La familia de Carmen, desde los tiempos de su papá, tiene vigente el contrato que es renovado cada año.
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¿Cómo desfila un silletero?
Hombres y mujeres llevan en sus hombros una variedad de flores, puestas en maderas burdas y troncos delgados con un espaldar y dos agarraderas para hacerlas más livianas.
Se ha visto, a lo largo de los años, que quienes caminan sobre sus espaldas con una variedad colorida de flores; lo hacen con una carga que que ha llegado a pesar hasta los 70 kilos. “Hay unos que incluso se marean porque los recorridos son muy largos”, explica Carmen.
Hay unos cinco tipos de silletas: la monumental, la emblemática, la comercial, la tridimensional, y la tradicional. Esa última ha sido sello de Carmen durante años, y consiste en insertar variedad de ramos de flores sin contar con un diseño previo, sino con la creatividad a medida que se decora.
Durante el desfile del 2021, hubo controversia por algunas decisiones que se tomaron con respecto a la organización del desfile en el Atanasio Girardot: la entrada de los silleteros, supuestamente negada a algunos, junto a las condiciones para varios de los que desfilaron, quienes afirmaron que hubo poco tiempo para caminar con sus silletas y desorden en la organización.
En esta edición se espera que la reactivación económica, unida a un desfile que abrió por primera vez inscripciones gratuitas para sus palcos —más conocidos como tablados—, le darán la bienvenida a la tradición antioqueña que se alejó de las calles durante el coronavirus, que es el principal ingreso económico de floricultores como Carmen.
Mientras ella desfilará sobre una carroza, uno de sus nietos y una de sus bisnietas harán el recorrido a la manera tradicional: con la silleta sobre los hombros y el público en las gradas.
“Si el desfile ha sobrevivido todas estas generaciones, espero que lo haga muchas más. Las silletas son un arte que refleja la cultura de lo que es Antioquia, lo que es Medellín”, concluye Carmen.