Los líos políticos detrás de la crisis económica del Jardín Botánico de Medellín
La cancelación de los contratos de mantenimiento y jardinería que adquiría la institución con la Alcaldía de la ciudad la tienen en una profunda crisis económica. En 2019 los contratos fueron por 19.000 millones de pesos y en 2020 por 16.000. Hoy estos bajaron a $6.200 millones.
Junto al Parque Norte de Medellín, la sede de la Universidad de Antioquia y la Clínica Las Américas, está el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe, uno de los espacios públicos por insignia de la capital de Antioquia. Por estos días este lugar atraviesa una crisis económica sin precedentes por cuenta no solo de los estragos de la pandemia sino por un cambio en la contratación del mantenimiento y jardinería de todos los espacios verdes de Medellín. Aunque por décadas el Jardín Botánico se encargó de estas labores, la administración de Daniel Quintero entregó el contrato a la empresa Metroparques.
La historia de este espacio se remonta al 19 de abril de 1972, cuando fue fundado como una institución privada sin ánimo de lucro por la unión de la Sociedad de Mejoras Públicas, la Sociedad Colombiana de Orquideología, la Alcaldía de la ciudad y el Club de Jardinería de Medellín. Debido a los contextos de narcotráfico y violencia de los años 80 y 90, la institución tuvo una fuerte crisis económica, generada por la falta de visitantes y la desinstitucionalización general que hubo en esa época de incertidumbre y miedo generalizado. Para 2005, durante la Alcaldía de Sergio Fajardo, se tomó la decisión de otorgarle los contratos de mantenimiento y jardinería de todos los espacios verdes de la ciudad al Jardín Botánico que contaba con los profesionales requeridos para estas labores.
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A partir de esa decisión la institución dejó de financiarse con donaciones y pasó a recibir el 65% de sus ingresos a través de estos contratos logrando sanear sus problemas económicos. Al ser una institución sin ánimo de lucro, el dinero que sobraba de la contratación era reinvertido en investigación y educación.
El año pasado, sin embargo, la situación del Jardín Botánico cambió. Daniel Quintero, alcalde de Medellín, dejó de contratar con el Jardín Botánico y le dio esta responsabilidad a Metroparques, una institución que históricamente ha administrado los parques de diversión de la ciudad. Esta empresa pública, según denunció el concejal Daniel Duque, cambió su razón social en junio del año pasado para poder hacer estas labores y otras, como la administración de parqueaderos públicos.
“En 2019 los contratos con la alcaldía fueron de $19.000 millones, en 2020 de $16.000 millones y hoy son por $6.200 millones. Agradecemos a quienes nos han ayudado, pero todavía hace falta y no podemos sentirnos tranquilos, pero seguimos en toda esta lucha y decisión de sacar esto adelante”, aseguró Claudia Lucía García, directora del Jardín Botánico de Medellín.
En un principio Quintero aseguró que la decisión de pasar estos contratos a Metroparques se dio debido a la pérdida de recursos de la entidad durante la pandemia. El alcalde argumentó que la empresa había perdido $18.000 millones en 2020 y que la primera misión era “salvar a las entidades públicas del conglomerado y luego a aquellas que, como el Jardín Botánico, no hacen parte del conglomerado, pero hacen parte de nuestra historia”. Sin embargo, en diciembre del año pasado la Contraloría emitió una advertencia administrativa sobre el contrato que tenía la Alcaldía de Medellín con el Jardín Botánico de la ciudad, señalando que el contrato se especifica como de ciencia y tecnología, pero que las labores que hace esta institución “no son de carácter científico y tecnológico, y las pueden realizar otras empresas”.
Tras el pronunciamiento de la Contraloría, el alcalde Quintero sostuvo que su decisión también estaba soportada en la advertencia hecha por el organismos de control, aunque según el concejal Duque, el cambio de los contratos empezó en noviembre y el documento de la Contraloría salió un mes después.
Ante el cambio de contratación, concejales como Daniel Duque y Daniel Carvalho, al igual que la directora del Jardín Botánico, Claudia Lucía García, aseguran que con esta decisión no se entiende la importancia de las labores que hace la institución desde 2005 en la ciudad. “Cuando salimos a sembrar árboles en la ciudad, primero se hace un estudio para determinar cuáles especies nativas se pueden sembrar en cada parte de la ciudad, porque las condiciones son diferentes. Una vez hecho esto llegan los jardineros expertos en estos temas y realizan la siembra”, sostiene García.
Según los dos concejales, Metroparques no tiene la experiencia ni las personas ideales para poder llevar a cabo el mantenimiento de las zonas verdes y, de hecho, tuvo que subcontratar con la empresa Reforestadora El Líbano SAS. “Acá hay unas dudas sobre el proceso de contratación de esta tercera empresa, pero más allá de lo legal, lo ilógico de todo esto es que la plata termina yéndose para un privado porque no llega a Metroparques. Esta institución solo se queda con el 7% del contrato -$350 millones de $5.000 millones- y el resto se van para la reforestadora que a diferencia del Jardín Botánico no le ofrece nada a Medellín”, aseguró el concejal Daniel Carvalho.
A estas preocupaciones del concejal Carvalho se sumaron las de otra denuncia de Daniel Duque: “Nosotros investigamos y nos dimos cuenta que Metroparques hizo una invitación a tres empresas para la contratación. Resulta que los representantes legales de las tres organizaciones son de la familia de Asdrúbal Vélez, un político liberal del municipio de Andes, y que las tres pasaron la misma propuesta”. Los cabildantes señalan que el alcalde Quintero está pagando favores políticos a quienes lo ayudaron a llegar a la Alcaldía de Medellín.
Metroparques, por su parte, emitió un comunicado en el que aseguraba que “conocida la información de un posible parentesco se inició una investigación en el marco del contrato para determinar si existe alguna inhabilidad por parte de los contratistas y, de ser así, proceder de acuerdo a la ley”. Aunque Metroparques asegura que se ha vuelto a contratar a los trabajadores que hacían estos servicios con el Jardín Botánico, el concejal Carvalho sostiene que “de esos 400 jardineros hay unos 80 que ya fueron contratados por la nueva empresa, pero que les pagan menos, trabajan con condiciones precarias, pues no tienen los elementos de protección que se necesitan cuando se trabaja con machetes o podadoras”.
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“Lo que pasa con estos contratos es que se mueven como un acordeón porque van ligados de los contratos que se suscriben con la Alcaldía de Medellín. Cuando acaba el contrato con la Alcaldía también se acaban los contratos de estas personas, dejando aproximadamente a 400 trabajadores sin trabajo”, aseguró la directora del Jardín Botánico.
La situación económica del Jardín Botánico de Medellín ha ido mejorando en estos últimos meses debido a la ayuda que han recibido por parte de algunos privados que los han contratado para hacer la intervención de zonas verdes en sus edificios, casas o fincas. “Estamos teniendo un promedio de visitantes durante el fin de semana de 6.000 personas que consumen lo que nosotros les ofrecemos. La respuesta de la ciudadanía ha sido muy bonita y el mensaje es claro: entendemos la importancia y el trabajo que hace el Jardín Botánico por la ciudad”, finalizó la directora de la institución.
Junto al Parque Norte de Medellín, la sede de la Universidad de Antioquia y la Clínica Las Américas, está el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe, uno de los espacios públicos por insignia de la capital de Antioquia. Por estos días este lugar atraviesa una crisis económica sin precedentes por cuenta no solo de los estragos de la pandemia sino por un cambio en la contratación del mantenimiento y jardinería de todos los espacios verdes de Medellín. Aunque por décadas el Jardín Botánico se encargó de estas labores, la administración de Daniel Quintero entregó el contrato a la empresa Metroparques.
La historia de este espacio se remonta al 19 de abril de 1972, cuando fue fundado como una institución privada sin ánimo de lucro por la unión de la Sociedad de Mejoras Públicas, la Sociedad Colombiana de Orquideología, la Alcaldía de la ciudad y el Club de Jardinería de Medellín. Debido a los contextos de narcotráfico y violencia de los años 80 y 90, la institución tuvo una fuerte crisis económica, generada por la falta de visitantes y la desinstitucionalización general que hubo en esa época de incertidumbre y miedo generalizado. Para 2005, durante la Alcaldía de Sergio Fajardo, se tomó la decisión de otorgarle los contratos de mantenimiento y jardinería de todos los espacios verdes de la ciudad al Jardín Botánico que contaba con los profesionales requeridos para estas labores.
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A partir de esa decisión la institución dejó de financiarse con donaciones y pasó a recibir el 65% de sus ingresos a través de estos contratos logrando sanear sus problemas económicos. Al ser una institución sin ánimo de lucro, el dinero que sobraba de la contratación era reinvertido en investigación y educación.
El año pasado, sin embargo, la situación del Jardín Botánico cambió. Daniel Quintero, alcalde de Medellín, dejó de contratar con el Jardín Botánico y le dio esta responsabilidad a Metroparques, una institución que históricamente ha administrado los parques de diversión de la ciudad. Esta empresa pública, según denunció el concejal Daniel Duque, cambió su razón social en junio del año pasado para poder hacer estas labores y otras, como la administración de parqueaderos públicos.
“En 2019 los contratos con la alcaldía fueron de $19.000 millones, en 2020 de $16.000 millones y hoy son por $6.200 millones. Agradecemos a quienes nos han ayudado, pero todavía hace falta y no podemos sentirnos tranquilos, pero seguimos en toda esta lucha y decisión de sacar esto adelante”, aseguró Claudia Lucía García, directora del Jardín Botánico de Medellín.
En un principio Quintero aseguró que la decisión de pasar estos contratos a Metroparques se dio debido a la pérdida de recursos de la entidad durante la pandemia. El alcalde argumentó que la empresa había perdido $18.000 millones en 2020 y que la primera misión era “salvar a las entidades públicas del conglomerado y luego a aquellas que, como el Jardín Botánico, no hacen parte del conglomerado, pero hacen parte de nuestra historia”. Sin embargo, en diciembre del año pasado la Contraloría emitió una advertencia administrativa sobre el contrato que tenía la Alcaldía de Medellín con el Jardín Botánico de la ciudad, señalando que el contrato se especifica como de ciencia y tecnología, pero que las labores que hace esta institución “no son de carácter científico y tecnológico, y las pueden realizar otras empresas”.
Tras el pronunciamiento de la Contraloría, el alcalde Quintero sostuvo que su decisión también estaba soportada en la advertencia hecha por el organismos de control, aunque según el concejal Duque, el cambio de los contratos empezó en noviembre y el documento de la Contraloría salió un mes después.
Ante el cambio de contratación, concejales como Daniel Duque y Daniel Carvalho, al igual que la directora del Jardín Botánico, Claudia Lucía García, aseguran que con esta decisión no se entiende la importancia de las labores que hace la institución desde 2005 en la ciudad. “Cuando salimos a sembrar árboles en la ciudad, primero se hace un estudio para determinar cuáles especies nativas se pueden sembrar en cada parte de la ciudad, porque las condiciones son diferentes. Una vez hecho esto llegan los jardineros expertos en estos temas y realizan la siembra”, sostiene García.
Según los dos concejales, Metroparques no tiene la experiencia ni las personas ideales para poder llevar a cabo el mantenimiento de las zonas verdes y, de hecho, tuvo que subcontratar con la empresa Reforestadora El Líbano SAS. “Acá hay unas dudas sobre el proceso de contratación de esta tercera empresa, pero más allá de lo legal, lo ilógico de todo esto es que la plata termina yéndose para un privado porque no llega a Metroparques. Esta institución solo se queda con el 7% del contrato -$350 millones de $5.000 millones- y el resto se van para la reforestadora que a diferencia del Jardín Botánico no le ofrece nada a Medellín”, aseguró el concejal Daniel Carvalho.
A estas preocupaciones del concejal Carvalho se sumaron las de otra denuncia de Daniel Duque: “Nosotros investigamos y nos dimos cuenta que Metroparques hizo una invitación a tres empresas para la contratación. Resulta que los representantes legales de las tres organizaciones son de la familia de Asdrúbal Vélez, un político liberal del municipio de Andes, y que las tres pasaron la misma propuesta”. Los cabildantes señalan que el alcalde Quintero está pagando favores políticos a quienes lo ayudaron a llegar a la Alcaldía de Medellín.
Metroparques, por su parte, emitió un comunicado en el que aseguraba que “conocida la información de un posible parentesco se inició una investigación en el marco del contrato para determinar si existe alguna inhabilidad por parte de los contratistas y, de ser así, proceder de acuerdo a la ley”. Aunque Metroparques asegura que se ha vuelto a contratar a los trabajadores que hacían estos servicios con el Jardín Botánico, el concejal Carvalho sostiene que “de esos 400 jardineros hay unos 80 que ya fueron contratados por la nueva empresa, pero que les pagan menos, trabajan con condiciones precarias, pues no tienen los elementos de protección que se necesitan cuando se trabaja con machetes o podadoras”.
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“Lo que pasa con estos contratos es que se mueven como un acordeón porque van ligados de los contratos que se suscriben con la Alcaldía de Medellín. Cuando acaba el contrato con la Alcaldía también se acaban los contratos de estas personas, dejando aproximadamente a 400 trabajadores sin trabajo”, aseguró la directora del Jardín Botánico.
La situación económica del Jardín Botánico de Medellín ha ido mejorando en estos últimos meses debido a la ayuda que han recibido por parte de algunos privados que los han contratado para hacer la intervención de zonas verdes en sus edificios, casas o fincas. “Estamos teniendo un promedio de visitantes durante el fin de semana de 6.000 personas que consumen lo que nosotros les ofrecemos. La respuesta de la ciudadanía ha sido muy bonita y el mensaje es claro: entendemos la importancia y el trabajo que hace el Jardín Botánico por la ciudad”, finalizó la directora de la institución.