Mota Engil y Metro de la 80: más preguntas que respuestas
De las 47 firmas interesadas en construir el metro ligero de la 80 en Medellín, sólo una sigue en carrera: Mota Engil Colombia SAS, que incumplió en la construcción de más de 200 megacolegios en el país y ha protagonizado escándalos en Paraguay y Perú.
Luisa Fernanda Orozco
Revuelo, dudas e inquietudes ha causado que Mota Engil Colombia SAS sea la única firma que se presentó a la licitación de la construcción del metro ligero de la 80, en Medellín: un proyecto presupuestado en 1.700 millones de dólares (más de 1.660 millones de euros, al tipo de cambio actual).
El Metro de Medellín contratará a la empresa encargada de un proyecto que llegó a tener 47 firmas, entre ellas tres consorcios de Europa y Asia, interesadas. Sin embargo, únicamente seis cumplían con los requisitos exigidos para la construcción de los trenes, y al final Mota Engil (con la unión temporal de CRRC Co. Limited, Mota – ENGIL Sucursal Colombia y Mota – ENGIL Colombia SAS) quedó como único aspirante para obtener el multimillonario contrato.
Lea también: Controversia en torno al único oferente en licitación para el Metro de la 80.
¿Cuál es el problema? Según Jorge Beltrán, experto en contratación pública, “cuando no se presenta sino un solo proponente es porque las condiciones de participación o de ejecución no fueron lo suficientemente atractivas para más empresas del sector privado. Algo falló en la convocatoria. No se puede hablar de direccionamiento o corrupción todavía, porque a veces son errores de criterio técnico”.
En el Registro Único Empresarial (RUES), Mota Engil Colombia SAS figura registrada en Bogotá y tiene, en su mayoría, participación portuguesa. Sus actividades económicas son la “construcción de carreteras y vías de ferrocarril; otras actividades de servicio de apoyo a las empresas n.c.p.; construcción de edificios no residenciales; y actividades de ingeniería y otras actividades conexas de consultoría técnica”.
Sin embargo, el pasado reciente parece no favorecer la imagen empresarial de Mota Engil a juzgar por los líos que ha afrontado en otros países de Latinoamérica. Para comenzar, Mota Engil fue fundada en 1946 por Manuel António da Mota; cotiza o ha cotizado en la Bolsa de Lisboa, tiene presencia en por lo menos 20 países y es uno los 30 mayores grupos de construcción de Europa.
Este perfil inicialmente genera confianza y le allanaría camino en su carrera por la adjudicación del contrato del metro ligero de la 80 en Medellín, pero hay dudas. ¿Las razones? En primer lugar, Mota Engil Colombia SAS ya incumplió en nuestro país un contrato de construcción de colegios: debía entregar 248 y sólo terminó 17.
En Perú, según el diario El Comercio, Mota Engil fue incluida en octubre de 2021 en una lista de 22 empresas que serían terceros civilmente responsables en el caso del “club de la construcción” que, según la Fiscalía Anticorrupción de ese país, participó –en consorcio con las brasileñas Construtora OAS y Mota Engil, y las peruanas Obrainsa y Johesa– en la trama de la distribución de obras públicas a cambio de sobornos. Aún se espera una sentencia para definir si hubo daños al Estado peruano y quiénes pagarían la reparación civil.
El manto de duda se extiende a Paraguay. Allí, según medios locales, el Ejecutivo sostiene un litigio con la portuguesa Mota Engil Engenharia, en el marco del fallido proyecto del Metrobús, cuyo contrato finalizó abruptamente en febrero de 2020 ante el presunto incumplimiento de los trabajos. En este caso, la cuestionada firma busca que el estado paraguayo la indemnice.
Según reportes internacionales, Mota Engil pasó de pérdidas a ganancias de ocho millones de euros en el primer semestre de 2021 frente a los resultados negativos de cinco millones de euros obtenidos en el mismo período del año precedente, informó la constructora en un comunicado.
“En un momento en el que se produjo una recuperación gradual, aunque a ritmos diferentes entre mercados, niveles de producción, y debido a la calidad de la cartera planteada en los últimos seis meses, el grupo centró sus esfuerzos en desarrollar operaciones con mayor rentabilidad y generación de caja”, explicó Mota Engil.
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Respuestas escuetas
Al responder un breve cuestionario de El Espectador, una vocera de Mota Engil en Colombia señaló que “Mota Engil es una de la compañías de construcción más grandes mundo, con más de 70 años de experiencia y presencia en más de 20 países, donde ha adelantado importantes obras de infraestructura y, aunque ha habido ruidos, puedo decir que en ningún país Mota Engil ha sido condenada por incumplir sus contratos o violar la ley”.
Comentó que si a la compañía le adjudicaran el contrato del metro de la 80, se consideraban en capacidad para cumplir con el pliego de requisitos establecido por el Metro de Medellín. Al respecto, la firma dijo que “tenemos un plan de trabajo para cumplir con los plazos previstos para las diferentes etapas del contrato, que será presentado a la entidad contratante o supervisión después de firmado el contrato, de acuerdo con los términos del proceso de referencia “.
Sobre su músculo financiero, Mota Engil se limitó a decir que poseen “la experiencia en proyectos similares en diversas partes del mundo, lo que respalda nuestra aptitud para el reto que significa”.
Desde que se conoció que la firma portuguesa era la única interesada en construir la infraestructura, varios sectores han pedido que se inhabilite a Mota Engil debido a su incumplimiento en la construcción de los megacolegios antes mencionados.
Sin embargo, Jorge Beltrán le comentó a El Espectador que “debe aclararse que esos incumplimientos fueron en el marco del derecho privado de una fiduciaria que administra el Fondo de Infraestructura Educativa. Eso quiere decir que no se sometió a las reglas de la Ley 80 (contratación estatal) ni de una entidad pública de régimen especial”.
En pocas palabras: a Mota Engil no se la puede inhabilitar por ese incumplimiento, aunque deja dudas sobre su idoneidad, razón por la cual el Metro de Medellín -como empresa contratante- debe “hacer la evaluación con mucho rigor para garantizar no sólo el cumplimiento de los requisitos, sino también el de todos los socios de esa propuesta para que realmente acrediten su idoneidad técnica, jurídica y financiera”, explica Beltrán.
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¿Se viola un principio de publicidad?
La Ley 1150 del 2007 ordena que los procesos contractuales del Estado deben publicarse en la plataforma SECOP. Sin embargo, el pliego de requerimientos para aceptar a los oferentes solo fue publicado en la página web del metro de Medellín.
Al respecto, esa entidad le dijo a El Espectador que “la Empresa de Transporte Masivo del Valle de Aburrá tiene un régimen especial de contratación y cuenta con habilitación por parte de Colombia Compra Eficiente -Agencia Nacional de Contratación Pública- para publicar en su propia plataforma web los procesos de contratación. Es por ello que toda la información se encuentra en nuestra página web”.
Para acceder a la publicación del proceso, debe irse a la pestaña “radicado”, escribir el dígito “4396R”, luego click en la pestaña “buscar” y, por último, en “ver más”.
Al respecto, para el experto Beltrán el pliego de requisitos para la licitación del metro de la 80 se debió publicar en el SECOP. “Incluso todas las entidades de régimen especial deben hacerlo para brindar transparencia en los procesos. Si bien la Ley Anticorrupción entró en vigencia en julio, lo cierto es que desde hace años existe la Ley 1150 que obliga a ello, y desde hace cinco años el SECOP tiene el módulo para que entidades de régimen especial publiquen a través de su página”.
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¿Ya es definitivo que el contrato será para Mota Engil?
Según lo que le dijo a El Espectador el Metro de Medellín, todavía no. Faltan más fases para culminar el proceso y tomar la decisión.
En la primera, dentro de los diez días hábiles siguientes al cierre del proceso, se evaluarán los requisitos habilitantes en los que Mota Engil, de ser necesario, deberá tener un espacio para subsanar inconvenientes.
En la segunda, una vez se verifique esa subsanación de requisitos, luego se calificará la oferta. En pocas palabras, es allí cuando se evaluará si se cumplen o no con las condiciones del pliego, y si Mota Engil tiene músculo financiero, jurídico y demás para construir el metro ligero de la 80.
Cabe recordar que el tiempo de ambas etapas puede ampliarse dependiendo las complejidades de la verificación e información a evaluar según dictamina la norma.
“Queremos enfatizar que todos los requisitos legales y financieros exigidos en el proceso de selección, fueron estructurados con la asesoría de la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), quien tiene amplia experiencia y trayectoria en este tipo de proyectos”, le dijo el Metro de Medellín a El Espectador.
¿Y qué pasará en caso de que la oferta no cumpla y Mota Engil no sea habilitado? Que se reiniciará el proceso. “Destacamos que la oferta recibida fue presentada por una unión temporal de la que Mota Engil Colombia S.A.S. hace parte”, concluyó el Metro.
Respecto a esto, Daniel Duque, concejal de Medellín por el Partido Verde, dice que “no podemos detenernos en el control político y ciudadano en este proceso para que el Metro verifique si este único oferente es apto para la licitación. Debe recordarse que hubo más de 1.800 preguntas por parte de múltiples empresas y la que hizo más cuestionamientos terminó sin presentarse”.
Revuelo, dudas e inquietudes ha causado que Mota Engil Colombia SAS sea la única firma que se presentó a la licitación de la construcción del metro ligero de la 80, en Medellín: un proyecto presupuestado en 1.700 millones de dólares (más de 1.660 millones de euros, al tipo de cambio actual).
El Metro de Medellín contratará a la empresa encargada de un proyecto que llegó a tener 47 firmas, entre ellas tres consorcios de Europa y Asia, interesadas. Sin embargo, únicamente seis cumplían con los requisitos exigidos para la construcción de los trenes, y al final Mota Engil (con la unión temporal de CRRC Co. Limited, Mota – ENGIL Sucursal Colombia y Mota – ENGIL Colombia SAS) quedó como único aspirante para obtener el multimillonario contrato.
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¿Cuál es el problema? Según Jorge Beltrán, experto en contratación pública, “cuando no se presenta sino un solo proponente es porque las condiciones de participación o de ejecución no fueron lo suficientemente atractivas para más empresas del sector privado. Algo falló en la convocatoria. No se puede hablar de direccionamiento o corrupción todavía, porque a veces son errores de criterio técnico”.
En el Registro Único Empresarial (RUES), Mota Engil Colombia SAS figura registrada en Bogotá y tiene, en su mayoría, participación portuguesa. Sus actividades económicas son la “construcción de carreteras y vías de ferrocarril; otras actividades de servicio de apoyo a las empresas n.c.p.; construcción de edificios no residenciales; y actividades de ingeniería y otras actividades conexas de consultoría técnica”.
Sin embargo, el pasado reciente parece no favorecer la imagen empresarial de Mota Engil a juzgar por los líos que ha afrontado en otros países de Latinoamérica. Para comenzar, Mota Engil fue fundada en 1946 por Manuel António da Mota; cotiza o ha cotizado en la Bolsa de Lisboa, tiene presencia en por lo menos 20 países y es uno los 30 mayores grupos de construcción de Europa.
Este perfil inicialmente genera confianza y le allanaría camino en su carrera por la adjudicación del contrato del metro ligero de la 80 en Medellín, pero hay dudas. ¿Las razones? En primer lugar, Mota Engil Colombia SAS ya incumplió en nuestro país un contrato de construcción de colegios: debía entregar 248 y sólo terminó 17.
En Perú, según el diario El Comercio, Mota Engil fue incluida en octubre de 2021 en una lista de 22 empresas que serían terceros civilmente responsables en el caso del “club de la construcción” que, según la Fiscalía Anticorrupción de ese país, participó –en consorcio con las brasileñas Construtora OAS y Mota Engil, y las peruanas Obrainsa y Johesa– en la trama de la distribución de obras públicas a cambio de sobornos. Aún se espera una sentencia para definir si hubo daños al Estado peruano y quiénes pagarían la reparación civil.
El manto de duda se extiende a Paraguay. Allí, según medios locales, el Ejecutivo sostiene un litigio con la portuguesa Mota Engil Engenharia, en el marco del fallido proyecto del Metrobús, cuyo contrato finalizó abruptamente en febrero de 2020 ante el presunto incumplimiento de los trabajos. En este caso, la cuestionada firma busca que el estado paraguayo la indemnice.
Según reportes internacionales, Mota Engil pasó de pérdidas a ganancias de ocho millones de euros en el primer semestre de 2021 frente a los resultados negativos de cinco millones de euros obtenidos en el mismo período del año precedente, informó la constructora en un comunicado.
“En un momento en el que se produjo una recuperación gradual, aunque a ritmos diferentes entre mercados, niveles de producción, y debido a la calidad de la cartera planteada en los últimos seis meses, el grupo centró sus esfuerzos en desarrollar operaciones con mayor rentabilidad y generación de caja”, explicó Mota Engil.
Le puede interesar: En Calarcá (Quindío): riesgo inminente por sustancias peligrosas incautadas.
Respuestas escuetas
Al responder un breve cuestionario de El Espectador, una vocera de Mota Engil en Colombia señaló que “Mota Engil es una de la compañías de construcción más grandes mundo, con más de 70 años de experiencia y presencia en más de 20 países, donde ha adelantado importantes obras de infraestructura y, aunque ha habido ruidos, puedo decir que en ningún país Mota Engil ha sido condenada por incumplir sus contratos o violar la ley”.
Comentó que si a la compañía le adjudicaran el contrato del metro de la 80, se consideraban en capacidad para cumplir con el pliego de requisitos establecido por el Metro de Medellín. Al respecto, la firma dijo que “tenemos un plan de trabajo para cumplir con los plazos previstos para las diferentes etapas del contrato, que será presentado a la entidad contratante o supervisión después de firmado el contrato, de acuerdo con los términos del proceso de referencia “.
Sobre su músculo financiero, Mota Engil se limitó a decir que poseen “la experiencia en proyectos similares en diversas partes del mundo, lo que respalda nuestra aptitud para el reto que significa”.
Desde que se conoció que la firma portuguesa era la única interesada en construir la infraestructura, varios sectores han pedido que se inhabilite a Mota Engil debido a su incumplimiento en la construcción de los megacolegios antes mencionados.
Sin embargo, Jorge Beltrán le comentó a El Espectador que “debe aclararse que esos incumplimientos fueron en el marco del derecho privado de una fiduciaria que administra el Fondo de Infraestructura Educativa. Eso quiere decir que no se sometió a las reglas de la Ley 80 (contratación estatal) ni de una entidad pública de régimen especial”.
En pocas palabras: a Mota Engil no se la puede inhabilitar por ese incumplimiento, aunque deja dudas sobre su idoneidad, razón por la cual el Metro de Medellín -como empresa contratante- debe “hacer la evaluación con mucho rigor para garantizar no sólo el cumplimiento de los requisitos, sino también el de todos los socios de esa propuesta para que realmente acrediten su idoneidad técnica, jurídica y financiera”, explica Beltrán.
Lea también: “La política de guerra contra el Clan del Golfo fracasó”: Max Yuri Gil.
¿Se viola un principio de publicidad?
La Ley 1150 del 2007 ordena que los procesos contractuales del Estado deben publicarse en la plataforma SECOP. Sin embargo, el pliego de requerimientos para aceptar a los oferentes solo fue publicado en la página web del metro de Medellín.
Al respecto, esa entidad le dijo a El Espectador que “la Empresa de Transporte Masivo del Valle de Aburrá tiene un régimen especial de contratación y cuenta con habilitación por parte de Colombia Compra Eficiente -Agencia Nacional de Contratación Pública- para publicar en su propia plataforma web los procesos de contratación. Es por ello que toda la información se encuentra en nuestra página web”.
Para acceder a la publicación del proceso, debe irse a la pestaña “radicado”, escribir el dígito “4396R”, luego click en la pestaña “buscar” y, por último, en “ver más”.
Al respecto, para el experto Beltrán el pliego de requisitos para la licitación del metro de la 80 se debió publicar en el SECOP. “Incluso todas las entidades de régimen especial deben hacerlo para brindar transparencia en los procesos. Si bien la Ley Anticorrupción entró en vigencia en julio, lo cierto es que desde hace años existe la Ley 1150 que obliga a ello, y desde hace cinco años el SECOP tiene el módulo para que entidades de régimen especial publiquen a través de su página”.
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¿Ya es definitivo que el contrato será para Mota Engil?
Según lo que le dijo a El Espectador el Metro de Medellín, todavía no. Faltan más fases para culminar el proceso y tomar la decisión.
En la primera, dentro de los diez días hábiles siguientes al cierre del proceso, se evaluarán los requisitos habilitantes en los que Mota Engil, de ser necesario, deberá tener un espacio para subsanar inconvenientes.
En la segunda, una vez se verifique esa subsanación de requisitos, luego se calificará la oferta. En pocas palabras, es allí cuando se evaluará si se cumplen o no con las condiciones del pliego, y si Mota Engil tiene músculo financiero, jurídico y demás para construir el metro ligero de la 80.
Cabe recordar que el tiempo de ambas etapas puede ampliarse dependiendo las complejidades de la verificación e información a evaluar según dictamina la norma.
“Queremos enfatizar que todos los requisitos legales y financieros exigidos en el proceso de selección, fueron estructurados con la asesoría de la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), quien tiene amplia experiencia y trayectoria en este tipo de proyectos”, le dijo el Metro de Medellín a El Espectador.
¿Y qué pasará en caso de que la oferta no cumpla y Mota Engil no sea habilitado? Que se reiniciará el proceso. “Destacamos que la oferta recibida fue presentada por una unión temporal de la que Mota Engil Colombia S.A.S. hace parte”, concluyó el Metro.
Respecto a esto, Daniel Duque, concejal de Medellín por el Partido Verde, dice que “no podemos detenernos en el control político y ciudadano en este proceso para que el Metro verifique si este único oferente es apto para la licitación. Debe recordarse que hubo más de 1.800 preguntas por parte de múltiples empresas y la que hizo más cuestionamientos terminó sin presentarse”.