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Medicina Legal confirmó que el cuerpo hallado en Segovia, Antioquia, sí es el de Maximilano Tabares, el niño que habría sido asesinado en medio de un ritual satánico en el que participó su padrastro y madre. El menor de edad estuvo desaparecido por 36 días.
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De acuerdo con el informe entregado a Fiscalía, la confirmación se da tras realizar los análisis genéticos, que coinciden con los de Sandra Patricia Caro, madre del menor de edad. “Se observa que el individuo y la referencia (la mujer) comparten alelos en todos los sistemas genéticos analizados, como se esperaría entre madre e hijo”, dice el documento.
La desaparición de Maximiliano Tabares la registro, en septiembre, la madre, quien aseguró ante las autoridades que salió a una tienda de Remedios (Antioquia). Luego, como registraron diarios locales, Caro habría dicho que el niño apareció, sin embargo, la presión de la comunidad ayudó a constatar que no había sido encontrado.
Posteriormente, el 21 de octubre, en un allanamiento a la casa de Sandra Caro y el padrastro del menor de edad, la Fiscalía encontró elementos de santería que, al parecer, pudieron ser utilizados en contra de Maximiliano Tabares, como cuadros de santos y botellas donde guardaban ciempiés y alacranes. Al respecto, los adultos señalaron que el niño tenía unos “demonios” que debían ser expulsados si la familia quería surgir en el negocio de la minería.
El cuerpo del niño fue encontrado, el pasado 27 de octubre, en una fosa en la vereda Cuturú Alto, a 40 minutos del casco urbano de Segovia, luego de que la madre del menor y Robinson Esmit Arboleda Ramírez, alias Orejas, revelaron el lugar donde lo enterraron.
Luego de esto, las autoridades involucraron en el caso a “Los Carneros”, la secta de la que harían parte los padres del niño, quienes fueron imputados, por los delitos de tortura y desaparición forzada agravada, por lo que un juez de Garantías envió a la cárcel a la mamá, la abuela y el padrastro de la víctima, así como otras tres personas vinculadas a la investigación.